¡Buenas, buenas! Nuevo capítulo desde el punto de vista de un personaje nuevo y particularmente odioso. Meterme en la mente de Alicent para escribir esto ha sido un reto personal porque Alicent es odiosa.
Como personaje es muy interesante como ella sola se miente para justificar todas sus acciones, como escritora tener que hacerlo hace que me quiera sacar los ojos.
Creo que por el final del capítulo podréis suponer quien va a ser el próximo POV, jejeje.
Pese a haber tenido cuatro hijos con la sangre del dragón en sus venas, Alicent sigue sin saber qué hacer para calmar los incesantes llantos de estos. Muchas personas en la corte la habían advertido durante su primer embarazo que tener un hijo con la sangre del dragón en sus venas, a parte de un inmenso privilegio, era una ardua tarea para los padres.
Viserys le había contado incesantes historias sobre como era Daemon de niño, siempre rebelde y con una cierta afición por la batalla. También le había contado acerca de Rhaenyra y de lo difícil que había sido al principio por su espíritu rebelde y aventurero. Viserys no hablaba de cómo había sido el de pequeño, lo que llevaba a la joven reina a pensar que no debería haber sido muy diferente, aunque le costaba imaginar a su tranquilo marido causando problemas a sus padres.
Alicent sabía que sus hijos no serían así, pero definitivamente no se había preparado para que fueran intranquilos y feroces.
Alicent había creído que sería capaz de estar a la altura de lo que se esperaba de ella. Al fin y al cabo, se la había preparado toda su vida para ello: ser una dama, convertirse en esposa y en madre, servir al reino, servir a su marido, servir a sus hijos... Eran todo deberes que se le habían inculcado desde que era una niña, mucho antes de que pusiera un pie en la Corte. El septo tenía normas muy estrictas y extensos libros acerca de cómo debía ser una mujer complaciente y una buena madre. Aún con todas esas guías, Alicent había fallado de todas las maneras posibles con Aegon, Helaena y Aemond; y dudaba que con Daeron fuera diferente, puesto que el simple hecho de observar a su nuevo hijo, de no más de un año, le generaba ganas de llorar.
Alicent había esperado que Viserys no la obligara a tener más hijos después del nacimiento de Aemond, un parto que había sido bastante más difícil que los anteriores y la había dejado en cama por casi dos días completos. A ella no le gustaba el ser madre, no era buena en eso — todos sus hijos eran seres extraños para ella, a los que no sabía entender, consolar o cuidar. Alicent ya tenía bastante con cuidar a Viserys, cuya salud era extremadamente frágil y al que a veces tenía que ayudar a realizar las tareas más simples, como para también hacerse cargo de los pequeños príncipes que requerían de su atención constante.
Ella ya había hecho más que la difunta Reina Aemma, que solo había sido capaz de dar a luz a una hija sana que llegará a la adultes, mientras que Alicent había dado a luz a dos niños sanos, fuertes y de sangre valyria, y por si eso no era suficiente, había dado una niña al rey. Pero no fue suficiente. Ella no era más que una yegua de cría, y su opinión respecto a la descendencia de su marido no le importaba a nadie, por lo que Daeron fue concebido cuando ella ya estaba cansada de desempeñar el papel de madre diligente y de fingir que estaba contenta en su posición.
El niño no tenía ninguna culpa, pero Alicent no podía fingir el disgusto que sentía por sus propios hijos. Incluso le había sugerido a su padre que se los llevará a Antigua, donde estarían millones de veces mejor, lejos de ella y de su inutilidad; pero su padre se había negado.
Su padre le había asegurado que, una vez fuera madre, conseguiría comprender mejor las necesidades de sus hijos, incluso si esta adaptación tomaba un poco de tiempo. Era algo innato que surgía en las mujeres una vez traían al mundo a sus hijos, y Alicent no tenía porque ser diferente a las miles de mujeres que tenían hijos, la mayoría con muchos menos recursos que ella.
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Shameless (Daemon & Rhaenyra)
FanfictionHan pasado dos años desde la última vez que se vieron, pero los sentimientos siguen siendo los mismos. Cuando todo está en juego, quemarse es lo que menos importa. AU: ¿Qué pasaría si Rhaenyra y Daemon hubieran sido amantes en algún momento?