Capítulo 80

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Disclaimer: Los personajes de Harry Potter pertenecen a la escritora J.K. Rowling. El Mundo y los personajes de Cancion de Hielo y Fuego pertencen unicamente a George R.R. Martin, un grande que escribio esta gran serie, asi que nada de esto me pertenece y no busco animo de lucro, solo incentivar la lectura. La serie de Juego de Tronos pertence a D.B. Weiss y David Benioff junto con el gran George Martin.

Créditos: Agradecer a Arkane007 y su historia 'Reborn: Into the Wild Westeros' que tome como base para esta historia mas extendida y que espero completar y llegue a gustar a la gente.

Un agradecimiento especial choejhulk9 por permitirme usar un poco de su historia 'The Blue Wolf' para darle más vida a la historia.

También darle las gracias a Sage1988 por permetirme usar escenas para este capítulo de su historia Sword and Roses, los créditos también a él.

Capítulo 80

Mar Angosto.

Contempló durante bastante tiempo cómo crecía la vela mientras decidía si prefería la muerte o la vida.

Sabía que sería más fácil morir. Todo lo que tenía que hacer era arrastrarse de nuevo hasta la cueva y dejar que la nave pasara de largo, y la muerte lo encontraría. La fiebre llevaba varios días consumiéndolo, convirtiéndole las tripas en agua marrón y obligándolo a tiritar en un duermevela agotador. Cada mañana estaba más débil.

«Ya no falta mucho», se repetía a sí mismo.

Si la fiebre no lo mataba, sin duda lo mataría la sed. Allí no tenía agua fresca, a no ser por la escasa lluvia que se acumulaba en los agujeros de la roca. Sólo tres días antes (¿o serían cuatro?; en la roca era difícil distinguir un día de otro), los agujeros habían estado secos como huesos viejos, y la visión del agua de la bahía verde y gris que lo rodeaba, casi había sido más de lo que podía soportar. Una vez comenzara a beber agua de mar, el final llegaría con celeridad, lo sabía, pero de todos modos tenía la garganta tan reseca que había estado a punto de beber aquel primer trago. Un súbito chaparrón lo había salvado. En aquel momento estaba tan débil que lo único que pudo hacer fue tumbarse bajo la lluvia con los ojos cerrados y la boca abierta, y dejar que el agua le cayera sobre los labios agrietados y la lengua hinchada. Pero después se sintió un poco más fuerte, y los charcos, hendiduras y grietas de la isla volvieron a ofrecerle la vida una vez más.

Pero eso había sido hacía ya tres días (o quizá cuatro), y no quedaba casi agua. Una parte se había evaporado, y él se había bebido el resto. Por la mañana estaría de nuevo lamiendo el fango y las piedras frías y húmedas, en el fondo de las hondonadas.

Y si no lo mataban la sed o la fiebre, el hambre acabaría con él. Su isla no era más que un peñasco árido que sobresalía en la inmensidad de la bahía del Aguasnegras. Cuando la marea estaba baja, en ocasiones podía encontrar unos cangrejitos minúsculos en la franja rocosa a la que lo había llevado la corriente tras la batalla. Le daban pellizcos dolorosos en los dedos antes de que los aplastara contra las rocas para chupar la carne de las tenazas y las tripas de los carapachos.

Pero la playa desaparecía cuando la marea comenzaba a subir, y Davos tenía que trepar por las rocas para evitar que el agua lo barriera de nuevo a la bahía. La altura del islote con la marea alta era de unas siete varas sobre el nivel del mar, pero cuando las aguas se agitaban, las salpicaduras llegaban mucho más arriba, así que no tenía manera de mantenerse seco ni siquiera en su caverna (que, en realidad, no era más que un hueco en la roca, bajo un saliente). Sólo crecían líquenes en aquel peñasco, y hasta las aves marinas eludían el lugar. De vez en cuando alguna gaviota se posaba en la cima de la roca, y Davos intentaba cazarla, pero las aves eran demasiado rápidas y no le permitían acercarse. Se dedicó a tirarles piedras, pero estaba demasiado débil para lanzarlas con fuerza, así que incluso cuando lograba darle a una gaviota, ésta se limitaba a graznar asustada y después salía volando.

Maestro de la Muerte: El Renacer de ReyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora