Capítulo III

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La tercera vez que abre los ojos, hay luz entrando por las ventanas, pero sigue sola. Intento sentarse y lo logro con mucho esfuerzo y dolor, y empezó a sopesar y reflexionar lo que había pasado la noche anterior. Conocer a Daemon había sido muy emocionante, aunque no pudo enfocarse en eso, no hablaron mucho después de admitir que no recordaba nada sobre su vida. Se había debilitado de nuevo, la ayudo a volver a acostarse y con un último descansa abandono su habitación. Ella no tuvo tiempo de pensar y cayó rendida.

Ahora que ya había tomado la decisión del curso a seguir, quedaba esperar e ir enterándose de lo que había sido su vida. Para decidir que hacer a continuación, su plan era permanecer lo más lejos posible de todo el conflicto. Lo que no sabía era como hacerlo sin tener que casarse, si no lo los estaba ya, aunque la ausencia hasta ahora de un hombre que fuese presentado como tal le daba la esperanza de que no fuese así.

Sus divagaciones fueron cortadas cuando la puerta que probablemente daba al pasillo se abre, y entra una mujer, aunque decirle mujer era exagerar, no podía tener más de dieciséis, vestía la típica ropa que esperarías de la servidumbre, venía con una vasija con lo que parecía ser agua. Solo se le quedó mirando, esperando que la criada notara que estaba despierta, lo que paso luego de que dejo lo que traía en gran mesa, volteo hacia la cama y pego un brinco.

Parece que la había asustado, la señorita bajo la mirada y me hizo una reverencia, ¡Princesa Daenys! Finalmente, está despierta, iré a llamar al maestre - sin dejarla pronunciar palabra, salió corriendo de la habitación, con un suspiro intento mentalizarse para el posible escándalo que le esperaba.

La criada volvió luego de cerca de veinte minutos, tiempo récord, el hombre debió de estar cerca. Entraron detrás de ellos  otras señoritas, cinco podía contar, solo había una que parecía tener mas de veinte. ...entonces solo la revisaré para ver que no haya nada malo- parpadeo un par de veces y noto que el hombre frente a ella había estado hablando, se sonrojo un poco por la verguenza, esperaba que ni hubiese notado eso.

El hombre la estaba viendo fijamente, como esperando algo, y ella no podía entre que era. Luego unió las piezas con lo poco que logro oír, y dio un asentimiento esperando que fuese suficiente.

Tuvo suerte y se puso manos a la obra luego de eso, aparentemente estaba pidiendo permiso para revisarla, aunque decir que lo hizo realmente era una exageración, apenas la toco. En su mente entendió que siendo ella una princesa probablemente no tenía permitido tocarla demasiado. Reviso la parte trasera de su cabeza y sintió un ligero dolor, el hombre la veía detenidamente para saber como reaccionaba.

Bueno enviaré con las criadas algo para que tome por unos días hasta que pase por completo el dolor, pero parece que todo esta bien. - dijo el hombre cuando finalmente tomo distancia.  Ella lo despidió con otro asentimiento, aun sin saber como dirigirse a estas personas, hasta que le vino una idea.

¡Disculpe! Yo... No puedo recordar bien quién soy exactamente, no se que debería hacer- dijo poniéndole suficiente angustia a sus palabras para que fuese creíble.

Si, escuche algo de eso su alteza, por ahora no se precipite, puede ser algo temporal y de ser el caso los recuerdos volverán solos.- dijo el hombre claramente para tranquilizarla.

¿Y si no es el caso?- dijo mientras apretaba las sabanas en su regazo.

Tomaremos un curso de acción entonces, no se preocupe por eso, solo generara mas tensión en su mente, si no necesita mas nada iré a preparar el medicamento- cuando ella finalmente asintió, el maestre se retiro. Bien, ya había puesto la semilla, con lo chismosa que era la servidumbre toda la capital sabría de esto. Se tenso cuando las mujeres empezaron a moverse a su alrededor.

¿Que están haciendo?- casi grito cuando dos de ellas empezaron a tratar de desnudarla, mientras que otras dos se acercaban con la vasija que había traído la primera. Ahora podía ver varias mas en la mesa donde anteriormente había estado esa. Todas detuvieron los movimientos como un venado frente a un faro.

Vamos a limpiarla su alteza- hablo finalmente una con incertidumbre, todas ahora esperaban su respuesta, y si no fuese por el dolor que la recorrió cuando intento enderezarse por completo, habría protestado.

¡Bien!- dijo con desgana haciendo un puchero que no era apto para alguien de su edad, y se preparo para lo que tenia que ser lo mas humillante que había vivido jamas, incluso cuando estaba en sus peores momentos por el cáncer y su esposo la había tenido que bañar, nunca se había sentido tan abochornada.

Continuará...

Dragones De La Vieja ValiryaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora