CHAPTER FOUR

42 3 1
                                    


• CHAPTER FOUR •
( acquaintance )

• CHAPTER FOUR •( acquaintance )

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

☆★☆

LOS DÍAS DE SOBREPENSAR en Brooklyn nunca pasarían hasta el día de su muerte, quizás sólo era su forma de sacar lo que sentía o tal vez sabía que estaba mal aunque quizás siempre lo estuvo, no obstante, no era algo de lo que pensaría durante ese instante. Su mente era un revoltijo, intentaba terminar su ensayo de transformación, sin embargo, su mente sólo repetía las palabras que horas antes había leído, en esos momentos solo deseaba no haber leído esa carta de sus padres.

El director nos ha informado de lo que has hecho.
¿Eres idiota?
Como fuiste capaz de agredir a una sangre pura, no nos importa la razón, pero eres una imbecil al hacer eso.
Ya nos llevábamos bien con su familia y ahora ya no nos quieren hablar al saber que alguien tan estúpida golpeó a su hija hasta causarle varios moretones.

Necesitamos arreglar esos errores, piensa bien en lo que hiciste que, cuándo llegues a casa por vacaciones de pascua, arreglaremos esos errores hasta que te arrepientas de golpearla.
De tan solo pensar como la has dejado me das un asco, idiota.

Piensa en tus disculpas porque pedirás perdón y si ellos no las aceptan, pagaras el doble de castigos.

Apretó los labios, en un gesto molesto, intentando relajarse. No era que le importaba ser castigada, porque no se arrepentía en absoluto de lo que le había hecho a la chica Zabini, no obstante, solo saber que tendría que disculparse frustraba cada parte de su cuerpo.
Se llevó las manos a los ojos y echando la cabeza así tras, suspiro; pensando como acabar con su ensayo.

Había leído varios libros y tenía la mitad del trabajo completado, sin embargo, su mente no podía trabajar sabiendo que tendría que disculparse con la idiota chica Zabini, que de se solo pensar en ella náuseas surgían en Brooklyn.
Soltando otro suspiro, dejo de ver el techo para volver a ver su ensayo; un bostezo brotó de sus labios y su mano viajo así su pelo, masajeando su sedoso cabello.

Su mano se cerró, clavando sus uñas en la palma de su mano, la frustración la tenía al límite y sin darse cuenta, su mano comenzó a sangrar de la fuerza, aunque alguien más si lo hizo.

—— ¿No crees que podrías lastimarte más? —— Brooklyn levantó la mirada de su ensayo, notando unos brillantes ojos miel que la observaban con preocupación.

—— ¿Y quien pidió tú opinión? —— preguntó a la defensiva, inconscientemente aliviando su fuerza.

El chico de aquella noche hizo una mueca incómodo ——. Bueno, no me agradaría ver como alguien de mis conocidos está lastimado.

Brooklyn elevó una ceja con una expresión sarcástica —— ¿Conocida? Créeme cuando te digo que no te conozco en absoluto, chico.

—— Claro que lo haces.

—— Quién crees que tiene razón aquí, ¿tú o yo? Porque a menos que subra de Alzheimer yo no te recuerdo de nada —— argumento, con total seguridad en su lenguaje corporal.

—— Soy el chico de anoche... el de la torre de Astronomía.

La expresión de Brook cambio a una más molesta, no tenía razón y odiaba cuando no la tenia ——. Ya, ¿y? Tenías razón, pero ¿para que?

—— Solo quería sentarme aquí, terminar mi trabajo junto a alguien conocido... no tan conocido.

La rubia rodó los ojos, asintió y volvió a su trabajo en silencio, sin antes decretar de que hablará lo menos posible, mejor si no lo hacía. Aún con la condición, el chico gryffindor asintió entusiasmado, tomó su asiento y sacó sus cosas, dándole un rápido vistazo a Brooklyn.
Durante los cuarenta minutos en silencio, la chica se dedico a buscar libro tras libro información que le fuera útil para su ensayo. Por otro lado, el chico hacía su trabajo junto a la chica de la que le llamaba la atención, quizás le gustaba no hablar porque si lo hiciera no duraría mucho, tal vez los nervios lo consumirían como lo hacían por momentos la otra noche, aunque no admitiría que la rubia era muy fría. No obstante, él amaba lo frío y no se cansaría hasta sentir como el frío le calaba hasta los huesos.

—— ¿Necesitas ayuda? —— sugirió el gryffindor, al ver como frotaba sus manos y se rascaba frenéticamente la mejilla.

—— ¿Crees que necesito ayuda? —— inquirió de forma sarcástica.

—— Bueno, te veo estresada por ese ensayo.

—— Quizás, pero no necesito tu ayuda y la de nadie, yo puedo sola.

—— Claro, lo entiendo.

Los dos volvieron a su trabajos, aunque luego de revisar libro tras libro de nuevo, volvió a lo mismo, así que muy en contra de su pensamiento pidió la ayuda del chico, que sorprendido aún así acepto.
Se sentó más cerca de ella y comenzó ayudarla, él no podía estar más feliz, era un avance muy pequeño en ese momento, no obstante, era muy grande a comparación de cualquier alumno que tuvo interacción con ella durante esos dos meses.

Bastante si lo pensaba mucho, sin embargo, alejó esos pensamientos para seguir ayudando a Brooklyn a terminar ese ensayo.
Al terminarlo y muy molesta con ella misma por no poderlo hacer sola, le agradeció.

—— Gracias, chico gryffindor.

—— Un gusto, pero no me llamo "chico gryffindor"

—— Claramente, porque si fuera así tus padres eligieron un nombre bastante estúpido, sin ofender los.

—— Bueno, entonces me llamo...-

—— No me interesa y tampoco tengo tiempo para oírlo —— Brooklyn guardo sus cosas, al ver como su próxima clase comenzaría pronto.

—— Oye, pero...

La rubia se alejó, saliendo de la biblioteca, había sido buena compañía quizás ahora esta lo consideraba un conocido algo que era muy difícil que pasará, sin embargo, él lo había logrado más rápido que incluso sus más íntimos amigos. Sabiendo eso, Remus sonrió, recordando que estaba más cerca de acercarse a la chica que le interesa, quizás sólo una semana y ya ella lo podría considerar un amigo, no obstante, ella era muy fría y sabía que muy en el fondo tomaría tiempo llegar a ser considerado un amigo de parte de Brooklyn.

A pesar de los obstáculos, eso no seria un problema para el gryffindor, intentaría estar lo más cerca de ella, claro, sin llegar a ser un acosador o agobiante, sin embargo, trataría de acercarse estar a su lado todo lo que ella le permitiera.
Volvió a ver su trabajo y sigo haciéndolo, con una felicidad en su pecho, mientras tarareaba una canción lo más bajo posible.

efímero, marauders.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora