CHAPTER EIGHT

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• CHAPTER EIGHT •
( cigarette )

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BROOKLYN SE SENTÍA ajena a sí misma alguna veces, lo único que la ayudaba era filmar con su cámara muggle y cuándo eso no funcionaba, se aislaba de todos y todo.
A ella no le gustaba esa sensación, por eso evitaba sentirla y cada que filmaba al final del video siempre decía;

—— Mantente despierta —— murmuró, con la cámara frente a su cara y su dedo presionó el botón de apagado.

Ese era uno de esos días, eso días en los que sentía que su mente giraba muy rápido, sus reglas se rompían y el control de ella se escapaba entre sus dedos, lo odiaba, así como cada que sucedía corrió al bosque prohibido ignorando la advertencia, ya habían concluido sus clases lo que no le preocupaba, sin embargo, el control de ella se escapaba lo que la agobiaba.
En su escapaba al bosque había encontrado un lago hermoso, que apareció mientras caminaba entre los árboles, llevaba filmandolo una hora y solo había dejado de grabar cuando el sol comenzó a esconderse.

Tras finalizar la grabación, estiro la cabeza así atrás suspirando ruidosamente, podía sentir la corteza del árbol arrugando su camisa manga larga blanca, que en ese momento estaba subida las mangas; inclino su cabeza a un lado observando donde había dejado su túnica y varita, se mordió el labio y paso una mano por su cabellera rubia mojada.

Tenía que volver al castillo, lo reconocía, aunque ciertamente aún quería quedarse ahí, escuchando el salpiqueo del agua, el aleteo de los pájaros buscando un árbol donde descansar, ver como el cielo oscureciá lo que también daba una apariencia al bosque prohibido un tanto espeluznante, no obstante, aún no le molestaba.
Soltó otro suspiró cansado, aunque ciertamente, no existía físicamente algo que la hubiera cansado, a pesar de, que muy en el fondo, Brooklyn sabía quizás la razón, así como tampoco estaba dispuesta a reconocerlo.

Se levantó del suelo, tomando su túnica y varita, escondió su cámara entre la oscura capa y regreso por su pasos, con una marea de pensamientos golpeandola, como si se tratase de una bofetada. Brooklyn solo admitía una sola cosa entre su mente de que, a veces solía distraerse y cuándo volvía a parpadear ya estaba a escasos pasos de su destino, como en ese momento.

Se adentró en el Gran Comedor, con varias miradas en ella, era extraño verla llegar tarde a la cena aun cuando no comía demasiado, con las miradas aún encima, Brooklyn se sentó entre Avery y Parkinson, el único lugar vacio, elevó la mirada de su plato cuándo las miradas de ellos se sentían más fuertes.

—— ¿Necesitas algo, Carrow? —— inquirió, elevando una ceja, pretendía ser curiosa, no obstante, su timbre no reflejaba otra cosa que fuera irritación.

efímero, marauders.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora