𝒑𝒓𝒐𝒍𝒐𝒈𝒐||

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Vaelaena Velaryon había nacido para ser Reina

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Vaelaena Velaryon había nacido para ser Reina. Había estado toda su vida preparándose para que solo el tiempo decidiera cuando ella, junto a Jace ascendieran al trono luego de su madre.

Ambos adolescentes no habían esperado. Sabían que estarían juntos para siempre, que había necesidad de esperar a que oficializaran el matrimonio.

La de cabello castaño estaba en los aposentos de sus hermanos menores. Viserys y, Aegon, ambos niños reían al ver las caras que su hermana mayor hacia.

-Ellos te aman.- la menor volteo al escuchar la voz de su padrastro.

-¡Padre!-

A pesar de no llevar la misma sangre. Vaelaena amaba a Daemon como si fuera su padre y, aunque el Targaryen no quisiera admitir lo. Su corazón se derretía cada vez que la menor lo llamaba de esa forma.

En un inicio había sido difícil para Val. A diferencia de sus hermanos, ella era la más apegada a su padre, Laenor.

Sabía sobre su bastardía, sabía que el Velaryon no era su padre. Pero lo amaba, al igual que amo a Harwing Strong.

-¿Cómo has estado pequeña mía?- se suelta del abrazo para volver a enfocarse en sus hermanos.

-Bien, pero necesitaba algo de espacio. Toda esa gente me estaba volviendo loca.-

A pesar de ser una Princesa y, la futura Reina, Vaelaena odiaba ser el centro de atención y, todo lo que tuviera que ver con la corte.

-Es tu onomástico número 15, debes ir. Muchos Lord's intentan ganar tu favor o, tu mano.-

-Nadie podrá ganar mi mano. Pronto me casaré con Jace y, el será el único hombre en mi vida.-

-¡Auch!- Daemon intenta parecer herido por las palabras de su hijastra, colocando su mano en su pecho, justo dónde está el corazón.

-No exageres. Tu siempre serás un hombre muy especial.-

La de cabellera castaña le da un beso en la mejilla al mayor, quien solo observaba como sus hijos menores jugaban con ella.

Amaba a Vaelaena como su propia hija. Aunque el no lo admitiera, si había algo de diferencia entre ella y, sus hijas.

Había llegado a la vida de la Velaryon cuando ella tenía 8 onomásticos. Y, la amo. La amo como a nadie.

Sus ojos violetas eran iguales a los de Rhaenyra, algo que la hacía especial.

Además, Val había adoptado algunas de sus actividades. El mismo la había entrenado, le había enseñado todo lo que el sabía.

-¡Aquí estás!- padre e hija voltean a la puerta.

Un agitado Jacaerys se deja ver. Su hermana oculto su sonrisa, de seguro recorrió todo el castillo en búsqueda de ella. No había momento en el que los hermanos estuvieran separados.

𝖬𝗒 𝗉𝖾𝗋𝖽𝗂𝗍𝗂𝗈𝗇「𝒃𝒆𝒏𝒋𝒊𝒄𝒐𝒕 𝒃𝒍𝒂𝒄𝒌𝒘𝒐𝒐𝒅 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora