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La luz se enciende dejando ver a mi hermana mayor—Nos asustaste—digo, más tranquila, pues pensé que era mamá quien estaba hablando.

—¿A que no adivinas qué pasó?—Corre hacía Giulia muy emocionada.

—No, ¿qué?

—Pues...

—Nada, a dormir. Ahora—le digo, con mis ojos medio cerrados.

—Tu hermana se casó con un cantante famoso—dice, presumiendo lo que acaba de suceder.

—Dejen de inventar tonterías, vayan a dormir antes de que papá se entere que llegaron tarde a casa.

Me siento aliviada porque Giulia no había creído en lo que dijo Chiara, las cuatro subimos y nos fuimos a dormir. Al cerrar la puerta de mi habitación, enciendo la luz y observo el anillo que reposa en mi dedo anular. En lo único en que pensaba era en lo que había sucedido esta noche.

Jamás me había imaginado casarme con un extraño y menos frente a cientos de personas. Suspiro y me voy a dormir, porque si perdía tiempo en ducharme y cambiarme de ropa, lo más probable era que terminaría durmiendo tarde y llegaré tarde a la clínica.

Esa mañana, me había despertado muy temprano para evitar a mi padre y sus preguntas en donde terminaría contándole lo sucedido, así que preferí evitar e irme en un taxi antes de que llegara.

Una vez en la clínica, me bajo del taxi e ingresó, saludo un poco y me voy a los casilleros, donde dejo mi mochila y me cambio por mi uniforme azul—eres una perra—escucho detrás de mi—te dejo sola un día y te casas—miro a mi mejor amiga, Pamela Cortez; nos conocimos el primer día de estudiantes en la escuela de medicina. Ahora en nuestra residencia decidimos irnos cada una por el área que más le gustara.—¿No vas a responder?

Miro Pam—¿qué quieres que diga? Ya lo sabes todo.

—Al menos me hubieras dicho algo, quería ser tu madrina.

—La verdad es que no pensé en ello, las cosas pasaron tan rápido que no tuve tiempo de procesar, sino hasta cuando llegue a casa—dije atando mi cabello.

Suspira—todo el mundo está hablando de ti, ¿tus padres saben?

—No y espero que se quede así.

—¿Bromeas? Todo el mundo anda hablando de lo sucedido ayer, es como si hubieran desatado una novela en la vida real; la princesa Salviati con el galán Christopher Vélez.

—No dijeron eso—respondo divertida.

—No, pero casi.

En ese momento llegó Michael—buenos días—dice, pero no me mira y se va a su casillero. Miro a Pam que eleva sus hombros sin saber que le había sucedido a Mike.

—En fin, almorzaremos juntas y me contarás que paso.

—Solo si invitas mi comida.

—Trato, debo irme porque sino llegaré tarde.

—Pero si aún no son ni las siete.

—Sí, pero mi querido y adorado profesor—dijo con sarcasmo—está llegando muy temprano y siempre que llego me dice: llegas tarde—dice con intención de voz masculina—cada día lo estoy odiando más, no puedo creer que me haga sufrir tanto.

—Ve o llegarás tarde.

Al terminar de arreglarme salgo de los casilleros y me tomó del brazo Mike—¿Por qué?

Miro a Mike sin entender—¿Qué?

—¿Por qué te casaste?—Las personas nos miran.

—Baja la voz—le digo, avergonzada.

Cásate conmigo - Christopher Vélez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora