Misión imposible

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He crecido en una casa que se caía a pedazos, con el suelo lleno de grietas y ventanas que nunca cerraban bien. Mis padres eran ladrones, pero no por elección: eran supervivientes, impulsados por la necesidad. Cada día me contaban sus aventuras nocturnas, los golpes exitosos y los fallidos. Aprendí pronto a esconderme en las sombras, a moverme sin hacer ruido y a conseguir lo que necesitábamos para vivir.

Mis padres fueron capturados cuando tenía quince años. Desde entonces, he estado sola. Continué robando, mejorando las técnicas que me enseñaron y desarrollando nuevas. Mi determinación para sobrevivir me llevó a formar una banda de ladrones, personas que como yo habían vivido en los márgenes de la sociedad.

Ruslana fue la primera en unirse a mí. Creció en un orfanato donde la tecnología era su única vía de escape. Es una hacker fenomenal, capaz de penetrar cualquier sistema de seguridad. Cuando la policía intentó rastrearnos a través de las cámaras de vigilancia, fue ella quien las oscureció. Su frialdad y precisión son un contraste con el fuego que arde dentro de ella, un fuego que la impulsa a demostrar que incluso quienes vienen del infierno pueden dominar el mundo digital.

Martín es un chico de mil caras. Creció en un circo, aprendiendo el arte del disfraz y el engaño. Nadie puede fingir ser alguien más como él. Puede convertirse en quien quiera, un camaleón que se adapta a cualquier situación. Sus habilidades para infiltrarse en lugares inaccesibles y obtener información vital son inestimables para la banda.

Juanjo, por otro lado, tiene un pasado como boxeador. Su fuerza bruta y habilidades en combate cuerpo a cuerpo lo convierten en el hombre en quien podemos confiar cuando las cosas se ponen feas. Tiene un corazón de oro, a pesar de su apariencia amenazadora. Su presencia es reconfortante, sabiendo que, si es necesario, puede derribar a cualquiera que se interponga en nuestro camino.

Denna es la mente estratégica del grupo. Creció en una familia de militares, aprendiendo el arte de la planificación y la logística. Es ella quien estudia cada detalle, cada movimiento, cada variable. Su capacidad para prever lo inesperado y tener siempre un plan de reserva es lo que nos mantiene unidos y nos permite actuar con seguridad.

Y luego está Chiara. Desde que se unió a nosotros, las cosas se complicaron. Presumida y arrogante, parece disfrutar impugnando cada una de mis decisiones. Tiene un talento innato para la manipulación y el fraude, capaz de entrar en la mente de las personas y convencerlas de hacer cualquier cosa. Nuestras peleas a menudo son intensas, con discusiones que terminan en gritos. Casi parece que a Chiara le gusta provocarme, como si quisiera demostrar que puede ser mejor que yo.

—No podemos entrar por la puerta principal, es un suicidio —digo durante una reunión de la banda.

—Siempre tan cautelosa, Violeta —responde Chiara con una sonrisa desafiante. —A veces hay que arriesgar para obtener grandes resultados.

Su arrogancia me irrita, pero debo admitir que a menudo tiene razón. Su habilidad para pensar fuera de lo común y encontrar soluciones audaces es un recurso, aunque me cueste reconocerlo. Hay una parte de mí que la respeta, aunque no lo demuestre.

La tensión entre nosotras es palpable, pero también hay una extraña forma de respeto mutuo. Ambas sabemos que, a pesar de nuestras diferencias, necesitamos una a la otra para alcanzar nuestros objetivos.

Nuestra próxima misión es la más grande que hemos intentado nunca: el banco más grande del país. El golpe del siglo, el que podría cambiar nuestras vidas para siempre. Cada detalle debe ser perfecto, cada movimiento calculado.

Mientras nos preparamos para el golpe al banco, sé que cada miembro de mi banda es crucial. Cada uno tiene un papel específico, y sin la contribución de cada uno, no lo lograremos. Nuestra vida pende de un hilo, pero estamos listos. Esta es nuestra única oportunidad de cambiarlo todo, y no la desperdiciaremos.

KIVI | ONESHOTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora