La profesora de literatura II

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Chiara la miró alejarse con una expresión incierta, como si quisiera decir algo, pero no encontrara las palabras.

La siguió fuera del aula - Violeta... intentó llamarla, pero era demasiado tarde. Violeta ya había desaparecido.

Chiara no entendía la actitud de Violeta y la pelirroja, por su parte, mucho menos.

Violeta no entendía por qué no podía dejarse llevar por sus sentimientos. Era innegable que sentía algo por Chiara, algo que no podía, o mejor aún, no quería enfrentar. Quizás por miedo o por la situación en la que se encontraban. El punto era que ella se sentía atraída por Chiara y tenía que afrontarlo.

Pasaron unos días y Violeta no vio a Chiara por la escuela, ni siquiera por error. Probablemente se cansó de su indecisión y decidió evitarla, y Violeta no la culpó.

Era viernes por la noche y Violeta se estaba preparando para ir a tomar algo con Denna, Martin y Bea; aunque no estaba de humor, la insistencia de su amiga rubia la llevó a ceder. Solo faltaban algunos retoques al pintalabios rojo cuando oyó la bocina del coche de Bea, cogió la bolsa y salió de casa.

-Uy nena, ¿quieres matar a alguien esta noche? -dijo Martin al ver a Violeta entrar en el coche.

-¿Qué? ¿Por qué?

-Porque con este cuerpo y esta cara matarías a cualquiera -dijo ahora Denna desde el asiento delantero.

-¿Y estáis hablando vosotros? Mirad lo guapos que sois.

Los cuatro amigos se dirigieron a uno de sus bares favoritos, Bea conocía al dueño así que reservar mesa era fácil, a pesar de que siempre estaba lleno de gente.

Habían terminado una semana agotadora en la escuela, especialmente Violeta que tenía mil cosas en la cabeza, y estaban listos para relajarse y disfrutar de una noche sin preocupaciones.

-¿Os contaron lo que pasó en la clase de química de García? -preguntó Bea riendo, todos negaron -. Estaba mostrando uno de sus extraños experimentos y por un momento la escuela no explotó, los chicos salieron corriendo del aula.

-¡Dios mío! -respondió Denna entre carcajadas-. Por eso vi a los conserjes corriendo con el extintor.

Violeta sonrió, pero su mente estaba en otro lugar. Aunque se reía con sus amigos, su pensamiento se desviaba constantemente hacia Chiara. No podía evitarlo. Su casi-beso se repetía en su cabeza y ni siquiera había tenido la oportunidad de hablar de ello con Denna.

-Oye, Bea, ¿y tu clase de piano? -preguntó Violeta, buscando distraerse-. ¿Consiguieron seguirte o simplemente hicieron un lío?

Bea tomó un sorbo de su Coca-Cola antes de contestar:

-Los chicos estuvieron geniales, aunque tengo que admitir que a algunos de ellos tenía miedo de dejarlos cerca del piano. Pero bueno, hicimos lo mejor que pudimos. Aunque, ¿saben qué? Necesito ir al baño, vuelvo en un momento.

Mientras tanto, Denna estaba mirando a Violeta, entendió que había algo que ocupaba la mente de su amiga y también sabía qué, o mejor dicho, quién era, por lo que decide cambiar de tema.

-Bueno, ya basta de hablar de trabajo. ¿Han pensado en las vacaciones? ¿Algún plan interesante?

-Yo estoy considerando una escapada a mi pueblo -dijo Martin-. Necesito recargar energías.

Violeta se unió a la conversación, aunque con la mente todavía un poco distraída. Pero justo cuando las risas y las historias parecían fluir de nuevo, Bea regresó a la mesa con una figura inesperada a su lado.

KIVI | ONESHOTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora