Capitulo V

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Argentina — B. Aires.

-¿Creés que él acepte?- Dijo la pelirroja algo ansiosa por la negativa del argentino.

-Sí, él estará más que gustoso en apoyarte, más si el enemigo es UK.- Exclamó el mexicano.

Su viaje a Argentina era corto. Está vez, Austria había avisado su visita para evitar inconvenientes o algo parecido. Acompañados de algunos guardias se adentraron a la oficina donde se encontraba el latinoamericano. Su sorpresa fue grande cuando también vieron al brasileño. Algo raro estaba pasando y estaba claro, México sabía que Brasil no salía de su territorio tan fácilmente.

-Que grata sorpresa. No esperé verte por aquí, Brasil.- Habló con curiosidad el hispanohablante mirándolos atentamente.

-Yo no esperé verte junto a una europea, México.- Añadió el brasileño.

La tensión creció gradualmente entre el Mexicano y Brasileño. No era por rivalidad o sobre un conflicto del que no estaban enterados Argentina y Austria, más bien, era por desconfianza. A México se le hacía raro que Argentina no le haya dicho sobre la visita del brasilero.

México estaba apunto de  responderle al contrario, sin embargo, Austria lo interrumpió.

-Lamento interrumpir, pero necesito hablar con Argentina.- Dijo mirando al argentino en señal para que los dejasen a solas.

-No es necesario. Ya sé a lo que viniste, es por eso que cité a Brasil. Todo el mundo sabe que una guerra se aproxima.- La seriedad con la que habla el argentino era increíble, ni México lograba reconocerlo. -Y déjame decirte que estoy dispuesto a apoyarte en todo.

Las últimas palabras del argentino sorprendieron a la mujer y al mexicano. No pensaron que aceptaría tan fácil.

-Yo estoy dispuesto a apoyarte con mi ejército. Estos últimos días, Estados Unidos a estado poniéndome bajo presión a mi y a mí gente.- Añadió el brasilero. -No me quedaré quieto al ver que mi gente está siendo amenazada sin haber hecho algo. Si quieren guerra, pues le daremos guerra.

Su mirada de sorpresa de Austria era claramente notable. No solo Argentina la apoyaría, si no, Brasil, la gran potencia de Latinoamérica. Era un gran paso para ella y sus demás aliados. Se recompuso y miró fijamente a los dos hombres.

-Alistense, está guerra se llevará la vida de varias personas. No les aseguro al 100% que ganaremos, pero si planeamos fríamente todo, la balanza irá para nuestro lado.- Las palabras de la Austriaca eran firmes y sin duda alguna.

-Ganaremos.- Añadió el mexicano.

Los cuatro países hablaron sobre los acuerdos que se llevaría a cabo está alianza. Las horas pasaban y todo a la vista de Austria estaba todo bien. El sonido de su teléfono vibró sutilmente dentro de su saco y tras ves que se trataba de Canadá no pudo evitar contestar, aunque claro, sin antes de avisarles a los demás que saldría de la oficina para hablar algunas cosas.

-Los tengo, a los tres grandes.- Dijo el canadiense sin dejarle hablar a Austria.

-¿Qué? ¿De qué hablas?- El tono serio de su amigo la preocupaba a decir verdad.

-Te necesito aquí, en Vienna.- Añadió Canadá antes de cortar la llamada.

Un suspiro salieron los labios de la mujer para entrar a la oficina dónde hablaban los tres hombres.

-México será mi voz en este acuerdo. Me llamaron de urgencia a mi tierra.- Está dió un mirada al mexicano y este rápidamente aceptó.

Despidiéndose de los demás se subió al avión que ya la estaba esperando y fue rumbo a Viena. Estaba nerviosa y eso se hacía notar al morderse las uñas. ¿Los habían descubierto? ¿Los atacaron? ¿Hubo otra baja? Miles de preguntas pasaban por su mente en ese momento.

Varias horas después, Austria ya estaba caminando por el gran palacio buscando a Canadá. Sentía una mirada extraña por parte de sus funcionarios y guardias. Estaba claro que había pasado algo. Uno de los señores que se encontraba cerca se acercó a ella para decirle que Canadá lo estaba esperando en la habitación subterránea dónde anteriormente había desvivido a Las Malvinas. Tragó saliva mientras se acercaba a dichosa habitación. En la puerta estaban tres hombres cuidando el lugar. Se acercó algo temerosa y estos solo le dieron cierta referencia para dejarla entrar a la habitación y ver al canadiense al fondo, pero lo que más lo sorprendió fue ver qué el cuerpo, o bueno, lo que quedaba de Las Malvinas seguían ahí. El olor era fuerte, supuse que Canadá había evitado que limpien el lugar.

-¿Cuál era la emergencia? Llegué a una alianza con México, Argentina y Brasil. Alemania prefirió..- No quiso terminar la palabra tras ver tres siluetas además de la del canadiense.

-Es débil, tanto él como su mentalidad.- Dijo aquel hombre misterioso. -Pero para eso estamos aquí, Austria.

Austria dudó por varios segundos hasta que reconoció esa voz. Se acercó a paso rápido para descubrir a las tres figuras que acompañaban al canadiense. Grande fue su sorpresa al ver a Rusia, China y Norcorea. Aunque este último estaba más atento apreciando los restos de Las Malvinas.

-¿Canadá?- Miró a su compañero para que le dé una explicación.

-Me dijiste que querías venganza, que los querías destruir, y para eso se necesitan aliados con la mentalidad de destruir sin miedo alguno.- Dijo Canadá en tono serio.

-Esta bien que forme alianzas para contra atacar al enemigo, pero cuando ese enemigo es UK y USA se necesitará más que simples países para hacerlo.- Añadió el Chino. -Despues de todo compartimos sentimientos de odio hacía esos dos. No hay razón del por qué no apoyarte.

-Una mujer que ha tenido que aguantar todo tipo de abusos por parte de esos hombres. Te admiro al querer revelarte a su régimen.- Replicó el norcoreano con una mirada de orgullo.

-Estoy honrada por su apoyo, pero deben saber que si ustedes se alían conmigo habrá riesgo de ataque nuclear. No solo enemigo saldrá lastimado, si no también nosotros.- Dijo con preocupación la mujer.

-Si ellos deciden atacar con eso nosotros responderemos. En una guerra se acepta cualquier crimen con tal de ganar. ¿No es así?-

Rusia tenía razón. Pero Austria sentía empatía por los ciudadanos de sus enemigos que no tenían la culpa de nada. Lo pensó por varios minutos hasta que finalmente aceptó su apoyo. No pensó que grandes países como ellos la apoyarían a su causa, aunque de cierta forma sabía que lo hacían más por destruir USA, su mayor enemigo. Ahora lo tenía claro, debían de tener grandes bajas para que sus probabilidades de victorias aumentarán, era un sacrificio que estaba dispuesta a aceptar con tal de ganar.

Reino Unido - London

El estadounidense caminaba a paso lento con una sonrisa algo retorcida mientras se acercaba hasta donde se encontraba su padre. Entró al lugar sin tocar y preguntar y se puso frente a su padre.

-Al parecer la muy puta quiere revelarse. Te dije que debimos matarla cuándo era mas idiota.- Dijo USA con cierta molestia.

-No nos dará mucha molestia.- Añadió el inglés sin preocupaciones.

-¡Le enviaste el cuerpo sin vida de su hermano! ¿Creés que se lo tomará a la ligera? Esto huele mal, hay muchos países que nos quieren ver muertos y eso puede utilizar a su favor.- Dijo USA

-No se atreverán a nada. Tu eres el motivo, tu influencia y poder.- Volvió a replicar el inglés.

-Como sea, pero si ellos quieren guerra, guerra tendrán. Que empiece el juego.-

Con estas últimas palabras, el estadounidense salió del lugar con una gran sonrisa. Ya era hora que el también llamará a sus aliados. ¿Su primera parada? Alemania.

                                       Fin del capítulo

˗ˏˋ ¿𝐕𝐚𝐥𝐞 𝐥𝐚 𝐩𝐞𝐧𝐚? - 𝐀𝐔! 𝐂𝐨𝐮𝐧𝐭𝐫𝐲𝐡𝐮𝐦𝐚𝐧𝐬 'ˎ˗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora