BLOOD PROMISES © [Aemond Targaryen]

⠀𝟓: una propuesta, dos hermanos

. . chapter five. .
'UNA PROPUESTA, DOS HERMANOS'

LA FLECHA SE INCRUSTÓ CONTRA LA madera en el punto correcto, Alyssa sonrió victoriosa mientras preparaba una más flecha, ahora que tenía más conocimiento de los lugares del palacio, ya no se le complicaba tanto llegar al lugar que ella quisiese.

Volvió a repetir los mismos pasos, su postura rígida y una de sus manos levantando el arco y otra colocando la flecha sobre la tensa cuerda la cual estiró hasta llegar a la comisura de su boca, en cuanto soltó la cuerda, la flecha dio contra el centro nuevamente. Alyssa volvió a sonreír para sí misma, orgullosa de sus habilidades con el arco.

De pronto, los aplausos de alguien resonaron por detrás de ella, cuando se giró, encontró al príncipe Aegon mirándola fascinado, parecía que había estado un buen rato observándola.

—Woah —dijo Aegon mientras se acercaba a ella, Alyssa sonrío al verlo tan atónito—, debo admitir que eres muy buena con el arco, probablemente mucho mejor que todos estos caballeros —halagó sin dejar ese tono admirable ante ella.

—Gracias príncipe —respondió ella con una sonrisa casi orgullosa, le encantaba cuando la gente podía quedar impresionados por sus diferentes capacidades, especialmente el arco.

—Yo no podría hacer eso, estoy seguro —reconoció sin quitar la mirada sobre la suya—, no soy bueno, y eso es algo vergonzante.

Alyssa negó con la cabeza cuando lo escuchó—. No hay nada de qué avergonzarse, puedo ayudarte si quieres, ten —extendió su brazo con el que sostenía el arco, invitándolo a practicar con ella.

Aegon no dudó ni un segundo, agarró el arco con torpeza, pero aceptó su invitación.

—¿Cómo se supone que usas esta cosa? —preguntó él sin saber la manera correcta de tomarlo.

Alyssa evitó reír y se acercó a ayudarlo, sus manos se posicionaron en sus hombros—. Con esta agarra el arco —dijo golpeando suavemente su hombro izquierdo, él le hizo caso de inmediato—, y con la derecha pones la flecha y estiras la cuerda —explicó mientras lo ayudaba a posicionar la flecha, sus manos se rozaron y Aegon no pudo evitar girar la cabeza y sonreírle.