8. Otras Vidas

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Canción — Infinity by Jaymes Young





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El cielo estaba nublado, como si el mismo firmamento llorara la pérdida de Aelora. Las llamas de la pira funeraria brillaban intensamente, proyectando sombras largas y danzantes sobre el rostro de sus tres hijos. Aegon, de ocho años, sostenía la mano de Gaemon, de seis, mientras Maegelle, de apenas tres, se aferraba a su muñeca. Estaban juntos, unidos por el dolor y el miedo.

Herrath se mantenía a distancia, hablando con los nobles presentes, ignorando a los niños completamente. Sus ojos oscuros y calculadores no mostraban rastro de pesar, su actitud distante dejaba claro que su atención estaba en otra parte. Nyra, con el rostro lleno de preocupación y dolor, se acercó a los niños, sus sobrinos a quienes prácticamente ni conocía. Se arrodilló a su nivel y les ofreció una sonrisa triste.

—¿Están bien? —preguntó, su voz suave.

Aegon la miró con desconfianza, sus ojos violetas reflejaban una madurez precoz y una tristeza profunda.

—No te conocemos —dijo, su voz firme aunque temblorosa. Gaemon asintió a su lado, mientras Maegelle se escondía detrás de sus hermanos.

Nyra suspiró, entendiendo el miedo y la desconfianza. Sabía que Herrath había ganado en ese sentido, alejando a los niños de cualquier figura que pudiera ofrecerles consuelo o protección.

—Solo quiero ayudar —insistió Nyra, extendiendo la mano hacia Maegelle, quien se encogió aún más.

Antes de que pudiera decir más, Herrath apareció detrás de ellos, su sombra cayendo sobre los niños como una amenaza silenciosa. Los tres se tensaron, y Nyra vio el miedo en sus ojos.

—¿Algo no está bien aquí? —dijo Herrath, su tono falso y preocupado.

Los niños no respondieron, y Nyra se levantó lentamente, enfrentándose a Herrath.

—Solo quería asegurarme de que los niños estuvieran bien, Herrath —dijo, su voz desafiante. Por el momento, era lo único que podía hacer.

Herrath sonrió, pero era una sonrisa que no alcanzaba sus ojos.

—Están bien —respondió, mirando a Nyra con una frialdad que la hizo estremecer. Luego se dirigió a los niños—. Vamos, es hora de regresar.

Aegon, Gaemon y Maegelle lo siguieron, temblando ligeramente. Cuando estuvieron a una distancia segura, Herrath se inclinó hacia ellos, susurrando con voz baja y amenazante.

—Recuerden quién es su verdadero protector —dijo, sus ojos oscuros perforando los de Aegon—. No olviden quién tiene el poder aquí. No hagan nada estúpido.

The Forgotten Targaryen // Jacaerys & Aemond TargaryenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora