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McGonagall les había dicho a todos los alumnos restantes que habían permanecido en el castillo que podían volver a casa y el nuevo año escolar comenzaría como de costumbre el primero de septiembre

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McGonagall les había dicho a todos los alumnos restantes que habían permanecido en el castillo que podían volver a casa y el nuevo año escolar comenzaría como de costumbre el primero de septiembre. Pero repetirían todo el curso en el que se habían quedado ya que ninguna de las clases que habían tomado, habían sido las adecuadas.

La profesora se haría cargo de los demás asuntos académicos necesarios junto con la lista de alumnos nacidos de muggles que Voldemort había destruido.

Esa tarde, antes de abandonar el castillo, Tom fue llamado a la oficina de la directora. Tom pudo notar con claridad las marcas de la edad en el rostro de la mujer pero seguía siendo la misma. Nunca fue muy cercano a ella pero nunca tuvieron una mala relación.

La mujer estaba detrás del escritorio mirándolo a través de sus gafas. No parecía molesta en absoluto, en realidad lucía cansada.

—¿Cómo te has sentido estos días, Tom? —preguntó la mujer.

Tom llevó sus manos detrás de su espalda y miró a la mujer.

—Tan bien como podría —fue honesto— todo ha sido realmente raro y entiendo que no soy del agrado de muchas personas en este momento.

McGonagall asintió con suavidad.

—Entiendo que la señorita Weasley ha sido bastante amable en contarte algunas cosas.

Pensó en Marjorie y su brillante y amable sonrisa.

—Ha sido muy amable conmigo —afirmó— probablemente la única persona que no me ha visto como si fuera realmente él.

Escuchó a la mujer liberar un corto suspiro.

—Llévalo con calma, Tom. Será muy difícil para los demás pero estoy segura de que las cosas cambiarán con el tiempo —la mujer se acomodó en su asiento y arregló sus gafas— como habíamos acordado, irás a la casa Weasley hasta que se reanuden las clases. El señor Weasley estará a cargo de ti, así que trata de no causarle molestias. Habría sido bueno que te quedaras en el colegio como siempre lo hacías pero es un momento complicado y estoy segura de que te hará mejor estar en contacto con otras personas.

—Sí, lo entiendo. Prometo no causar problemas.

—Bien, entonces puedes marcharte y nos veremos en el regreso a clases.

—Gracias, profesora.

Sin mas palabras, Tom dio media vuelta y salió de la oficina. Los pasillos del colegio estaban solos y tranquilos y eso le gustó a Tom. Era un silencio agradable y tranquilizante mientras iba de regreso a su dormitorio a empacar sus cosas. Claro que... no tenía cosas.

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La casa Weasley era bastante... peculiar. La miró desde lejos pero no pudo evitar fruncir el ceño, sin embargo, no de una forma despectiva. En realidad tenía curiosidad pues no se parecía a ninguna casa que hubiera visto antes.

Kingsley estaba a su lado. Él se había encargado de escoltarlo desde el castillo, en el viaje en tren hasta Londres y en una aparición a la casa de los pelirrojos. De todas maneras, había mencionado algo de tener que hablar con Harry y los demás.

Los dos caminaron el corto camino de tierra hasta la entrada y fue Kingsley quien tocó un par de veces.

Fue Molly Weasley quien abrió la puerta dejando ver una brillante sonrisa aunque vaciló por un segundo cuando sus ojos dieron con los de Tom. Sin embargo, los recibió con una intensa calidez y los llevó hasta la sala para ofrecerles unas galletas que ella misma había preparado junto con su hija Ginny.

—Lo siento, tengo que regresar a la oficina pero me gustaría hablar con Harry, Ron, Hermione y Marjorie si es posible.

—Oh, si claro. Deben estar en la habitación de Ron ahora mismo. Los llamaré —Molly miró rápidamente a Tom pero no estuvo segura de qué decir, su naturaleza era ser amable, sobretodo sabiendo que ese pobre chico no tenía culpa de nada pero había esa inquietud en su pecho que le impedía transmitirle esa calidez.

Sin decir nada, fue junto a las escaleras y gritó con fuerza el nombre de sus dos hijos y de los otros dos. Pronto se escucharon pisadas y en un momento, los cuatro estaban en la sala. Rápidamente dieron con los dos visitantes pero prefirieron no decir nada. Marjorie saludó en silencio a Tom desde su lugar.

—Lo siento, chicos. Será algo rápido —les había dicho Kingsley y miró a Molly.

—Tom, cariño, ven conmigo. Seguro que tienes hambre y en la cocina tengo comida recién hecha.

Tom entendió que necesitaban que se fuera y aunque no tenía hambre, mostró una pequeña y amable sonrisa para irse con la mujer.

Kingsley suspiró un poco, tomando asiento en el sillón individual y esperando a que los otros cuatro imitaran su acción. Lo hicieron rápidamente, más por curiosidad por lo que el hombre tenía que decir.

—Luego de hablarlo por varios días con muchas personas, vengo a hacerles una oferta a ustedes cuatro. Gracias a ustedes, principalmente, fue posible darle fin a la guerra. No quiero entrar en muchos detalles por el momento, así que les diré. Vengo a ofrecerles la oportunidad de trabajar en el ministerio. Ustedes no tienen que retomar sus estudios y ya que estamos bastante desesperados por conseguir personal, pensé que ustedes serían los candidatos ideales. Claro que si quieren regresar al colegio, su lugar en el ministerio seguirá para ustedes.

—Acepto —se apresuró a decir Ron— honestamente no estaba emocionado por regresar a la escuela.

Kingsley dejó ver una sonrisa junto con un asentimiento.

—Yo preferiría terminar con el colegio —dijo Hermione— después de eso, estaré encantada de ir al ministerio.

El hombre volvió a asentir y miró a los dos faltantes. Marjorie no estaba realmente segura de lo que quería y sin querer pensó en Tom. Él regresaría al colegio y no tendría a nadie. La chica dejó salir un pequeño suspiro.

—¿Puedo pensarlo?

—Por supuesto. Puedes mandarme una carta cuando tengas tu respuesta.

Harry, que había observado a Marjorie, también suspiró y miró al hombre frente a ellos.

—Yo también quisiera pensarlo un poco.

—Por supuesto. Aún tengo a varias personas a las cuales hacerles esta oferta, así que piénsenlo con calma —miró a Ron y Hermione— pueden avisarme incluso si cambian de opinión.

Todos agradecieron en silencio y el hombre fue hacia la cocina para despedirse de Molly y darle un último vistazo a Tom.

Cuando el hombre se marchó, hubo un extraño silencio en la casa. Harry, Ron y Hermione fueron escaleras arriba pero Marjorie permaneció abajo para darle la bienvenida al chico. Después de todo, estarían viviendo en la misma casa durante cuatro meses.




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