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Kingsley había accedido a que Tom fuera al callejón Diagon siempre y cuando estuviera acompañado en todo momento por al menos una persona

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Kingsley había accedido a que Tom fuera al callejón Diagon siempre y cuando estuviera acompañado en todo momento por al menos una persona. Fue un gran alivio para el azabache pues eso significaba que al menos habían notado un avance en su comportamiento y que no lo consideraban una completa amenaza. O tal vez sólo lo estaban poniendo a prueba. De cualquier manera, no tenía planeado hacer nada extraño o por el estilo.

Sin embargo, nadie parecía querer ser su chaperon. Al menos nadie a excepción de Marjorie pero nadie estaba realmente de acuerdo con que estuviera junto a Tom. Principalmente Harry y Ron; pues las otras dos chicas más bien lo ignoraban y seguramente pensaban que Marjorie era completamente capaz de manejar cualquier situación que se pudiera presentar.

Harry, Ron, Hermione, Ginny, Marjorie y Tom habían llegado al callejón Diagon pero se habían quedado de pie esperando a que alguien dijera qué harían a continuación pero todos permanecieron en silencio. A Tom le pareció un poco divertida la situación pero sabía que por el momento él no tenía ni voz ni voto, por lo que era mejor que permaneciera en silencio hasta que alguien más dijera algo.

—Yo iré con Tom a Gringotts —había dicho Marjorie— luego lo acompañaré a donde necesite ir. Los veré más tarde en la tienda de los chicos o en casa si se hace muy tarde.

Harry y Ron se miraron en una discusión silenciosa. Probablemente decidiendo quien hablaría primero.

—No tienes que ir con él —fue Ron el primero en abrir la boca pero enseguida le dirigió una fuerte mirada de desagrada al pelinegro— puedes ir por tu cuenta, ¿o no?

Tom estaba por contestar de manera afirmativa pero Marjorie se adelantó con sus propias palabras.

—Pero no tiene por qué hacerlo. Quiero ir con él y es fin de la discusión, Ron.

Antes de que su hermano o novio siguieran intentando persuadirla, la chica tomó a Tom de la mano y lo llevó por la calle sin decir palabra alguna. Tom tampoco dijo nada y aunque sintió que le perforaban la nuca con los ojos, no volteó a mirar y se dejó llevar por la chica.

—Realmente es tan molesto —comenzó a murmurar la chica aunque eran palabras más bien dirigidas a ella misma— no puedo creer que si quiera estemos emparentados. Mucho menos puedo creer que hayamos nacido juntos.

Tom, que aún sostenía la mano de Marjorie, detuvo sus pasos haciendo que la chica regresara a la realidad cuando sintió que jalaban su brazo. El chico permaneció con una mano firme alrededor de la de ella y Marjorie se percató por primera vez de que no lo había soltado, ni si quiera se había percatado de que lo había tomado de la mano. Había sido un rápido reflejo simplemente para irse de ese lugar lo más rápido posible.

Marjorie quiso liberar su mano pero Tom no se lo permitió y aunque no la lastimó, si utilizó un poco de fuerza.

—Oye, realmente agradezco todo lo que haces por mi. De verdad. Pero no quiero ponerte en contra de tu propia familia y que discutan por mi culpa.

Marjorie dejó salir un corto suspiro y de pronto sus ojos se llenaron de lágrimas. Tom se asustó. Nunca sabía cómo reaccionar cuando alguien lloraba, él mismo no recordaba haber llorado nunca. ¿Qué se supone que debía hacer en esas circunstancias? Se quedó pasmado, mirando a la chica mientras esta se cubría el rostro con ambas manos, el chico frunció el ceño preocupado y llevó una mano ligera al hombro de su contraria para darle pequeñas palmaditas.

Cuando Marjorie se tranquilizó y logró respirar adecuadamente sin sollozar, miró a Tom con ojos de disculpa.

—Lo siento —limpio los restos de lágrimas con el borde de sus mangas— la verdad es que todo este tiempo he sido yo quien te ha usado. Y me siento terriblemente culpable. No te mereces algo así, mucho menos después de todo por lo que has pasado.

Tom la miró confundido. En realidad nunca se sintió de esa manera pero quería saber a qué rayos se refería.

—¿Qué quieres decir?

Marjorie se quedó en silencio un momento tratando de encontrar su propia voz.

—Te prometo que al principio no fue así —dijo por fin— fue cuando dijeron que te quedarías en mi casa —suspiró para tratar de calmarse. Agradecía bastante que la calle estaba poco concurrida y habían llegado a un pequeño callejón— Harry besó a mi hermana menor durante la batalla —confesó al fin— yo los vi con mis propios ojos y si soy honesta sólo quería una forma de molestarlo mucho más antes de terminar con él.

Tom la miró desde su lugar.

—Y yo era la persona ideal.

Marjorie bajó la mirada y asintió.

—Lo siento, Tom. No quería involucrarte en mis tonterías y entiendo si ya no quieres ser mi amigo.

Amigo. Esa palabra resonó en lo más profundo de su cerebro y llegó a su corazón que nunca antes había sentido nada. Jamás alguien le había llamado de esa manera tan sinceramente y fue lo más extraño que haya experimentado.

Marjorie notó que Tom se había quedado en completo silencio y se armó de valor para levantar la mirada y verlo a los ojos. Él parecía realmente inmerso en sus pensamientos.

—Él no debió haber hecho eso —dijo al fin, cuando pudo procesar aquella palabra— y aunque tú tampoco debiste hacer lo que hiciste, no te culpo. Estabas molesta y herida —Tom sonrió de una manera un tanto inquietante— pero... eres mi amiga —saboreo esa palabra en su lengua, jamás había llamado a alguien de esa manera— y si hubieras preguntado amablemente... te habría ayudado.

Marjorie lo miró con cierta sorpresa e inevitablemente sus mejillas comenzaron a sentirse calientes. Era como si hubiera visto a Tom por primera vez. Al Tom del que todo el mundo solía hablar, aquel chico increíblemente atractivo con palabras sedosas y dulces, sin olvidar esa brillante sonrisa que podía confundir tu cerebro.

La chica volvió a bajar la mirada, sintiendo un curioso cosquilleo en todo su estómago.

—Mmmm... tu... ¿me ayudarías con esto?

Tom ni siquiera lo pensó cuando tomó la barbilla de Marjorie con una cálida mano y la hizo levantar la mirada para verla a los ojos. Se acercó un poco a ella y por un segundo la chica tembló ante la cercanía.

—Has sido la única persona que ha sido realmente amable conmigo desde que desperté a mitad del patio —su pulgar recorrió suavemente el pómulo de su contraria— me llevaste comida y ropa cuando no tenías por qué hacerlo. Por supuesto que te ayudaré con cualquier cosa que me pidas.

Marjorie quedó pasmada en su lugar sintiendo lo cerca que estaba la respiración de Tom y como se combinaba con la de ella. Al final pudo regresar a la realidad y con una amable sonrisa dio medio paso atrás.

—Gracias, Tom —se aclaró la garganta— pero ahora deberíamos aprovechar el día y hacer todo lo que tenías planeado. ¿Primero al banco?

Tom dejó salir un apenas perceptible suspiro y asintió.

—Debería ver si al menos tengo algo a mi nombre.

Marjorie asintió y comenzó a caminar. Sin embargo, la pobre chica sólo podía sentir lo rápido que estaba latiendo su pobre corazón.

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⏰ Última actualización: Oct 10 ⏰

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