⚜️CAPÍTULO 4👤

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Capítulo 4: Verdades a medias.

Al llegar a la puerta de la oficina del director, toqué suavemente, esperando ser invitada a entrar. Un "adelante" seco y cortante se escuchó del otro lado, y empujé la puerta para encontrarme con el director sentado detrás de su imponente escritorio de madera. Por otra parte, el chico que me trajo, en vez de esperar afuera, entró y se situó a su lado.

—Buenas tardes, señor director.

El director me observó detenidamente antes de hacer un gesto para que me sentara. Tomé asiento en una de las sillas frente a su escritorio, tratando de mantener la calma.

Para mi sorpresa, el rostro del director se suavizó en una sonrisa.

—Buenas tardes —dijo—. Gracias por venir a esta hora duquesa Orlov. Quería tener la oportunidad de hablar usted personalmente.

Sentí una mezcla de curiosidad e inquietud. No esperaba una recepción tan formal. Y sentir la penetrante mirada del chico a su lado solo lo intensificó.

—Por supuesto, señor. ¿Sobre qué desea hablar? —pregunté con cautela.

El director cerró la carpeta que tenía frente a él y se inclinó ligeramente hacia adelante.

—Es un honor tener a alguien de la familia Orlov en nuestra academia nuevamente—comenzó—. Como sabe su linaje es muy respetado, y su presencia aquí es una señal de confianza en nuestra institución. Quería asegurarme de que se sienta bienvenida y de que sepa que estamos aquí para apoyarle en todo lo que necesites.

Me quedé sin palabras por un momento. La familia Orlov siempre había sido sinónimo de poder y prestigio, y aunque había esperado que mi apellido tuviera algún peso, no esperaba tal nivel de consideración.

—Le agradezco mucho sus palabras, señor director —respondí finalmente—. Haré todo lo posible para estar a la altura de las expectativas y contribuir positivamente a la academia.

El director asintió, su sonrisa permaneciendo en su rostro.

—No tengo dudas de que lo harás, después de todo, tus padres y tu tío estudiaron en este mismo lugar. Si en algún momento necesitas algo, cualquier cosa, por favor no dudes en acudir a mi oficina. Queremos que tu estancia aquí sea lo más fructífera y agradable posible.

—Tengo entendido que este trato no sería correcto, así que, con todo respeto, prefiero que me trate como a todos los estudiantes de este lugar.—mire de reojo al moreno que al parecer no me quitaba la mirada de encima y eso ya empezaba a molestarme.

—Si lo que le preocupa es que haya rumores cuestionando la forma en que decido tratar a mis estudiantes, no se preocupe. Ninguno de los que está aquí presente hablará.

Sabía que lo decía refiriéndose a la persona a su lado.

—Gracias, señor director. Aprecio mucho su amabilidad y al igual que mi familia pienso dejar el nombre de esta academia en alto.

Me levanté lentamente, él inclinó la cabeza en señal de respeto.

—Mi ayuda sigue en pie. Si en algún momento necesita algo, no dude en decírmelo y lo cumpliré.

Al salir de la oficina del director, mis pensamientos eran un torbellino de emociones. No solo me sentía abrumada por el repentino reconocimiento debido a mi apellido, sino también intrigada por las implicaciones que esto tendría en mi tiempo en la academia.

Aún siendo escoltada por aquel estudiante, caminaba por los jardines iluminados por la brillante luz de la tarde al parecer desde que salimos no seguimos el mismo camino de regreso aún así decidí seguirlo y ver que tiene para decirme. Finalmente, después de unos minutos de caminar en silencio, se detuvo frente a un banco de piedra bajo la sombra de un frondoso árbol. Se volvió hacia mí con una mirada seria y distante mientras me evaluaba de arriba a bajo.

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