⚜️CAPÍTULO 6👤

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Capítulo 6: Ecos de caos.

La enfermera se aseguró de hacer bien su trabajo, deteniendo el sangrado y vendándolo. Por suerte, el corte no fue muy profundo; me comentó que tuve suerte porque unos centímetros más y habría cortado la carótida, lo que habría sido un problema grave. Me advirtió que quedaría una cicatriz y me recetó una pomada para acelerar la cicatrización.

Al salir por la puerta, tomé un respiro profundo, preparándome para enfrentar la próxima etapa de este caótico día. Tuve que volver a mi habitación para cambiarme la camisa por una nueva la herida de mi cuello ardía al hacer cualquier movimiento con mi cabeza por lo que traté de hacer lo mínimo.

Mientras caminaba por los pasillos, sentí las miradas de mis compañeros de clase clavadas en mí, susurrando y especulando sobre lo que había ocurrido. Ignoré sus miradas y continué mi camino, finalmente llegué a mi habitación y cerré la puerta detrás de mí, dejándome caer brevemente contra ella. El silencio del cuarto era un alivio, un pequeño respiro en medio del tumulto. Me dirigí al armario y saqué una camisa limpia, cambiándome con cuidado para no irritar más la herida.

El día había comenzado con una intensidad inesperada, y mientras me quitaba la camisa manchada de sangre, no podía evitar reflexionar sobre lo sucedido. El enfrentamiento con Griffin había desatado una serie de eventos que no podía haber previsto. A pesar de todo, sabía que debía mantener la compostura. Con la camisa limpia puesta, me acerqué al espejo y observé el vendaje en mi cuello. La cicatriz sería un recordatorio de este día, otra marca permanente de la violencia que había enfrentado. Sentí una mezcla de furia y determinación.

Esto no quedará así, me dije a mí misma. Griffin pagará por lo que hizo, pero ahora tengo que ser más astuta. Tengo que jugar mis cartas con cuidado.

El tiempo apremiaba y debía dirigirme a la oficina del director. Salí de la habitación, con una nueva resolución en mente. El primer paso era superar este obstáculo inmediato y luego planear mi siguiente movimiento con precisión. Cada paso que daba resonaba en el pasillo vacío, amplificando el silencio tenso que sentía. A pesar de la herida en mi cuello, me mantenía firme y decidida a enfrentar lo que viniera.

Griffin ya estaba en la oficina del director cuando llegué, y el ambiente era tensísimo. El director estaba detrás de su escritorio, su rostro torcido en una expresión de ira contenida. El otro, sin embargo, no mostró ni un ápice de arrepentimiento. Su actitud desafiante no hizo más que enfurecer al director, que comenzó a elevar su voz con evidente enojo.

—¡Por un maldito asiento, Griffin! ¿Acaso no te das cuenta de la seriedad de la situación? No solo has atacado a alguien de la familia Orlov, sino que lo has hecho de manera violenta e inconsecuente. Esto va más allá de una simple disputa sobre un asiento. Aquí se trata de seguridad y respeto, algo que claramente has decidido ignorar.

Griffin se mantuvo en silencio, con los brazos cruzados y una expresión desafiante en su rostro. No parecía dispuesto a disculparse ni a mostrar arrepentimiento.

—¿De verdad crees que puedes salirte con la tuya por algo tan trivial como esto? —continuó el director, visiblemente furioso—. Este comportamiento es inaceptable y tiene consecuencias. Aquí se espera que todos respeten las normas y a los demás estudiantes. No toleraremos que alguien, por mucho que sea o que crea ser, actúe como si estuviera por encima de las reglas.

El director se acercó a Griffin, mirándolo fijamente con una furia contenida.

—Prepárate para enfrentar las consecuencias de tus actos. Esto no es un juego, Griffin. Y te aseguro que pagarás el precio por tu comportamiento, no importa cuán importante creas que eres.

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