Con miedo y con amor, para Tails.

4. Sospechando de Sonic

Habían pasado varios días desde la visita de Sonic a su amiga, y no podía puntuar si las cosas habían mejorado o empeorado respecto a la situación amorosa del héroe.
Por un lado, teníamos a un Sonic mucho más cómodo con sus sentimientos, todos los días escribía una carta para su amigo bicola, a veces solo contándole su día de manera animada, otras veces era mucho más profundo sobre sus sentimientos y exploraba su lado cursi que ni él conocía. Ahora se sentía tranquilo aceptando orgulloso sus sentimientos para sí mismo, sin embargo, en público, seguía siendo el héroe cool, aventurero y libre de siempre, su única confidente era su amiga Amy, aún le aterraba la idea de que alguien más del grupo o de la villa se enterara de su enamoramiento, o aún peor, que el mismo Tails se diera cuenta.
Hablando de él, últimamente no lo había visto, desde aquel día parecía estar muy ocupado perfeccionando su invento, o al menos es lo que el zorro decía cada vez que lo invitaban a jugar vóley en la playa o ir al almuerzo en Megh burguer. Claro que el erizo lo había ido a visitar un par de veces, pero Tails casi no le prestaba atención y le decía que estaba demasiado ocupado para charlar.
Aunque Sonic se sentía aterrado las primeras veces sobre esa respuesta, Tails se tomaba el tiempo de sonreírle y prometerle que en cuanto terminara se reintegraría al grupo como siempre, no era la primera vez que se tomaba días de extrema concentración para algún invento.
Cosas de zorros inteligentes supuso, además era una buena oportunidad para que pudiera apaciguar todo el torbellino de sentimientos que se había desatado en su interior, y cuando el rubio volviera al grupo, el estaría listo para recibirlo como su MEJOR AMIGO.

Cosa que tal vez no sería posible.

Tails llevaba días en su taller encerrado, comiendo y durmiendo solo lo vital que le permitiera seguir pensando, desde aquel día que conecto a Sonic en el detector de mentiras, había despertado en él una sospecha inquietante sobre su amigo. 

Los halagos que recibió de su parte, la forma en que lo miraba, y lo más importante, la corta distancia que estuvo a punto de terminarse si no fuera porque él reaccionó unos segundos antes que eso sucediera, ¿Sonic lo hubiera besado si no se hubiera alejado? ¿Qué hubiera pasado después? ¿Seguirían siendo amigos o le propondría ser algo más? ¿Qué hubiera respondido si el erizo se lo hubiera propuesto? 

Sacudió su cabeza rápidamente para intentar volver a concentrarse, en su escritorio se encontraban dispersas distintas hojas que llevaba días analizando, eran los resultados que su máquina había dado cuando Sonic estuvo conectaba a ella, se encontraban frecuencias muy irregulares y difíciles de entender ya que no había llevado a cabo un interrogatorio adecuado. 

Suspiró y dirigió su vista al pizarrón, donde se encontraban múltiples anotaciones, así como fotografías de él y de Sonic que habían tomado desde que se conocieron, todo enlazado cuidadosamente con tachuelas e hilo rojo. 

Había comenzado una especie de investigación secreta sobre su mejor amigo, quería descubrir si sus sospechas eran ciertas, y si así fuera, que podría suceder con ellos. 

—Sonic no es del tipo enamoradizo, es difícil saber si realmente está interesado en alguien. —Pensó en voz alta. —En realidad jamás lo he visto enamorado, es realmente impredecible. 

Se quedó observando el suelo, pensando en que sucedería si sus sospechas fueran ciertas, y que en algún momento el cobalto decidiera ofrecerle una relación más allá que una amistad.

—Sonic me conoce mejor que cualquiera. —Dijo en voz alta, sonriendo instintivamente ante la idea que al ser pareja, las discusiones sobre desacuerdos de pensamientos no estarían presentes, se conocían demasiado bien, los regalos de aniversario y las citas siempre serían perfectas porque ambos conocían sus cosas favoritas, imaginarlo era reconfortante.