Películas

696 90 25
                                    

Riley

La tarde había sido tranquila, pude terminar de retocar las canciones que tenía y comenzar a componer otras. Aun así, esa tranquilidad llego a su fin con el "hey Riley" que Val me dedicó desde la puerta y, deseando que no le hubiese dado tiempo a escuchar la canción que acababa de terminar de cantar, respondí.

—¡Val! ¿Qué haces aquí? —Al instante me di una bofetada mental, no se me había ocurrido una respuesta menos sospechosa.

—Entonces eso que no dejas que vea en tu libreta son canciones —dijo mientras se acercaba a mi cama —No sé porqué las escondes, la que estabas cantando era muy buena.

—¿Qué haces aquí? —repetí, esta vez más curiosa que asustada.

—Estaba algo cansada después de lo de la fiesta y Paula me ha dicho que vuelva a descansar —Está vez si respondió a mi pregunta —Por cierto, siento mucho la forma en la que te traté, estaba muy borracha.

—No te preocupes, me gustó —respondí sin pensar y tras procesar lo que había dicho noté mis mejillas encenderse —Quiero decir que me recordó a cuando éramos más pequeñas.

La risa de Val inundó la habitación relajándome un poco.

—No entiendo porqué estas tan nerviosa, ¿es por la canción? —no sabía muy bien que decir, así que simplemente asentí —En serio Riley creo que deberías enseñárselas al resto, podríamos añadirlas al próximo álbum, son muy buenas, mejores que las que tenemos ahora.

—No son tan buenas —y de verdad lo pensaba, las canciones no eran para tanto, pero el verdadero problema no era ese —además me da vergüenza.

—¿Vergüenza de qué? ¿De que tu musa se entere de las cosas que le escribes? —Una vez más mi cara adquirió ese color rojizo, no solo porque me había descubierto sino porque ella era mi musa —Ohhh, es justo eso, ¿eh?

Lo único que pude hacer en ese momento fue coger uno de los cojines que había a mi lado y taparme la cara, la situación no podía ser más vergonzosa. Preferiría incluso que me hubiese pillado cantando Grace. Al poco tiempo escuche un suspiro.

—Riley, sal de ahí —dijo ella con la voz más calmada y suave a la vez que con sus manos retiraba el cojín. Después me tomó de las manos mientras me miraba a los ojos —No tienes que decirme nada si no quieres, ¿vale? Aún así piensa en lo de enseñarle alguna canción a las chicas, les van a encantar.

—Creo que podría enseñarles una en el ensayo del martes —dije ya más calmada, a lo que ella me respondió con una sonrisa.

—Me muero de ganas de oírla —Tras decirme eso salto a abrazarme.

—Estás muy cariñosa últimamente, ¿te estás ablandando, Valentina? —bromee, ganándome un puñetazo en el brazo.

—Cállate —su voz se notaba algo más aguda de lo normal —Anda vamos a ver una peli.

Tras arrastrarme al salón, Val se puso a elegir una película y mientras yo hice palomitas y serví algo de refresco en un par de vasos. Después coloqué unas cuantas mantas en el sofá para estar más cómodas y me senté.

Poco después comenzaron los créditos iniciales de la película y Val se arrastró hasta el sofá, tumbándose con sus piernas sobre mi regazo. Tras un pequeño viaje astral provocado por la chica a mi lado me centré en la pantalla, la música llamó mi atención.

—Dime por favor que no has puesto una película de terror —dije girandome hacía ella, lo que me permitió ver la sonrisa que se abría paso en su rostro —Vaaaaal —lloriquee mirándola con un puchero, pero sabía que nada iba a funcionar con ella.

No me quedó otra que acomodarme, con una mano sobre sus piernas y sufrir las casi dos horas de película. Cuando había algún susto yo saltaba, gritaba o apretaba su pierna, que no pareció molestarle.

Poco después de que terminase aparecieron en el salón Margie, Paula y Grace, a la que habían recogido las dos anteriores en la estación de tren.

Margie nos saludó y después se fue corriendo a su cuarto mientras murmuraba que tenía que probar no se que cacharro que había comprado mientras que Grace y Paula se acomodaban en el sofá de al lado. En ese momento se me ocurrió la venganza perfecta para Val por hacerme ver esa peli horrible de terror, sabiendo que la idea les encantaría a las otras dos.

—¡Ahora toca una película romántica! —en cuanto el grito salió de mis labios, Paula y Grace me apoyaron, comenzando a decidir cual veríamos.

—Ni de broma voy a ver una película romántica y mucho menos con ustedes —Grace soltó un ruidito de ofensa a lo que Val respondió con un guiño.

—Me lo debes por hacerme ver una película de miedo —le dije haciendole ojitos para convencerla. Tras un buen rato de discusión Val suspiró, derrotada.

—Está bien —gruñó y en respuesta se ganó gritos de alegría del resto.

Tras hacer otra ronda de palomitas pusimos la película. La primera mitad de la película estuvo plagada de comentarios de Val sobre cómo no tenía ningún sentido y suspiros enamorados de Grace y, sobre todo, de Paula.

Yo me mantuve en silencio. Durante la segunda mitad, Val estuvo sorprendentemente callada y al rato me di cuenta de porqué, se había quedado dormida. Yo me mantuve todo el tiempo acariciando su pierna con las yemas de mis dedos.

Cuando la película llegó a su final Paula estaba deshecha en lágrimas y los ojos de Grace brillaban de la emoción. Yo me mantuve pensativa, deseando que lo que ocurría en la película nos pasase también a Val y a mí, soñar es gratis.

Las dos se veían cansadas, habían tenido un día muy largo así que les dije que podían irse a sus habitaciones y que no me importaba recoger. Ambas se fueron a regañadientes y yo me dispuse a doblar mantas y llevar los cuencos y vasos a la cocina. Después apague la tele y me acerqué a Val.

Me coloqué de cunclillas al lado del sofá, con mi cara a la misma altura que la suya y con mi mano acaricié suavemente su brazo.

—Val —susurré, aunque no pareció hacer mucho efecto, así que lo repetí un pelin más alto —Val —esta vez si que dio resultado, Val se movió un poco mientras hacía algunos ruidos, todavía inmersa en su ensoñación.

Tras varios intentos Val se espabiló un poco. Lentamente abrió sus ojos y su mirada chocó inmediatamente con la mía.

—Deberías ir a descansar a tu cuarto —le dije mientras ella se frotaba un ojo con el dorso de su mano.

—No quiero levantarme —dijo ella con la voz ronca de haber dormido.

—Mañana te va a doler la espalda si duermes aquí —le respondí dulcemente mientras acariciaba su pelo. Ella mantuvo nuestro contacto visual un rato, en silencio.

—¿Me llevas? —preguntó finalmente, sorprendiéndome. Esta vez fui yo la que me quedé mirándola. Su cara reflejaba cansancio y sueño y no pude negarme.

En silencio aleje mi mano de su pelo y me incorporé. Después la levanté, con una mano bajo sus rodillas y la otra detrás de su espalda. Ella, adormilada, se recostó sobre mi pecho. A cada paso que daba hacia su habitación notaba sus respiraciones en mi cuello, no pude evitar sonreír.

Enseguida llegué a su habitación y la deposité sobre la cama, tapándola con las sábanas mientras le susurraba un buenas noches Val que ella parecía demasiado dormida para oír.

Aún así, no debía estarlo tanto porque al salir escuché como ella murmuraba buenas noches Riley.

I know places | Riley x ValDonde viven las historias. Descúbrelo ahora