Libreta

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Riley

Las yemas de mis dedos acariciaban cuidadosamente y con precisión las cuerdas del bajo mientras que la canción iba llegando a su final. Tras una noche larga, la banda estaba cada vez más solicitada. Con actuaciones todos los fines de semana y nuestro nombre haciéndose paso en la industria musical. The Emotions. Todos los años de trabajo por fin estaban comenzando a dar sus frutos, era emocionante. Al terminar la canción Grace se despidió del público y todas salimos del escenario.

—Me voy ya, el teclado necesita arreglos —Margie llevaba tan solo un año en el grupo pero era como una más. Según lo que siempre decía, su pasión no era la música sino que todo lo hacía como parte de un experimento social. La mayor parte del tiempo estaba haciendo modificaciones a su teclado o tomando notas sobre alguna cosa que nadie entendía. Aún así era agradable y se integró enseguida.

—Pero Margie si ahora toca lo mejor, la fiesta, la gente... ¡la comida! —Paula se encargaba de la batería, era como una explosión de felicidad, cariño y energía. A veces podía ser demasiado pero su corazón era tan puro que se ganó el cariño de todas en muy poco tiempo.

—No tengo tiempo, nos vemos mañana —A la vez que Margie salía por la puerta, Grace y Val, que habían ido al baño, entraban.

—Wow adiós —dijo Val —¿A dónde va con tanta prisa? —está vez se dirigió a nosotras.

—Dijo que tenía que hacer no sé qué con el teclado —di un trago a la botella de agua helada. Grace y Val pusieron la cara —sí, otra vez.

Val se me acercó y, tras quitarme la botella, le dio un gran trago.

—Estaba muerta de sed, llevamos como una hora tocando y hace muchísimo calor —Val y yo siempre habíamos sido inseparables, cuando a Grace se le ocurrió crear el grupo sabíamos que teníamos que hacerlo juntas.

Aprendimos a tocar juntas, ella la guitarra y yo el bajo, aunque más tarde aprendí a tocar también la batería y el piano. Juntas componíamos canciones, no muy buenas, e incluso grababamos videoclips.

Dedicarnos a la música siempre fue nuestro sueño y por fin lo estamos cumpliendo. Y, evidentemente y como toda una lesbiana inútil que soy, no pude evitar enamorarme de ella. Para mí Val era, sin duda, la persona más fascinante que conocía y me alegraba saber que yo era su mejor amiga y conocer esa parte oculta de ella que no permitía que nadie más viese, pero era muy difícil cuando quería más de ella, ser su todo como ella era el mío.

Lo que empezó como un pequeño crush en el instituto, cuando empezamos a desarrollarnos y a comprender nuestra sexualidad, acabo convirtiéndose en un enamoramiento. Aún así, no me quedaba otra que aceptarlo y seguir adelante. Aunque en este momento se viese tan irresistible con gotas de agua helada cayendo por su barbilla...

Grace parecía a punto de arrancarse los pelos.

—Argh, necesito una ducha ya —Grace se encargaba de cantar, ella no sabía tocar ningún instrumento pero cantaba como los ángeles, que es lo que importaba.

—Deberíamos ir al hotel a asearnos antes de la fiesta —respondí a Grace mientras me arreglaba la coleta. El hotel estaba cerca del estadio del concierto, así que habíamos llegado caminando —¿ Vienes ya ?

—Primero quería llamar a Jake, vayan adelantadose —las mejillas de Grace se sonrojaron al percatarse de la mirada que le estaba lanzando Val, a lo que yo le di un codazo y le dije entre dientes que no les presionase.

No era un misterio para nadie que la relación entre Grace y Jake estaba a escasos pasos de evolucionar a algo más romántico. Desde siempre habían sido inseparables, como Val y yo, pero recíproco.

—Yo la espero, vayan ustedes —nos dijo Paula a Val y a mi dedicándome una sonrisa.

Al parecer ella era la única que se había dado cuenta de lo que me pasaba con Val y, sorprendentemente, no había intentado hablar conmigo del tema todavía.

Val y yo cogimos nuestras instrumentos y otras pertenencias y nos dirigimos a la salida.

—¡Ay! Espera Riley, ¡te dejas esto! —Paula se acercó a paso acelerado con mi libreta pequeña y negra, pero muy importante para mi.

En ella es donde había comenzado a componer y donde guardaba mis ya demasiadas canciones sobre Val. Ya lo sé, vergonzoso, pero de alguna forma tenía que sacarme todos esos pensamientos que revolotean en mi mente cada vez que está cerca.

—Muchísimas gracias Paula, no sé que hubiese hecho si la hubiera perdido —Dije saltando a sus brazos, a lo que no pudo negarse, era bien sabido por todos que nada le gustaba más que los abrazos.

—No es nada —Sonrió de vuelta —Nos vemos en la fiesta —Val nos miraba con extrañeza, como intentando descifrar algo.

Volvimos a ponernos en marcha, de camino al hotel. Tras un par de minutos andando bajo las estrellas Val se atrevió a hablar.

—¿Qué pasa entre Paula y tú? —mis ojos se abrieron como platos, no es posible que supiera que me gustaba, ¿no?

—¿Qué? No pasa nada —mi voz salió algo más aguda de lo que había planeado, tal vez va siendo hora de aprender a mentir.

—Riley —Era más que obvio que no me había creído, y más con Val que sabía leerme mejor que nadie —Dime que es —Su voz estaba consumida por la curiosidad.

—No es nada de verdad, no le des más vueltas —dije esta vez más calmada. Ella lo aceptó, aunque en sus ojos se seguía viendo que algo no le cuadraba conmigo, pero era mejor dejarlo así.

—Está bien, ¿y ese cuaderno?, no lo había visto nunca, ¿qué tiene? —Evidentemente, al ser un cuaderno repleto de canciones sobre ella, lo había mantenido escondido y fuera de su alcance siempre, sabía que cuando cuando ella lo viera no podría aguantar las ganas de leerlo, pero no estoy preparada para eso.

Mis mejillas adquirieron un color rojizo muy intenso.

—Pfff, nada importante, jeje —el nerviosismo en mi voz era evidente, pero, ¿qué otra cosa podía hacer?

Los ojos de Val se abrieron y sus pupilas se dilataron, freno de golpe y yo la miré extrañada justo antes de que saltase sobre mi.

—Necesito leerlo —hacia tiempo que no la veía así de emocionada por algo —Ahora —estoy segura de que mi corazón había parado de latir.

—N-no, no puedes, es privado —ahora mi cara entera estaba roja, tener a Val tan cerca de mi y tan cerca de conocer mis secretos era demasiado.

Sus ojos perdieron algo de brillo.

—¿Privado? Nosotras no tenemos secretos Riley —Su voz era algo más seria ahora y de repente note mi cuerpo frío al notar el suyo alejarse.

—Te lo enseñaré, pero no estoy lista todavía —No era del todo mentira, sabía que en algún momento iba a acabar enseñandoselo, tal vez cuando pasara página.

—¿Lo prometes? —dijo como tantas otras veces a lo largo de nuestra vida.

—Lo prometo —Ya podía oler el lío en el que me acababa de meter.

I know places | Riley x ValDonde viven las historias. Descúbrelo ahora