bi-color.

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1983new york

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1983
new york.

Charly permanecía jugando con su nena, la caja de ritmos que había conseguido en alguno de sus muchos viajes. Había decidido irse con su mujer a New York, le daba para respirar un aire modificado, más moderno.

China, su mujer, comía un plato de cereales con leche al estilo americano del norte, no le había gustado para nada pero tampoco pensaba gastar plata como si fuera fácil de conseguir.

"¿No te parece raro que nuestros nombres empiezan con la C y la H?" Preguntó China, Charly soltó una risa y la miró curiosa.

"No te llamas China, es el apodo que te puse." Dijo obvio.

"Nunca me dijiste el por qué." Murmuró un poco ofendida, metiendo la cuchara en su boca.

"Porque cuando sonreís no se te ven los ojos."

Los dos empezaron a reír pero a Marianela, la señorita China, según Charly, no pudo evitar sentir un calor en el pecho que se le subió hasta los cachetes. Era amor.

El hombre continuó con su caja de ritmos mientras que su mujer lo miraba sin parar, hasta ese día le parecía curioso su bigote bi-color.

Se levantó con su plato, llevándolo hasta la mesada de la cocina y se limpió la boca con una servilleta. No podía comer más de esa aberración. Caminó hasta Charly, sentándose en la alfombra y apoyando su cabeza en el hombro de su pareja.
Charly la miró con ternura, dejando un beso en su cabeza.

"Qué raro tu bigote." Soltó de la nada.

"¿Qué? ¿Qué tiene?" Preguntó García preocupado, tanto que le sacó una carcajada a su mujer. "Dale, boluda, decime."

"No nada, pasa que es raro, mitad blanco y mitad negro." Murmuró con una risita todavía escondida.

Le tocó el bigote, mirando bien de cerca a Charly.

"Aparte me molesta." Confesó la mujer.

"¿Por qué?" Preguntó aún más preocupado Charly.

"Y...porque cuando me das besos me pincha hasta el alma esos pelos."

Charly pensó algo en su mente, pero le pareció muy atrevido como para decirlo y simplemente se rió dentro de su mente. Puso cara de ofendido.

"Bueno no te doy más besos."

La mujer negó rápidamente, desesperada. Ahora si Charly soltó la risa que tenía guardada.

"No, boludo"

"Pero si te venís a quejar, amor, yo no te voy a dar más-" Ella lo calló de un beso.

Le demostró que no le molestaba, se tiró encima de él mientras lo besaba, pasando sus brazos alrededor de su espalda. Los ojos de Charly se cerraron por inercia, agarrando peligrosamente la cintura de ella.

El beso se hizo más profundo, hasta que se quedaron sin aire y se miraron a los ojos dos segundos.

"¿Sabés lo que me parece raro?" Charly habló, ella lo miró espectante. "Que no estés arriba mío saltando."

Sus ojos se pusieron más oscuros.











N.A

Hola, amiguitas! No saben el sueño que tengo, me arden los ojos y mañana me tengo que despertar re temprano, claro ejemplo de no ser como yo.

Las amo mucho.

Besitos, Almendra.


Pd: duerman!

Imaginas ; Charly García Donde viven las historias. Descúbrelo ahora