Por algún motivo el primero en despertar esa mañana es Alastor, el mismo quiere creer que es costumbre sin embargo sabe que es gracias a su subconsciente. Se sienta desorientado y asustado, preguntándose dónde está mientras palpa los alrededores hasta que por error toca el control remoto y las cortinas comienzan a abrirse ¿Cómo terminó eso allí?
No niega que entró en pánico y cómo puede pulso todos los botones del control, logrando que la cortina se detenga, acto seguido se inclina hacia adelante despacio para observar a Lucifer, quien sigue dormido. Alastor suspira, aliviado de no haberlo despertado, lo siguiente que hace es dejar el control remoto sobre la mesita de noche para evitar más accidentes, pero al hacerlo su mirada encuentra un pequeño espejo que está sobre el mueble.
"Qué..." Murmura, notando cuán despeinado está, por supuesto quiere ignorar los restos de baba seca en la comisura de los labios. Algo asqueroso sin dudas.
Mueve las manos por su cabello para acomodarlo, retira los restos de baba y busca en su maletín un humectante labial que siempre lleva para aplicarse un poco. Vuelve a ver a Lucifer solo para asegurarse que sigue dormido mientras él continúa con su ritual. Pasa a retirarse cualquier imperfeto de su rostro y rápidamente se pellizca las mejillas para darles un poco de color, acto seguido regresa a la cama, donde intenta adoptar una posición para fingir que duerme de forma agraciada.
No obstante, antes de que Alastor pueda encontrar la posición perfecta, alguien toca la puerta, sacándole un respingo.
"Servicio a la habitación." Grita Bersabé desde afuera con una bandeja de comida en las manos.
"Lucifer..." Susurró el castaño, tratando de despertar a su asistente. "Lucifer... ¿Lucifer...? ¡Oye!" Continúa, pero al ver que no tiene éxito decide lanzarle una almohada, logrando que el rubio abra los ojos desorientado. "Tu madre está en la puerta. ¡Arriba! Sube tus cosas." Le dice, chasqueando los dedos.
"¡Un segundo!" Grita Alastor mientras el otro comienza a lanzar las cobijas hacia la cama. "¡Oye!" Se queja cuando recibe un almohadazo con más odio del esperado. "Oh, no, no, la fábrica de bebés no." Dice con claro asco, regresando la cobija extraña al suelo.
Lucifer se trepa a la cama y se mete bajo las sábanas, sin embargo al estar cerca lo mira extrañado.
"¿Te maquillas para dormir?"
"¿Qué?" Alastor frunce el ceño, esta vez sus mejillas sonrojándose naturalmente. "¡Por supuesto que no! Deja de decir tonterías y solo abrázame." Explica agitado mientras se ladea para que adopten la posición más cursi que conoce.
"Bueno, si tú quieres." Lucifer se encoge de hombros, acto seguido rodea con un brazo la cintura del castaño antes de acercarse a él.
"¡Oye!" Se mueve hasta quedarse sentado, empujando al otro en el proceso. "¿¡Qué es eso!?"
"¡Es de mañana!" Explica el rubio un poco avergonzado haciendo gestos con las manos, como si fuera lo más obvio del mundo. "No me digas que a ti no te pasa." Acusó en defensa propia.
"¿Están bien?" Pregunta Bersabé.
"¡Sí! ¡Un segundo, mamá!"
"Qué asco..." Alastor menea la cabeza, arrugando la nariz. "Solo mantén esa cosa lejos de mí trasero."
"Qué difícil petición cuando llevas esos shorts para dormir señor Haworth." Murmura mientras recarga la espalda contra el respaldar de la cama para luego pedirle a Alastor que se acerque, le rodea los hombros con el brazo y el otro apoya la cabeza en parte de su pecho.
"Puedes pasar, mamá."
Bersabé abre con una sonrisa y Alastor de inmediato se disculpa por la tardanza a la vez que debe mencionar que no debió molestarse.
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La propuesta. -AppleRadio-
Fanfic──♡── Todo comienza cuando Alastor un conocido editor, se enfrenta a la posibilidad de ser deportado a su país natal, para evitarlo audazmente el ejecutivo reacciona impulsivamente y declara que está comprometido con su ayudante -No digamos secretar...