დ .•*""*• 𝑇𝑒𝑟𝑐𝑒𝑟 𝐶𝑎𝑝𝑖́𝑡𝑢𝑙𝑜 •*""*•.დ

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Y aunque cierto rubio no lo supiera, los trinos de los pájaros empezaban a aparecer.
La ventana fue cerrada por completo, impidiendo que las melodías entraran en la casa.
En la cocina, la mesa ya estaba preparada, un gran desayuno con todo tipo de sabores.
Desde dulce hasta salado.
Solo faltaba que llegara quien se lo iba a zampar todo, un verdadero privilegiado.
O simplemente alguien que se lo había ganado.

Una vez despierto, tocó una mano, lo acompañaba a su lado, aunque al saberlo parecía enfadado. Una pulsera hecha de cuerda negra decoraba la pálida muñeca, esta a su misma vez era adornada por un abalorio del símbolo Uchiha, dándose a conocer la identidad del dueño de la mano de una vez.

+¿Por qué tardaste tanto? Aquello... ¿Eras tú? Me tenías muy preocupado. +Débilmente apretaba la mano del otro. Mientras que Sasuke apretaba los labios, recordando el día de ayer. Posó la mano derecha del rubio en su cabeza y la movió de arriba a abajo, aún seguían tumbados en la cama y eso lo dificultaría, pero sentía la obligación de lamentar haberlo dejado solo. Lo guió hacia el comedor y empezaron a desayunar.

+Sasuke... Escúchame, ¿vale? Si estás saliendo con Ino, por mí está bien, me alegro mucho, aunque no creo que a Sakura-chan le guste mucho la idea, ten cuidado con eso. Si quieres pasar más tiempo con ella, adelante. Después de todo, no estás obligado a cuidarme. Mucho menos a tratarme bien... Puedo ser autosuficiente, aunque puede que me cueste un poco acostumbrarme, no puedo depender de alguien más, así que haz lo que quieras. No te tienes que preocupar por mí. +Cuando hablaba sobre heridas de cualquier amante secreto, reía para acallar sus cielos lluviosos, o su sonrisa decaía tanto como un girasol en un anochecer. A Sasuke le dolía más, a pesar de todo, pues el rubio pensaba que él no lo cuidaba porque quería, o que no se preocupaba realmente por él.

Prácticamente era casi imposible demostrarle lo contrario por completo, pues el amor más típicamente se mostraba por dos sentidos en concreto. Pero sólo era casi imposible. Porque había razones y excusas mil para hacerlo, para demostrarlo... Su corazón dió un latido un tanto más fuerte que los anteriores, como si quisiera transmitir un mensaje al cerebro. Pronto encontró aquel mensaje, y mientras sus neuronas lo leían, y en su mente la idea se esparcía, su corazón latía y latía. El Sasuke razonable, en parte no quería hacerlo, sería raro así tan derrepente. Pero su cuerpo necesitaba una orden que acatar, y como su mente se concentraba en una sola idea, ya la estuviera negando o aceptando... Hizo lo que el corazón quiso.

Enseguida, Naruto pudo sentir lagrimillas caer por sus mejillas, pero fueron detenidas impidiendo su camino hacia el maxilar. Las manos de clara piel encerraron el rostro del chico. Mientras que en sus labios una fuerza suave pero hambrienta se apoderaba de ellos.
El azabache lo había besado, y aún que fue un corto pero tierno beso, no era más que el principio.

Sasuke se separó, aparentando estar arrepentido, apretaba los labios, intentando deshacer lo que había hecho. Pero enseguida las manos de Naruto apresaron sus mejillas. Atrayéndolo y besándolo de nuevo. Esta vez era un beso más sencillo, un simple roce de labios. Pronto, la sorpresa desapareció de ambos por completo, más que un beso parecía que dos caníbales competían por ser el mejor devorándose el uno al otro. Los besos suaves siguieron, por una o dos horas más. Nada más importó en ese entonces. Eran ninjas así que tampoco se preocuparon mucho por la hora de si ya debían comer o hacer algo más, podrían aguantar bastante tiempo sin hacerlo. El desayuno era delicioso, pero para ellos, aquello otro era exquisito.

La posición no fue muy cómoda que digamos, debido al intento de echarse atrás del Uchiha, este se encontraba agachado, aún sentado en la silla, pero teniendo que mirar un poco hacia arriba para que el contacto con la boca del otro no se esfumase.
El Uzumaki en cambio, sentado en la otra silla enfrente a su acompañante, sujetaba la cara de este entre abriendo cada poco los ojos con aún algunas lágrimas, como si quisiera comprobar que todo era real olvidando su ceguera, por el momento temporal.

El azabache llevó al rubio en brazos al sofá del salón, sentándolo en su regazo, adorando en cierta medida poder tenerlo encima.
Las manos del más moreno no cambiaban de posición, aunque jugaba un poco con el maxilar del otro y sus meñiques, parecía divertirle.
Pero las manos de su contrario, algo ansiosas por saber más del mundo que les rodeaba, no se quedaban atrás, se movían peligrosamente, como pequeñas serpientes. Una, la izquierda, rodeando la cintura del de ropas naranjas. La otra, la derecha, impidiendo que este cayera aferrándose al muslo izquierdo del chico.

La escena era toda una odisea para cualquiera.
La imagen no se iba a olvidar tan fácilmente.

Otras dos horas más pasaron, sus labios se seguían deseando.
Los besos ya no eran tan suaves como antes, el simple y sencillo roce pasó a ser un verdadero pero aún tierno beso.
A veces, y solo a veces, paraban y se restregaban el rostro del otro contra el suyo, de alguna manera, lo percibían como caricias necesarias cada cierto tiempo.
Sus sonrisas eran sinceras, a pesar de que uno de ellos no las viera, estaba seguro de que las sintiera.
Su corazón se lo decía con cada latido que daba, aunque parecía más bien que quería salirse de su pecho y encontrarse con el del otro.
Esto haciendo que al final terminarán todavía más pegados. Aún estando en la misma posición.

Fueron felices por todo un día, uno y otro se lo decían. Se querían.
Naruto le explicaba con palabras, 'Te quiero' y 'Te quiero' sin parar.
Sasuke le respondía con besos, uno en la mejilla, otro en la punta de la nariz, en la frente o incluso en la barbilla.
Solo querían poder tener más tiempo para poder seguir con aquello.
A pesar de eso, el estómago de ambos estaba un tanto descontento.
Así pues, prepararon ramen juntos, riendo a carcajadas, aún no explicaban nada de lo que se había hablado en la mañana durante el desayuno, pero en ese momento no les importaba nada de eso.

Después de cenar, fueron a darse un baño, a cambiarse y ponerse cómodos y a la cama, abrazándose de nuevo.
Uno de los brazos del Uchiha servía de almohada para el rubio mientras le revolvía el pelo, el otro brazo rodeaba la cintura de este último.
Las manos del Uzumaki, calentaban el pecho, y por tanto corazón, del azabache, se limitaba a oler su aroma aún con un poco de distancia.

+¿Qué pasa con Ino...? ¿No salías con ella? +Naruto comenzó a hablar. Deseando la respuesta ya. Sasuke cogió una de las manos del menor llevándola hasta su cabeza, este temía un poco la respuesta, pero el otro movió su cabeza de lado a lado, negándolo por completo.

+Shikamaru me dijo que te habías escapado con ella a algún sitio... +Decaído, retomaba la palabra. Sasuke volvió a expresar que no con el mismo gesto. Después, puso una mano en la muñeca del otro, la que antes estaba en la cabeza del azabache, y tiró del brazo como si intentaran llevarlo a algún lado. Naruto lo entendió a la perfección y se disculpó por entenderlo mal.

+¿Qué somos...? +La sonrisa triste volvía a decorar en su rostro, a pesar de representar la alegría fingida, la adornaba perfectamente. Pero Sasuke respondió rápido, dejando la duda para otro momento. Tomando la misma mano derecha del rubio, la besó entre el dedo anular y el dedo corazón sorprendiendo al menor. Más lágrimas salieron de sus zafíricos ojos cerrándolos en cuanto las sintió. Sasuke le dió un piquito en los labios y en cuanto Naruto le sintió un poco cerca se abalanzó. Teniendo su respuesta, el azabache correspondió con gusto el beso, cerrando también los ojos en el acto.

Ambos, ahora amantes, se fundieron juntos en lo que parecía ser un abrazo interminable, no era forzoso, pero se veía la posesividad desde lejos, querrían ser egoístas con el otro, y en realidad estaba justificado. Pronto se durmieron, pero siguieron quedándo los dos tan juntos como antes.

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¡Capitulo tres, completado!
¡Un saludo!

El amor como lenguaje. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora