19 de mayo de 1943, por la noche.
Henry
Edith se desplomó en mis brazos tras soltar un fuerte y desgarrador sollozo. La tomé en brazos y la llevé a su habitación seguido por Kurt y Peter; Gretel se había quedado abajo con sus hijos.
Me apresuré a buscar el botiquín que Edith guardaba en el segundo cajón de su mesita de noche y saqué alcohol y algodón. Vertí alcohol en el algodón y lo pasé por su nariz, al ver que no despertaba revisé sus signos vitales y al ver que estaban bien, asumí que lo mejor era dejarla descansar. Apreté su mano y cerré los ojos.
¿Qué había hecho?
Me dolía profundamente haberle mentido a Edith, lo peor era que sabía que reaccionaría de esa manera.
Sabía que no era rabia. Era dolor. Dolor de saber que todas las personas con las que había convivido el último mes no le habían dicho que uno de sus hermanos estaba muerto.
Y su dolor me dolía mucho más de lo que ella creía. Edith me importaba más de lo que yo mismo creía o imaginaba que me podía importar alguien.
—¿La quieres, verdad? —escuché preguntar a Oliver, que estaba sentado en la esquina de la cama. Cerré los ojos y sacudí la cabeza.
—Más de lo que crees —susurré, pero lo suficientemente alto para que me escucharan —por éso no quería mentirle —musité elevando el tono de mi voz, incluso a mí me sorprendió lo amenazante que sonaron mis palabras. Me levanté en el mismo momento en el que Kurt lo hizo.
—Sabes perfectamente que quería decírselo —sentenció Kurt como si leyera mis pensamientos.
—No pienso tener ésta conversación aquí —aclaré saliendo de la habitación. Kurt me jaló del brazo cuando estaba caminando hacia las escaleras. Me dí la vuelta y tenía una expresión molesta, muy molesta —¿Por qué estás molesto, Kurt?¿Se supone que el que quería que Edith se enterara por tí de la muerte de uno más de sus hermanos eras tú, no? A pesar de que no quería mentirle a tu hermana, respeté tu desición sin...
—¡No me heches la culpa de...! —gritó exaltado.
—No te estoy echando la culpa de nada —interrumpí calmado, pero se notaba mi descontento —simplemente estoy diciendo las cosas que son verdad ¿O acaso es mentira lo que dije? —sentencié alzando las cejas y dando un paso al frente. Kurt no respondió pero no me quitaba la mirada de los ojos; a menudo se me olvidaba su parecido con Edith —eso pensé —dí media vuelta y ví a Gretel y a Peter mirando fijamente la escena —acompáñenme, los llevaré a sus habitaciones —me dirigí hacia el pasillo en donde se encontraba la habitación de Peter, al lado la habitación de Götz y Gabriella y a su lado la habitación de Kurt y Gretel.
—Supongo que querrán cenar...—comenté hacía los tres que estaban de espaldas a sus habitaciones.
—Yo sí, me muero de hambre —comentó Oliver dando media vuelta para bajar las escaleras.
—¿Kurt? —preguntó Gretel mirando con sus ojos verdes a su pareja. Éste la miró con cansancio y negó con la cabeza para ir a su habitación. Gretel parecía afligida.
—Tranquila Gretel, ya se le pasará —afirmé inexpresivo. Ella dió media vuelta para ir a las escaleras no sin antes dedicarme una mirada preocupada.
Bajé a las escaleras y cené con la cabeza en la habitación de Edith. No quería que se despertara y estuviera sola, así que comí rápidamente mi estofado y subí.
Gracias a Dios, aun seguía dormida, dí un suspiro de alivio y me senté a su lado, al tomar su mano, quise que despertara para poder pedirle perdón por haberle mentido de esa manera.
—Perdóname, cariño...—expresé al borde de las lágrimas.
Como me arrepiento...
No sé cuánto tiempo pasó pero me quedé dormido tomando la mano de Edith.
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Dos Bandos
RomanceElla es judía. Él es un nazi obligado por su padre pero miembro del partido al fin. Dos personas que deberían odiarse por los Bandos a los que pertenecen, pero que terminan enamorándose. Donde dos Bandos, se convierten en un corazón. ¿Lograran olvid...