La joya del laberinto

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Paseaba con sus utensilios por el jardín, perdida en sus pensamientos. No había podido ver a la princesa desde su llegada, y ya era la tarde del día siguiente. Era esperable, la familia la acaparó como si fuese una reliquia preciada, y aunque eso era bueno, estaba un poco asustada de dejarla demasiado tiempo sola cuando ella era su supuesto apoyo moral. Seguía su camino indefinido mientras se sentía atrapado por los frondosos y voluminosos setos ¿En qué momento se había metido en un laberinto vegetal? No lo recordaba, pero con la ligera oscuridad y ninguna próxima salida cercana, seguramente hace poco. Nunca entendió esa afición de los ricos de hacer malditas trampas en su castillo, vale, tenían mucho espacio y poner aún más estatuas y figuras de setos sería pesado. Pero ¿No era esto un nivel de exageración?

Siguió vagando sin rumbo, pasando de pasillo en pasillo, esquina a esquina, rezando por salir de ahí. Todo el castillo en sí parecía un remolino de paredes y puertas, esto solo se sentía como la representación literal de como se sentía dentro de un lugar tan caro, su familia no podía ni soñar con tener cualquier cosa dentro del vallado real. Y pensando en cosas caras, un pensamiento fugaz le pasó por la cabeza. Recordó de forma fugaz una cosa que le escribió Killer en una de las muchas cartas que se iban mandando para mantener la amistad, cosa que ya era extraña de por sí. Ahora sabía el significado de los laberintos, aunque fuese de forma temporal, la princesa le contó como un detalle curioso que esas trampas se solían hacer para esconder objetos preciados, las riquezas que más manos querían robar, o ese era su origen.

Mientras pensaba en ese extraño dato y se sentía orgullosa de haber recordado algo tan trivial, sus ojos se regocijaron al ver algo delante de ella que no fuese simple vegetación. Sonrió, aunque al segundo notó que no era la salida.

Era un espacio circular, donde había varias especies de flores, tanto silvestres como cultivadas, creciendo por todo el verde pasto, dando una mezcla de colores explosiva y a la vez agradable. Los setos se alzaban de la misma forma, y aun así, los rayos de luz que empezaban a anaranjarse de la tarde llegaban a poder escabullirse entre el montón de hojas. En el centro había una mesita de jardín blanca, nunca mejor dicho, junto con dos sillas a juego. En una de ellas, alguien estaba sentado.

Una chica joven,  de seguramente una edad parecida a la suya. Su cabello largo y rizado en voluminosos tirabuzones chocolate. Con un flequillo desaliñado que por suerte no tapaba sus inusuales ojos mar y limón, aunque sí lo hacían esas seguramente caras gafas redondas. De nariz respingona, al contrario de la suya, que era tan recta y poco femenina, y unos labios carnosos y rojizos. Podía distinguir a esa distancia unas manchas pigmentadas pequeñas por sus mejillas y nariz, pecas. Se veían como un detalle delicado que después de absorber el delicado rocío de la mañana hubiesen tomado ese distintivo reflejo acuoso. Y esa piel. Ella era morena y estaba rodeada de gente con un tono parecido por las grandes horas de trabajo día a día, pero eso era un nivel distinto, tan exótico. Si Ink era un pan tostado, esa presencia femenina podía describirse como el más preciado polvo de canela, o tal vez viscoso caramelo con la forma que brillaba bajo el sol.

Por un momento, le pareció haber encontrado la joya del laberinto.

Su amiga, la princesa, también era bella, pero de una forma tan distinta. La chica delante de ella tenía ese aire más maduro, aun conteniendo su fragancia joven, con sus pestañas largas y mirada sosegada. Era, sensual.

???: Hey ¿Te vas a quedar pasmada hasta la madrugada o piensas responderme?- Salió de su trance, al parecer se había acercado unos pasos más a la chica, desde esa distancia podía apreciar aún mejor sus facciones-

Ink: Oh, eh, lo siento, estaba distraída- Se disculpó de forma atropellada, tratando de quitar de su mente esos pensamientos tan extraños al ver a una mujer-

???: Eso puedo notarlo- En sus manos traía una aguja y lo que parecía un muñeco. Ahora que se daba cuenta, en la mesa había una cesta con varias telas e hilos de distintos colores, y fuera de esta, había un pequeño cojín rosado del tamaño de la palma de la mano donde reposaban más agujas-

Ink: Esto ¿Puedo sentarme aquí?- Señaló tímidamente la silla restante, siendo respondida por una mirada juzgante de duda-

???: Mientras no molestes y traigas tus cosas de dibujo ven cuando quieras- Hacía rato que había dejad de ver a la chica desconocida, centrándose en no pincharse un dedo al realizar su hobby favorito- No quiero gente aburrida cerca.

Ink: Gracias- Sonrió, pero no tan ampliamente como la situación requería, no quería dar una, si se podía, peor impresión. Se sentó calmadamente, dejando sus utensilios en la mesa menos el carboncillo y abriendo su libreta de bocetos-

???: Ahora, ¿Podrías decirme quién se supone que eres?- Volvió a mirarla para poder empezar la pequeña conversación. Ink, pensándolo bien, se sorprendía de que hubiese tardado tanto en preguntar eso-

Ink: Oh, soy una de las acompañantes de la prometida del príncipe- Aseguró, aunque a la desconocida le pareció extraño que una de las compañías de su nueva señorita fuese una obvia campesina y no alguna criada de confianza- Me llamo Ink ¿Y tú?

???: Error- Contestó secamente, el nombre de la peliblanca le parecía peculiar, pero no tanto como esos lisos cabellos plateados- Entonces si es la primera vez que estás aquí ¿Cómo has llegado hasta el corazón del laberinto de setos?- Desconfió por unos segundos, a ella le costó bastante conocer el camino a detalle-

Ink: La verdad no lo sé, me he metido aquí por error, y para cuando me di cuenta ya estaba perdida, solo he ido avanzando. Honestamente, no sé cuanto tiempo llevo vagando por aquí- La costurera la escuchó en silencio mientras admitía vergonzosa la situación, no sonaba como algo muy rebuscado-

Error: Entiendo. Entonces no podrías volver por tu cuenta- Ink negó con la cabeza, y ambas se sumieron en silencio por aproximadamente un minuto- Yo siempre vengo aquí por la tarde, puedes venir y te guio. Es un buen sitio para estar tranquilo- Sus mejillas se coloraron ligeramente, ni siquiera sabía por qué ayudaba a una desconocida a invadir su espacio privado. Por otro lado, la peligris sonreía, y esta vez sí de forma amplia y sincera-

Ink: Me encantaría.

Así, la conversación se terminó, y hasta que la luna se hizo presente, la creatividad fluyo con el viento junto al polen de los tulipanes y amapolas.

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Como mujer pansexual, describir a personas de la forma más bella que se me ocurra se ha vuelto mi nueva pasión. 

Por otro lado, agradezco a mar, cielo y tierra haber mejorado mi escritura y poder disfrutar de reescribir esta historia. Me está gustando mucho ahora que, ya sabéis, tiene 🥰 sentido 🥰. Me emociona, y ahora puedo poner más detalles y mejores situaciones a la trama. Y como siempre, ya hay una parte específica de la historia a la que ya quiero llegar, siempre me adelante en pensar que pasará en un futuro, pero no me importa, me gusta pensarlo e ir perfeccionándolo cada vez que lo pienso.

Espero que estéis disfrutando esto tanto como yo.

Dicho esto, hasta la próxima.

Compromiso concertado (Reescripción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora