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Sophie

- Entonces ¿vas a ir a hablar con Alby después? – pregunta Chuck mientras se lleva una cucharada de lo que parece avena apelmazada.

- Sí. Newt no paró de insistirme hasta que me convenció de que fuera. – le explico mientras revuelvo mi bol, sin ganas.

Sigo sin tener hambre y la pinta que tiene esto hace que tenga aún menos. Todo esto es todavía demasiado nuevo para mí. Tanto es así que me quita el apetito. Chuck se da cuenta de mis movimientos y de que todavía no he probado ni un solo bocado desde que nos hemos sentado en la mesa.

- Deberías comer. Me apuesto todo mi desayuno a que no te has metido ni una sola cucharada a la boca.

- Es que no tengo hambre – me excuso dejando la cuchara en el plato – Lo intenté ayer, en la fiesta, cuando Newt se puso tan pesado por que probara las dichosas brochetas que al final acabé aceptando el plato, pero no pude ni siquiera lamer la grasa que soltaban. Y luego pasó lo de Gally y acabé por no comer nada.

Antes de que Chuck pueda siquiera reprochármelo, un plato aterriza en la mesa, salpicando un poco del horrible mejunje apodado gachas.

- Con que he oído algo de que no has comido absolutamente nada – dice Newt, sentándose al lado de Chuck – Pero si te di un plato lleno de brochetas de carne justo ayer.

- Sí, bueno, no me las comí. Es que de verdad que no tengo hambre. Es como si mi apetito se hubiera esfumado.

Ellos me observan en silencio, y por sus miradas sé que desaprueban totalmente mi acción. Los ignoro deliberadamente y sigo revolviendo el plato, todavía desganada.

- ¿Al final vas a hacerme caso y vas a ver a nuestro queridísimo líder? - pregunta minutos después, cambiando totalmente de tema.

- Sí. Se lo estaba comentando a Chuck justo ahora.

- Pues entonces te recomiendo que no tardes demasiado. No le gusta que le hagan esperar.

Su respuesta me deja confundida. ¿Cómo que hacerle esperar? Yo no le dije que fuese a ir a verle hoy. Una oleada de dudas me asalta. ¿Habrá oído nuestra conversación? No creo. Había muchísimo ruido y no es que estuviese muy cerca como para saber de lo que hablamos o simplemente vernos juntos.

- ¿Por qué lo dices? – pregunto con curiosidad

- No, por nada – se encoje de hombros – Tal vez un pajarito le haya comentado que vas a ir a verle y posiblemente te esté esperando ahora mismo.

Conque fue él. Le avisó a Alby de que iba a buscarle para hablar y por eso ahora me está esperando. Me levanto, volviendo a dejar tirada la cuchara en el bol de gachas y me aparto de ellos.

- Voy a buscarle -les informo

Me voy en su busca y una vez lejos de ellos los oigo llamarme.

- ¿No te vas a comer tu desayuno? – pregunta Newt a voz en grito

- No. Podéis coméroslo vosotros.

Escucho cómo Chuck dice algo, pero ya estoy demasiado alejada de ellos.

Me encuentro a un chico de tez negra, el mismo de ayer, sentado en uno de los escalones irregulares de La Hacienda. Está tallando un palo de madera muy largo. Tiene el ceño fruncido por la concentración. Nada más oír que me acerco levanta la cabeza. Espera a que esté lo suficientemente cerca para que lo pueda escuchar con claridad y entonces habla.

Trilogía sombras del laberinto 1: Los secretos del ClaroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora