𝓒𝓐𝓟Í𝓣𝓤𝓛𝓞 7: 𝓟𝓤𝓛𝓖𝓐𝓢 𝓨 𝓟𝓐𝓡𝓐𝓓𝓞𝓙𝓐𝓢

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"Blue, tenemos un asunto urgente. Levántate".

Al despertar, vi a Peter con una expresión desesperada y un rostro demacrado por la preocupación. Me alerté de inmediato y salté de la cama con rapidez. ¿Qué habría sucedido para que Peter apareciera en mi habitación tan alarmado? ¿Habríamos recibido malas noticias? ¿Existía algún peligro inminente? Mi mente intentaba desentrañar el problema a toda prisa.

"¿Qué sucede? ¿Ha ocurrido algo grave?" pregunté, procurando mantener la calma, aunque mi voz denotaba nerviosismo. Peter se puso en pie y se aproximó a mí con gesto desesperado.

"Al parecer, Rocket tiene... pulgas" dijo al fin, sin poder ocultar su repulsión. ¡La noticia era tan inesperada como absurda! ¿Cómo podía algo así considerarse grave? Sin embargo, al observar a Peter de nuevo, comprendí que no bromeaba. Su preocupación era genuina y yo debía actuar para brindar ayuda.

En pocos instantes, me vestí con rapidez y seguí a Peter escaleras abajo. El ambiente en el salón era tenso y cargado, y podía sentir la ansiedad que emanaba de Rocket, que estaba rascándose frenéticamente sobre la mesa con sus manos perdidas en el pelaje de su cuello y hombros. El sonido de sus rascados era insistente y desesperado, y su respiración era agitada.

"¿QUÉ ME ESTÁ SUCEDIENDO? ¡¿POR QUÉ SIENTO COMO SI ME ESTUVIERAN PINCHANDO?!" vociferó Rocket, intentando rascarse debajo de su traje con una energía que parecía inagotable.

Me acerqué a la mesa, procurando mantener la compostura y no añadir más confusión. "Tranquilízate, Rocket. Déjame ver" expresé, buscando un tono suave y sensato.

No obstante, Rocket no se dejaba calmar. "¡Haz algo! ¡POR FAVOR, HAZ ALGO! ¡ESTO ES INSOPORTABLE!" gritó con una furia que me puso en alerta.

Traté de descubrir qué le ocurría, cuestionándole: "¿Pasaste por algún arbusto o vegetación alta?"

Rocket se giró hacia mí, pero me ignoró por completo, continuando con sus desesperados rascados. Su cara estaba enrojecida y respiraba agitadamente. "¡¿Por qué demonios soy el único que siente comezón por todas partes?!" Rocket fulminó a Peter con la mirada y supe que la situación no iba a terminar bien en cuanto este abriera la boca.

"Eso es debido a que tú..."

"¡PETER! Eh... Peter, déjame explicarte. Sabes perfectamente que no tienes idea alguna sobre este tema" Proferí, enfrentando a Rocket. Ignoré a Peter, aunque él me miraba confundido. "Déjame ver" añadí, tocando al mapache por primera vez. Su pelaje resultaba inesperadamente suave. Sin embargo, no tenía tiempo para reflexionar sobre ello. Al acariciar su cuello, logré calmar sus movimientos convulsos. Fue entonces cuando vi unos puntitos negros que se movían. Peter tenía razón: Rocket estaba infestado de pulgas, y no eran precisamente unas pocas. Suspiré, cuestionándome dónde había estado exactamente.

"Tu inconveniente se llama pulgas. Son diminutos insectos chupadores de sangre, una auténtica plaga en mi planeta natal. Hemos tenido suerte, ¿sabes? Existen distintos tipos de pulgas que prefieren diferentes tipos de sangre. Parece que te prefieren a ti en lugar de a nosotros. Por eso eres el único afectado" Claro que mentía, pero Rocket no necesitaba saber la verdad. No obstante, pronto me percaté de que carecíamos de cualquier remedio contra las pulgas.

"¡¿QUÉ?! ¿¡ME CHUPAN LA SANGRE!?" exclamó, retomando sus frenéticos rascados por sus brazos y piernas. Sus ojos parecían a punto de salírsele de las órbitas por la indignación. Su piel era un mapa de pequeñas manchas rojas y moradas, donde las pulgas habían dejado sus huellas.

Me acerqué a Peter, quien luchaba por ocultar una sonrisa divertida detrás de su mano. "Peter, deja de reírte. Esta situación no tiene gracia. ¿Y si estuvieras en su lugar?" reproché con una mirada severa, tratando de recordarle que esto no era un tema para reírse.

Rocket y Blue: Tú eres mi razón de vivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora