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Narra Rocket

Solté un suspiro frustrado al darme cuenta de que el bláster que tenía en las manos no funcionaba como se esperaba. Era extraño no entender de inmediato qué estaba mal. Dejé de tararear y, con la mente nublada por la confusión, sentí un gruñido proveniente de mi estómago. Había decidido saltarme la comida hasta solucionar este problema. "Maldita sea, Quill. ¿Por qué tuviste que romper esta belleza?" murmuré para mí mismo. Después de todo, fue Peter quien decidió tomar prestado uno de mis blásters personales para una de sus misiones, y, como era de esperarse, ahora estaba hecho un desastre.

Justo cuando la desesperación me invadía, un llamado al otro lado de la puerta me sacó de mis cavilaciones. Gruñí con desdén: "Lárgate". Sin embargo, al escuchar ese susurro familiar, ese aliento que conocía tan bien, algo se desató en mi interior. Suspiré en respuesta, dejando el bláster sobre la mesa con la resignación del que ha perdido la batalla. "Pasa" murmuré, cediendo a la inevitable interrupción.

"¡Te he preparado algo!" exclamó Blue, su voz llena de emoción mientras el brillo de su rostro evidenciaba su alegría por haber recibido mi permiso para entrar. Mis ojos permanecían fijos en mi querido bláster, y le pedí a Blue que me aclarara lo que había hecho. Ella sólo tenía medio cuerpo en la puerta; escondiendo algo a un lado, sus orejas de mapache se levantaron de felicidad. Sus ojos se abrieron de par en par cuando me enfoqué en ella. Me levanté de un salto de la silla y fui hacia la puerta.

Con las manos firmemente apoyadas en las caderas, la miré desde un rincón. "Por favor, dime que mi nave no está en llamas" declaré sin rodeos.

"Mi nave" corrigió Peter al pasar velozmente junto a la puerta, como un espectro que escucha desde las sombras.

"Oh, cierra la bo-" comencé a replicar, pero al cruzar mi mirada con la de Blue, sus ojos suplicantes me hicieron detenerme. No quería arruinar su alegría. Suspiré, tamborileando mis dedos contra mis caderas. "¿Qué has hecho?" inquirí, mientras esas palabras llenaban el aire como una acusación disfrazada de curiosidad.

"Oh, bueno, como vi que no habías ido a desayunar, pensé en hacer algo especial para ti..." dijo, desviando la mirada hacia su izquierda, pero regresando a mí mientras su impaciencia se hacía evidente. Mi olfato se agudizó y, sin darme cuenta, me incliné para captar un aroma increíblemente dulce. Blue se adelantó un poco, dándome la oportunidad de ver lo que había en el plato antes de que pudiera hacer alguna pregunta. Me explicó que había elegido algunas frutas que le recordaban a mí.

Tomé un primer bocado de la ensalada de frutas, esperando sentir el crujido, pero en lugar de eso, me sorprendió la suavidad. Los frutos, en tonos de naranja y morado, me sorprendieron: comenzaron como un dulce abrazo en mi paladar, luego tomaron un giro picante y volvieron a esa dulzura que me atrapaba. Hice una pausa y noté la mirada expectante de Blue, cuya sonrisa se ampliaba con cada uno de mis movimientos. Como si una melodía hubiera empezado a sonar, mi cola se movió de lado a lado, mientras Blue exclamaba emocionada: "¡Ves! ¡Te gustó!"

"¿Cómo lo sabes?" pregunté, cruzando los brazos en un intento de mantener mi fachada seria.

"Tu cola baila cuando algo te gusta" explicó, lanzando otro vistazo a mi trasero.

Pongo los ojos en blanco, mirando hacia atrás y dándome cuenta de tenía razón. "Cállate." gruñí tomando el plato y regresando al bláster. Escondí la cola debajo de mí al sentarme, asegurándome de que no se moviera. Refunfuño mientras Blue hacía un pequeño baile de victoria. Mirándola a hurtadillas, una sonrisa irónica se formó en mi rostro, lo que la hizo detenerse y responder con suficiencia. Volví mi atención a la pistola, mis ojos se desviaron hacia la fruta en el plato y luego regresaron al arma. Tuve un breve sobresalto cuando Blue se aproximó y observó la pistola. "Sabes cómo ser sigilosa cuando te lo propones" comenté. Ella aceptó el elogio con una sonrisa, pero mantuvo su enfoque en los mecanismos internos de la pistola.

Rocket y Blue: Tú eres mi razón de vivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora