Elena suspiró mientras seguía caminando, a pesar de sus doloridos pies.
No había visto ni un solo monstruo, ni siquiera evidencia de que existiera. Había recorrido cada pasillo un millón de veces. Todo ese viaje de cinco horas se estaba convirtiendo en un fracaso, pero esa no era la peor parte.
Elena también estaba perdida sin remedio.
Había pensado que recordaría el camino por el que había venido, pero olvidó uno de sus giros y luego otro y ahora estaba...
¿Donde estaba ella exactamente?
Había llegado a una especie de cruce de caminos. Parecía uno de esos lugares que verías antes de ver la gran e importante sala que tenías delante. Los techos eran altos de nuevo y había una estatua de un esqueleto (al menos, esperaba que fuera solo una estatua) con alas y una toga y... ¿era eso un cuerno de unicornio? ¿Qué clase de criatura tenía alas y un cuerno de unicornio?
Elena negó con la cabeza, ¡no tenía tiempo para estol ¿Por qué no esperaba a su padre como una persona inteligente? Podría haber evitado todo este lío, pero nooo, solo tenía que ser Indiana Jones y ahora lo era...
Detuvo su critica interna al ver algo brillar a la luz de la antorcha. Provenía de la extraña estatua de esqueleto. Mirando a su derecha, observó la estatua un poco más detenidamente y abrió los ojos cuando vio lo que parecía una llave verde.
Sintió que su corazón saltaba, įtal vez abriría la puerta que la sacaría de allin
Caminó hasta la estatua y subió al pequeño podio en el que se encontraba. Se puso de pie e intentó alcanzar la llave, agitando la mano en el aire mientras saltaba arriba y abajo. Se detuvo después de unos minutos de intentos y resopló enojada. ¿Por qué demonios era tan bajita? ¿Por qué no podía ser alta como su padre?
Resoplando un poco más y decidida a no darse por vencida por puro despecho hacia una fuerza invisible que no podía nombrar, la chica de ojos jade siguió saltando, tratando de alcanzar la llave.
Estaba tan absorta en sus acciones, que no notó la figura que acechaba en las sombras, observándola con curiosidad.
La figura salió de su lugar detrás de la estatua y empujó el brazo de la estatua lo suficiente para tirar la llave hacia abajo y que sus acciones no se notaran.
Elena estaba a punto de saltar cuando escuchó el ruido de la llave al golpear el suelo de piedra. Bajó la mirada, sonrió triunfante, saltó y recogió la llave.
-¡Jal ¡Toma esa estatua! ¡Tú y tu... estatura por encima de la media! -gritó mientras señalaba la estatua, lo que provocó que la figura invisible reprimiera una risa.
Como si hubiera oído el ruido, Elena de repente comenzó a mirar a su alrededor. Después de mirar en todas direcciones, suspiró ante su propia paranoia. ¿Por qué demonios estaba tan asustada? Si no había visto nada allí abajo hasta ahora, entonces probablemente no iba a ver nada en absoluto.
Mientras se calmaba, la figura se fundió con las sombras y se fue, completamente intrigada por la chica que había logrado hacerlo reir.
Se sacudió el repentino nerviosismo y miró la llave que tenía en la mano. Era de un verde jade como sus ojos y en la punta tenía una calavera muy parecida a la del ascensor. La única diferencia entre las dos era que esta tenía un lazo.
"Es la segunda vez que veo este cráneo. Me pregunto si será algún tipo de cresta".
Metió la llave en el bolsillo canguro de su sudadera y empezó a buscar una puerta. No tardó mucho en encontrarla, ya que había una gran puerta con forma de corazón al lado de la estatua. Se dirigió hacia la puerta, sacó la llave de su bolsillo y la colocó en el ojo de la cerradura, respirando profundamente para tranquilizarse mientras la giraba suavemente.
ESTÁS LEYENDO
Estoy enamorado de un monstruo
Fiksi PenggemarLas cosas que chocan en la noche, que se esconden debajo de las camas y atraviesan las paredes. Elena Callenreese nunca había pensado tanto en cosas fuera del ámbito de la ficción, hasta que ella misma descubrió su existencia. Ahora inscrita en Mo...