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(Craig)

Me siento en mi mesa, riéndome con Annie y Millie. Si se creen que siento algo por ellas, esas perras tienen las esperanzas muy altas. Miro de nuevo a ese rubio. ¿Cómo había dicho el profesor que se llamaba? Oh, si. Tweek Tweak. Un nombre estúpido para alguien que lo es. Ya lo conocía. Era el típico callado de la clase que se sabía la respuesta a lo que sea que le preguntases... Y yo no podía permitir eso. Nadie me supera. En nada. Y cuando digo nada, también me refiero al rendimiento académico. Ese blandengue no es nada comparado conmigo. A penas tiene amigos, por no mencionar que es un rarito. Por donde sea que pasa, deja ese asqueroso olor a café y colonia cara. Viste demasiado bien. ¿A donde cree que va? ¿A una boda? Terminé de comer. Las chicas siguen a mi lado. Joder... Me levanto a devolver la bandeja y paso por al lado de la mesa de Tweak y Stoch. El tonto de Tweek me está mirando de forma feroz, lo que me recuerda a cuando antes me enseñó los dientes, y...
-¡Woof, woof!- Le ladro, riéndome y haciendo a la gente a mí alredor reír. Todo pasa muy rápido. Estoy acorralado contra la pared, con un rubio furioso agarrándome de la chaqueta del equipo de beisbol, con el puño de éste a centímetros de mi nariz. Le veo apretar los dientes. Están amarillentos. Sus ojos azules con amarillo se notan llorosos, lo que me hace sonreir. Se va a meter en un buen lío en cuanto un profesor aparezca. Tengo dos opciones, esperar a que eso pase tranquilamente, o gritar como una-.
-¡AUCH!- Cuando me doy cuenta, me sangra la nariz. Ese maldito enano no sabe lo que ha hecho ni con quien se está metiendo. Le agarró del cuello de la camisa y lo tiro al suelo, pisandole el estómago.- CUIDADITO CON LO QUE HACES, ENANO.
El rubio me mira desde el suelo, dolorido. Mierda. Se me ha llenado la chaqueta de sangre. Mi madre me va a matar. Me cubro la nariz con un pañuelo que me tiende Clyde, pero sigo sonriéndole triunfal al imbécil del suelo. Aunque, de repente...
-¡TUCKER, TWEAK! A DETENCIÓN.
Mierda... El profesor nos ha pillado. Le quiero el pie de encima al rubio y me coloco bien la chaqueta. Está aterrorizado, lo que me hace aguantar una risa. Ese idiota seguro que no ha estado nunca en detención y se piensa que es como una cárcel. Oh, no puedo esperar a ver su cara cuando llamen a sus padres. Pobrecillo. Me llamó la sangre que tengo en el labio y sigo al profesor, notando al otro chico temblando. Esto va a ser divertido.
Me senté en mi mesa habitual, cruzando las piernas sobre el pupitre y bostecé. Había mucha más gente. En la hora del almuerzo siempre hay problemas.
-¿Q-que tenemos que hacer?- Escucho que pregunta Tweak, cagadito de miedo.
La profesora que, como de costumbre, estaba con el móvil, solo le miró con desdén y le dijo.
-Lo que sea menos tocarme las pelotas.
Y siguió a lo suyo. De reojo veo a Tweek sacar un libro y ponerse a leer. Pobre pringado. Me quito el pañuelo de la nariz. Ya no sangro. Me aburro. Mucho. Agarró una hoja de mi cuaderno y se la tiro al rubio. "Si no hubiese llegado ningún profesor, te hubiese partido la cara." Es mentira. No soy tan cruel. Pero me gusta ver cómo frunce el ceño. Parece como si se fuera a poner a ladrar o gruñir. Para mí sorpresa, me devuelve el papel. "Sé boxeo, imbécil." Oh, así que es un chico rudo, ¿Eh? Ya lo veremos. Le miro con una sonrisa burlona en los labios, con una ceja levantada, y digo en voz baja.
-¿Te crees muy fuerte, no?
-Oh, soy muy fuerte, Tucker.
Entonces se me vino una idea a la cabeza.
-Si sabes que van a llamar a tus padres, ¿no?
Bingo. Se le ve aterrorizado. Me mira con los ojos súper abiertos.
-¿Q-que?
-Oh, si. Pensé que ya lo sabías. Te va a caer una buena regañina, enano...
El chaval se deja caer en la mesa. Creo que está llorando. Bien. Al menos ya tengo entretenimiento. Saco el móvil y le escribo a Clyde un rato, riendome de este idiota. Por un momento, levanto la vista para mirarlo... Y veo que se está tirando de los pelos, mientras le caen lágrimas por las mejillas. La sonrisa se me borra de la cara. Me gusta burlarme de la gente, pero... Esto era otra cosa. Le miro con preocupación, hasta que para al darse cuenta de que lo observo.
-¿Estás bien? ¿Tan estrictos son tus padres?
-DEJAME EN PAZ.
Todos le miran. Se pone rojo de vergüenza y vuelve a tumbarse sobre la mesa.
-No lo estoy haciendo para molestarte.- Susurro, una vez que ya nadie nos presta atención.
-Uhh, si, lo son.
-¿Por eso lo de las altas notas?
Se queda en silencio, sollozando
-Respondeme.
-No, eso es para tocarte los cojones.
-Que te follen.- Le suelto, sacándole el dedo del medio y volviendo a mi móvil, enfadado. Uno intenta ser amable y los demás te reciben con eso. Imbécil de mierda. Me da mucha tirria. Soy un hermano mayor, asi que tengo ese instinto protector con los que son más pequeños... Pero si es un imbécil, no puedo hacer nada al respecto. Le escucho lloriquear. Algo en mi interior me dice que lo que me ha respondido ha sido culpa del pánico y el odio que me tiene. Ahora me siento mal. Resopló y tomó otro papel. "Lo siento. No quería responderte así, pero me sacas de mis casillas." Se lo lanzo y espero a que me lo devuelva. "Ok." ¿Ok? ¿En serio? Estoy luchando por no mandarle a la mierda cuando suena el timbre. Me levanto bostezando y me llevo mis cosas, mientras veo de reojo que el rubio se está secando las lágrimas. No se cómo sentirme

Ese maldito chico... -Craig x Tweek-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora