Jean Clo caminaba hacia el café donde había acordado encontrarse con Kitty Noir. Su corazón latía con fuerza, lleno de nerviosismo y anticipación. Mientras avanzaba por las calles de París, una figura oscura apareció de repente frente a él: Scarlett Shadow.
—Jean, veo que estás listo para tu cita —Dijo Scarlett Shadow con una sonrisa maliciosa—. Pero antes de que vayas, tengo algo que podría ayudarte.
Jean frunció el ceño, desconfiando de las intenciones del villano, a pesar de que se trataba de su mentor.
—No necesito tu ayuda, Scarlett. Ya he decidido ser honesto con Kitty —Pasó una manos por su cabello—. Le contaré todo.
El villano sabía que era hora de actuar si quería que su plan se llevara a cabo.
Scarlett Shadow sacó un pequeño dispositivo del tamaño de un botón y lo sostuvo frente a Jean.
—Oh, pero si solo vengo a ayudarte con adorada musa.
Jean se cruzó de brazos, expectante a lo que tenia que defirle el mayor. Esperaba que nadie lo viera hablar con él villano del momento.
—Este dispositivo emite ondas que pueden moldear los sentimientos de la otra persona. Con esto, puedes asegurarte de que tu cita con Kitty sea excelente. Ella sentirá lo que tú quieras que sienta.
Jean retrocedió, horrorizado.
—¿Estás bromeando? —Sin embargo, al ver que el villano no borraba la sonrisa un escalofrío le recorrió—. Nquiero obligar a Kitty a sentir algo que no es real. Eso sería... eso sería incorrecto.
Scarlett Shadow se acercó, susurrando con voz seductora.
—¿Estás seguro, Jean? Piensa en Lordbug. ¿Qué pasará si él se queda con tu musa porque tú no hiciste nada? ¿Estás dispuesto a perderla para siempre?
La duda comenzó a invadir la mente de Jean. La imagen de Kitty y Lordbug juntos, felices, le causaba un dolor profundo. Kitty Noir, su musa, había sido la inspiración que lo sacó de un bloqueo artístico sin siquiera saberlo. ¿Y si Scarlett tenía razón? ¿Y si esta era su única oportunidad para demostrarle a Kitty lo que sentía?
—No... no quiero perderla —murmuró Jean, mirando el dispositivo con creciente tentación.
Era su única oportunidad para estar con la mujer que le había robado el corazón, no podía simplemente dejarla pasar, pero tampoco podía jugar con los sentimientos de Kitty Noir.
Scarlett Shadow sonrió, viendo cómo la duda se apoderaba de su pupilo.
—Entonces, toma el dispositivo. Úsalo y asegúrate de que tu cita sea inolvidable. No estás obligando a nadie, solo estás ayudando a que las cosas salgan bien. Llamelos un empujoncito.
Jean tomó el dispositivo con manos temblorosas, su mente en conflicto. Sabía que usarlo estaba mal, pero el miedo a perder a Kitty era abrumador.
—Piensa en lo que realmente quieres, Jean —dijo Scarlett Shadow antes de desaparecer en la oscuridad—. No dejes que el insecto te lo arrebate.
Jean se quedó solo en la calle, el dispositivo en su mano. La decisión que tomara esa noche podría cambiarlo todo.
(...)
Llegó al café con el dispositivo en su bolsillo, decidido a no usarlo. Su corazón latía con fuerza mientras esperaba a Kitty Noir. Cuando ella llegó, su presencia llenó el lugar. Se veía tan hermosa como siempre, pero su actitud era fría y profesional.
Intentó entablar una conversación más personal, pero Kitty seguía enfocada en la misión.
Jean sintió una punzada de frustración.
Había esperado que esta cita fuera una oportunidad para acercarse a Kitty, pero ella estaba completamente enfocada en su misión.
Finalmente, en un momento de desesperación al no poder siquiera hablar con ella de forma normal, Jean activó el dispositivo sin que nadie lo notara.
Poco a poco, Kitty comenzó a relajarse. Su expresión se suavizó y una sonrisa apareció en su rostro.
No pudo evitar sentir una punzada de culpa, pero esa sensación se desvaneció al sentir el contacto de Kitty, verla sonreír con timidez y un pequeño rubor tiñiendo sus mejilas. Su corazón se llenó de esperanza y felicidad.
Luego de eso la conversación fluyó con más naturalidad. Kitty reía y compartía anécdotas, y Jean se permitió disfrutar del momento, aunque una parte de él sabía que no era completamente real.
—¿Sabes, Jean? —dijo Kitty, mirándolo con ojos brillantes—. A veces me siento tan abrumada por la responsabilidad de proteger París. Es agradable poder relajarme un poco y hablar contigo.
Jean sonrió, sintiendo una calidez en su pecho.
—Me alegra escuchar eso, Kitty. Siempre he admirado tu dedicación y valentía. Eres una inspiración para todos nosotros.
Kitty bajó la mirada, un rubor más profundo coloreando sus mejillas.
—Gracias, Jean. Eso significa mucho para mí.
Jean se sintió un poco culpable por haber usado el dispositivo, pero esa sensación se desvaneció al ver la sonrisa de Kitty y sentir su mano en la suya.
Kitty lo miraba con ternura.
Kitty apretó su mano, sus ojos brillando con emoción.
—Jean, eres una persona increíble. Y aunque no puedo prometerte nada más que mi amistad, quiero que sepas que valoro mucho lo que has hecho por nosotros.
Jean sonrió, sintiendo una mezcla de felicidad y tristeza.
La noche continuó con una conversación más relajada y personal. Jean sabía que había cruzado una línea al usar el dispositivo, pero en ese momento, decidió disfrutar del tiempo que tenía con Kitty, sin pensar en las consecuencias.
Sin embargo, no pudo resistir la curiosidad y, con un ligero temblor en las manos, subió un poco más la frecuencia del dispositivo. Observó con fascinación cómo Kitty Noir se relajaba aún más, su postura se volvía más cómoda y su expresión más abierta.
Sus ojos verdes brillaban con una ternura que nunca había visto antes, cómo si él acabará de bajarle las estrellas.
El castaño sintió un nudo en la garganta, sabiendo que parte de esta conexión era artificial, pero no pudo evitar disfrutar del momento.
Se permitiría disfrutar de la compañía de su musa, aunque fuera por esa noche.
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Mi musa
FanfictionJean Clo, desde joven siempre ha sido un apreciador de la belleza que lo rodea, los lienzos y las telas su forma de expresión, sin embargo, cuando un bloqueo creativo lo azota deberá encontrar una fuente de inspiración, casualmente es una linda gati...