VI

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Maela perdió la cuenta del número de copas que tomo esa noche. Apenas retirarse con Aegon y Aemond de la reunión, la princesa se fue a los aposentos de Aegon acompañada de sus dos hermanos. Ahora, ya en el lugar, Maela estaba indignada con el comportamiento de ambos.

Con una copa todavía en su mano, Maela tomaba más vino. Tenía una resistencia al licor increíble, quizás por haber empezado a consumirlo a escondidas desde muy joven gracias a Aegon. Desde su posición, Maela miraba con cierta molestia a sus hermanos, estando dispuesta a dejarles en claro su negatividad ante la actitud de los dos.

—¿Qué se supone que les pasa?—Cuestionó con recelo a sus dos hermanos— Entiendo que odien a nuestros sobrinos, pero por los siete, ¿no podían aguantarse sus insultos por lo menos este día?—Les preguntó a ambos, con molestia en su voz.

—A ver, Maela. A mí no me culpes, porque yo solo seguí el juego de Aemond—Se excluyo Aegon de la culpa, mientras hacía una pausa para consumir su vino—, además, yo solo tiré al niñato de Luke encima de la mesa y ya. No es gran cosa.—Minimizo.

—¿Qué no es gran cosa?—Repitió Maela las palabras de su hermano—Por favor, Aegon. Arruinamos toda la reunión que teníamos está noche.—Le señalo Maela.

—Bueno, puedes que tengas razón. Pero todo lo comenzó Aemond, no yo. —Dijo Aegon, tratando de quitarse toda la responsabilidad de encima, como siempre.

Maela está vez dirigió su atención a Aemond, el cuál estaba callado y esperando en silencio las palabras de su hermana menor, Maela. El principe tuerto no comprendía la necesidad de su hermana por regañarlos, de alguna manera, le estaba recordando a su propia madre.

—Y tú, Aemond—Llamo Maela— ¿Qué es lo que esperabas ganar con todo esto?—Maela lo interrogó— En mi opinión, lo único que ganamos fue alterar a nuestra hermana, Helaena.

—Helaena se altera por todo, eso no es sorpresa para nadie.—Comento Aemond con los brazos cruzados—Y si me preguntaste si gane algo de todo esto, pues sí, sí lo hice. Derribe al bastardo de Jacaerys y destrui el poco orgullo que puedan tener esos malditos Strong.—Respondió Aemond con orgullo en su voz.

—Ellos son unos niños comparados contigo, Aemond.—Le recalcó—Jace tiene mi edad y Luke es incluso menor que yo, así que es obvio que los podías derribar con facilidad.

—Tú ya no eres una niña, Maela.—Dijo Aemond avanzando unos pasos hacia su hermana, hasta quedar a pocos centímetros de distancia y ponerla nerviosa—Y ellos tampoco lo son, y aunque lo fueran e incluso si tuvieran la misma habilidad del tío Daemon, igual los derrotaría. Algún día voy a cobrarles mi deuda, Mae.—Prometió Aemond para luego irse dejando a Maela sola con Aegon.

Aegon observó con curiosidad la reacción de Maela. Aemond la puso de los nervios con su cercanía y aquello era algo extraño para Aegon, puesto que su hermano nunca tuvo ese efecto en Maela.

Maela se quedó estática en dónde estaba, con los pelos de punta y su expresión en blanco. Aemond estaba diferente con ella desde lo que sucedió, él inclusive estaba tratando de tocarla en medio del banqueta, sin importarle que su familia estuviera presente. Sin saber que más hacer, Maela siguió tomando vino, agobiada por todo lo sucedido.

—¿Qué están ocultando ustedes?—Pregunto Aegon a Maela, refiriéndose a ella y Aemond. El mayor de los príncipes no iba a quedarse con la duda.

—E... Es una larga historia, Aegon.—Maela balbuceó un poco al responderle— De hecho, es algo de lo que quería hablarte desde anoche.—Las mejillas de Maela tomaron color al recordar lo que sucedió en ese mismo lugar.

Aegon por su parte, frunció el ceño al notar el color en su rostro. Y le hizo señas a su hermana para que se acercara a él, puesto que estaba dispuesto a escuchar lo que ella quería contarle. Y más si eso tenía que ver con él impulsivo Aemond.

𝗬𝗼𝘂'𝗿𝗲 𝘁𝗼𝗼 𝘀𝘄𝗲𝗲𝘁 𝗳𝗼𝗿 𝗺𝗲 -𝗝𝗮𝗰𝗮𝗲𝗿𝘆𝘀 𝗩𝗲𝗹𝗮𝗿𝘆𝗼𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora