Antes de nada pueden ignorar el anterior cap, si quieren, ya que me arrepiento un poco al crearlo
Issei se despertó temprano, con la cabeza pesada y el ánimo por los suelos. Aunque había disfrutado su breve momento de paz la noche anterior, sabía que la rutina diaria en la Casa Hyoudou lo esperaba. Decidido a mantener su plan en marcha, comenzó a dar pequeñas señales para que las chicas lo dejaran en paz.
Asia fue la primera en notarlo. Durante el desayuno, él se mostró más reservado de lo habitual, respondiendo con monosílabos y evitando el contacto visual. Ella, siempre perceptiva, no tardó en darse cuenta de que algo no iba bien.
—¿Issei, te sientes bien? —preguntó con suavidad, acercándose a él.
—Sí, solo necesito un poco de espacio, Asia. —respondió él, tratando de sonar lo más calmado posible.
Asia asintió, aunque la preocupación no desapareció de su rostro. Ella sabía que Issei estaba pasando por algo difícil, pero respetó su deseo de espacio.
Más tarde ese mismo día, Rias y Akeno estaban discutiendo los planes para una próxima reunión cuando Issei entró en la sala. Ellas lo observaron con curiosidad, notando su actitud distante.
—Issei, ¿qué opinas de esto? —preguntó Rias, tratando de incluirlo en la conversación.
—Lo que decidas está bien, Rias. —respondió él sin levantar la vista del libro que estaba fingiendo leer.
Rias frunció el ceño, notando su desinterés, pero decidió no insistir. Sabía que algo estaba pasando con él, pero no quería presionarlo.
Durante los siguientes días, Issei continuó mostrándose distante. En el entrenamiento con Akeno, apenas participaba, realizando los movimientos básicos con una falta de energía evidente. Akeno lo observaba con preocupación, pero no sabía cómo acercarse a él.
Finalmente, una noche, después de una cena silenciosa, Issei decidió salir a dar un paseo. Necesitaba despejar su mente y encontrar un poco de claridad. Se dirigió al parque cerca de la Academia Kuoh, un lugar que había llegado a considerar un refugio personal.
—Te ves mal, Rojo. —una voz femenina resonó en el ambiente.
Issei giró la cabeza y vio a Vali, su rival, observándolo con indiferencia.
—Vali, ¿quieres luchar? —preguntó, tratando de encontrar una distracción en la pelea.
—Aunque deseara luchar, no estás en óptimas condiciones —respondió ella con calma.
—Entonces, ¿qué quieres? —dudó Issei, sin entender por qué ella estaba allí.
—¿Acaso no puedo visitar a mi rival? —sonrió ella—. Además, Azazel me pidió que te entregara algo.
Vali le arrojó un pequeño paquete que Issei atrapó en el aire. Lo abrió y encontró un amuleto con runas antiguas. No entendía del todo su propósito, pero supuso que debía ser importante.
—Gracias, supongo. —dijo Issei, sin saber qué más decir.
—La próxima vez te venceré. —respondió Vali antes de desplegar sus alas y salir volando.
Issei miró el amuleto por un momento antes de guardarlo en su bolsillo y regresar a casa. Sabía que tenía que averiguar más sobre ese objeto y por qué Azazel se lo había enviado.
Al día siguiente, decidió hablar con Rias sobre el amuleto. La encontró en su habitación, revisando unos documentos.
—Rias, necesitamos hablar. —dijo, entrando sin esperar una invitación.
—¿Qué ocurre, Issei? —preguntó ella, levantando la vista.
—Vali me entregó esto anoche. Dijo que era de Azazel. —explicó, mostrando el amuleto.
Rias lo observó detenidamente antes de tomarlo en sus manos.
—Esto es un amuleto de protección, muy antiguo. Azazel debe tener una razón para enviártelo. —dijo ella, devolviéndoselo—. Quizás deberíamos preguntarle directamente.
Issei asintió, sabiendo que esa era la mejor opción. Decidieron convocar a una reunión con Azazel para obtener más respuestas.
La reunión se llevó a cabo en el sótano de la Casa Hyoudou, un lugar donde solían discutir asuntos importantes sin ser interrumpidos. Azazel llegó con su habitual aire despreocupado, pero su expresión se volvió seria al ver el amuleto en manos de Issei.
—Así que finalmente lo recibiste. —dijo Azazel, tomando asiento.
—¿Qué es exactamente y por qué me lo enviaste? —preguntó Issei, sin rodeos.
—Ese amuleto es una protección contra una antigua maldición que ha resurgido recientemente. Creí que estarías en peligro y necesitabas esto. —explicó Azazel.
Issei frunció el ceño, sin entender del todo.
—¿Una maldición? —repitió, buscando más detalles.
Azazel asintió, tomando un respiro antes de continuar.
—Sí, una maldición que afecta a aquellos con un gran poder demoníaco. Temía que alguien pudiera usarla contra ti. —dijo, observando a Issei con seriedad—. Por eso pedí a Vali que te lo entregara personalmente.
Issei asimiló la información, comprendiendo que su vida estaba en más peligro del que había imaginado. Sabía que debía estar preparado para lo que fuera que se avecinaba.
—Gracias, Azazel. —dijo, sintiéndose un poco más aliviado.
La reunión terminó y Issei volvió a su habitación, pensando en todo lo que había sucedido. Sabía que tenía que estar listo para enfrentar cualquier amenaza, pero también se dio cuenta de que no podía hacerlo solo. Necesitaba a sus amigos, a pesar de su deseo de espacio.
Esa noche, mientras contemplaba el amuleto, se dio cuenta de que su vida estaba cambiando de nuevo. Las pruebas que enfrentaría serían difíciles, pero estaba decidido a superarlas. No solo por él, sino por todos los que lo rodeaban.
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La princesa Lucifer (Publicado Porque Si)
FanfictionCansado de los Lloriqueos de Rias Gremory y las demás chicas, Issei cansado de esto se toma un tiempo para relajarse y pensar sobre su vida