Oculto A Simple Vista - Parte II

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El Sol resplandecía con fuerza, las aves cantaban y el bullicio de la gente daba comienzo a un nuevo día.

Kalea se despierta con ánimos y se prepara para otra nueva aventura. Sus padres se encontraban trabajando así que ella sola se prepara para salir como siempre.

Hoy es un día como cualquier otro en el pueblo. Al salir de su casa con su arco en la espalda y algunas provisiones para el camino, corre directo al establo sin tropezarse con la gente que venía pasando y saluda a Sirius, su caballo.

- ¿Listo para otra aventura, amigo? Hoy tengo planeado adentrarme un poco más a la parte desconocida del bosque. ¿Te animas?

Sirius retrocede un poco.

- Oh, vamos. Tampoco nos quedaremos un buen rato ahí. Solo echaremos un vistazo. ¿Te parece? Volveremos en un instante.

A Sirius parece agradarle la idea por lo que Kalea se anima y se monta para así viajar a lo desconocido.

Aquel lugar se encontraba mucho más lejos de lo que Kalea suele viajar normalmente. Sus viajes suelen durar como máximo una o dos horas, pero este viaje que va a emprender será de unas siete a nueve horas lejos del pueblo.

El bosque era inmenso y también estaba lleno de peligros por lo que Kalea y Sirius viajaban con cautela. El miedo de que algo o alguien vinieran para lastimarlos no salía de sus cabezas, sin embargo, Kalea se mantenía firme ante todo. Kalea sabía muy bien el peligro al que se estaba enfrentando.

Las horas pasaban y el hambre vino así que decidieron parar en un lugar seguro para comer. Por suerte Kalea traía consigo muchas provisiones y tanto ella como Sirius pudieron llenar muy bien sus barriguitas para seguir con el viaje.

Mientras más cerca los dos se encontraban de su destino parecía como si el cielo se oscureciera lo que era extraño ya que aún era muy temprano. Ambos siguieron avanzando mientras observaban como lentamente el cielo seguía oscureciéndose. Después de unas horas el cielo permaneció en un tono nublado lo cual daba una sensación de inquietud y paranoia.

Cuando al fin llegaron a su destino Kalea baja con cuidado a explorar un poco más a fondo. Sirius la seguía sin hacer ruido alguno.

Cada vez parecía haber menos árboles lo cual podría ser una gran desventaja si algo malo sucediera y no pudieran esconderse entre estos.

Poco después a lo lejos se comienza a escuchar una inquietante melodía de lo que parecía ser...

- ¿Un arpa? ¿Qué haría un arpa aquí? ¿Y quién está tocándola? – murmuró Kalea mientras se acercaba al lugar de donde provenía la música.

Sirius después de un tiempo comienza a retroceder como si estuviera tratando de advertirle a Kalea que algo malo pasaba y debían marcharse.

- ¿Qué haces? – Kalea estaba confundida – No pasa nada, Sirius. – le dijo en voz baja pero al ver que Sirius no hacía caso solo suspiró. – Esta bien, espérame en el lugar donde estábamos. No me tardaré. Y ni se te ocurra irte sin mí.

Sirius se marcha con cuidado al lugar donde estaban antes para esperar a Kalea.

Kalea, ahora estando sola, sigue avanzando hasta que ve un gran lago que parecía brillar y consigo... quien está tocando el arpa. Kalea rápidamente se oculta detrás de un árbol que se encontraba cerca y observa detalladamente a quien se encuentra tocando el arpa.

Era una persona pero, lamentablemente, le estaba dando la espalda a Kalea por lo que no puede definir con claridad su género. Aquella persona vestía de una manera que Kalea solo había visto en los bardos y nobles. Su cabello era completamente negro, se veía un poco despeinado y largo hasta los hombros. Aquella persona tenía unas orejas largas como los elfos. Kalea se sorprendió pues nunca antes había visto uno en persona, sino que solo había escuchado algunas que otras cosas sobre ellos. Se notaba que era fuerte por su cuerpo. Kalea ya estaba haciendo especulaciones que se trataba de un joven elfo. Kalea trata de pensar en una forma de acercarse sin que la note pero la melodía no le dejaba concentrarse. Kalea comienza a prestarle atención a la melodía y ya no sonaba mal... la melodía lentamente comenzaba a cambiar a un tono melancólico lo que hizo que Kalea sintiera un poco de tristeza. Sin embargo, la melodía de repente cambia a uno colérico y Kalea comienza a sentirse irritada y molesta. Sentía emociones... emociones que no eran suyas. Pero si no eran suyas... Kalea nota la manera en que el elfo tocaba el arpa y se podía notar que tocaba el arpa de una manera sutil como si estuviera diciendo a través de la melodía la manera en que sentía. Kalea en ese momento comprendió que aquellas emociones no eran de ella, sino de aquel elfo desconocido. No obstante, la melodía empeora.

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