Oculto A Simple Vista - Parte IV

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El joven se encontraba observando fijamente su reflejo en aquel lago cristalino. Sentía felicidad, pero no esa felicidad que sentía al derrotar enemigos y causar caos. Esta felicidad era extraña y confusa para él... sentía paz y le gustaba. Se sentía... aliviado.

El joven estaba tan metido en sus pensamientos que no prestó atención alguna a su alrededor hasta que escucha una voz familiar provenir por detrás a lo lejos.

- ¡Rune! – Kalea corre a abrazar al joven con lágrimas en sus ojos. ¿Acaso no se había dado cuenta? ¿Acaso la visión borrosa debido a sus lágrimas es la razón por la que no notó que no estaba abrazando a "Rune"?

- ¡¿Huh?! – El joven empuja a Kalea haciendo que esta caiga al suelo. Él está mostrando sus verdaderos colores ante ella pues nunca fue lo que él pretendió ser.

Kalea, confundida, se seca las lágrimas y mira atentamente a aquel joven, dándose cuenta de que no era Rune.

Era similar a él pero al mismo tiempo tan diferente.

Aquel joven vestía de manera mucho más formal que Rune y su peinado es el mismo solo que el de este joven tenía las puntas de color rojo y no estaba tan enmarañado como el de Rune.

Su mirada es cansada y repleta de ira. Sus ojos son de un fuerte color rojo carmesí. Tenía delineador y ojeras en la parte inferior de sus ojos. Es un poco más alto que Rune y su voz es un poco más grave pero calmada, mas causa cierta incertidumbre.

- ¿Quién te crees que eres para acercarte a mi persona de tal manera? - El joven mira a Kalea de arriba abajo de manera juzgona.

- Oh, lo lamento... - se levanta del suelo – Pensé que eras alguien más.

El joven mira a Kalea indignado - ¿Qué osadía tienes para hablarme de tal manera? – La toma de la mandíbula y aprieta ligeramente - ¿Acaso no tienes modales?

- Yo... lo lamento. No fue mi intención faltarle el respeto, Su Alteza.

- Pfft, - el joven aguanta las ganas de reír – Ah, no puedo tomarte enserio cuando hablas de tal manera. Es chistoso. – se inclina para acercarse a su oído – ¿Ya te lo he dicho, no? - la suelta y se queda de brazos cruzados.

- ¿Qué? – Kalea estaba confundida.

- ¿Qué? – Repitió el joven en el mismo tono que Kalea mientras la miraba con una expresión inocente.

La expresión del joven cambia a una de reproche después de unos segundos.

- ¿Podrías decirme exactamente qué se supone que hace una simple mortal como tú en lugares como estos?

- Oh, yo solo venía a hablar con alguien... - mira a su alrededor – al parecer no está. – se soba el brazo.

- Hmph, "al parecer" – repitió al quitar la mirada mostrando apatía.

Kalea retrocede y da media vuelta. El joven la mira perplejo y un tanto descontento por su comportamiento.

- ¿Ahora osas de retirarte sin decir nada? ¿Qué es lo que sucede contigo? Tsk, todos los humanos son igual de engorrosos.

- Oh, lo lamento. – se da la vuelta – No me iba, solo me siento un tanto distraída y pensé que dando unos pasos me haría concentrarme. Lo lamento si mi comportamiento te fastidió.

- Hmph, es lo mismo. - se acerca y se inclina - ¿Es por tu amigo? ¿Estás pensando en cómo disculparte? ¿Buscas las palabras adecuadas?

Kalea se asusta - ¿C-Como? ¿Disculparme?

- Exacto. Por lo de la noche anterior, por supuesto. – suelta una carcajada.

- ¿Q-Quién eres? – Kalea retrocede lentamente.

- ¿Eso importa? – sonríe de manera infame – No cambies el tema.

- ¿Si ya lo sabes por qué sigues preguntando al respecto?

- No es para hacerte sentir deprimente, sin embargo, no creo que disculparse ahora sea lo adecuado. – su sonrisa cambia a una aplacada – Probablemente él esté muy molesto al respecto.

- ¿Cómo puedes estar tan seguro? Cuando le explique la situación yo sé que el razonará al respecto.

- Puede que tengas razón. Después de todo no soy más que un extraño... – se ríe – Y dicen que no hay que confiar en los extraños. – se encoge de hombros – Haz lo que te plazca, querida.

- ¿Cómo me llamaste? – Kalea se siente incómoda ante tal apodo.

- Ya debes partir o no querrás llegar tarde~. – El joven se da la vuelta y vuelve a acercarse al lago en dónde se encontraba al principio.

- ¿Llegar tarde a dónde? – Kalea se acerca al joven – Tampoco me has dicho tu nombre.

- ¿Hm? – la mira por encima del hombro – Con el tiempo lo sabrás...

- Pero-

Antes de que Kalea pudiera hablar el joven acerca rápidamente su mano al rostro de esta y coloca su dedo índice en su frente empujando ligeramente hacía atrás causando que Kalea, en un abrir y cerrar de ojos, despertara en su hogar.

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