V kacchan... ¿un monstruo?

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La mañana era fría y la luz del sol comenzaba a filtrarse por la ventana de la habitación, donde dos adolescentes aspirantes a héroes dormían. Izuku fue el primero en despertar, entreabriendo los ojos con molestia por la luz que se colaba a través de las cortinas. Se removió ligeramente en su lugar, lo que le hizo percatarse de unos fuertes brazos que rodeaban su cintura. Un agradable olor a caramelo levemente quemado y una respiración suave y rítmica lo tranquilizaban con solo escucharla. Era tan reconfortante ser abrazado por Kacchan. Katsuki se veía tan calmado, con sus labios ligeramente abiertos y emitiendo pequeños ronquidos...

Un momento.

¡¿KACCHAN LO ESTABA ABRAZANDO?! ¿Cómo había sucedido eso? No solo Katsuki lo tenía envuelto en sus brazos, él también tenía sus manos alrededor del torso de Katsuki.

Izuku intentó recordar cómo habían terminado así, y los recuerdos de la noche anterior inundaron su mente: se había aferrado a Katsuki y lo había olido como si fuera un perro. "Qué vergüenza", pensó. Había creído que era un agradable sueño, pero ¿eso significaba que Kacchan lo había cargado y llevado en brazos hasta la habitación? Este pensamiento hizo que Izuku se sonrojara aún más. Se fijó en el rostro del rubio, analizando cada una de sus facciones. Pocas veces se presentaba la oportunidad de apreciar la belleza de su amigo de la infancia. Le gustaría seguir viéndolo por más tiempo, pero tenían clases y debían empezar a prepararse. Ya habían faltado mucho y no podían permitirse faltar otro día más.

El agarre de Katsuki era fuerte, así que con una mano tocó la punta de la nariz del rubio, haciendo que este frunciera un poco el ceño. Repitió la acción hasta que finalmente Katsuki empezó a abrir esos hermosos ojos rubíes. Izuku se quedó sin aliento un momento, atrapado en la intensidad de esa mirada. Era un despertar lento y lleno de emociones contradictorias, una mezcla de ternura y pánico que hacía que el corazón de Izuku latiera con fuerza. Estaban tan cerca, y por un instante, el mundo exterior dejó de existir, reemplazado por la calidez de ese momento compartido en la fría mañana.

—Buenos días, Kacchan... ¿cómo dormiste? —preguntó Izuku, todavía presionando la fina nariz del rubio. Era muy agradable despertar junto al chico que le gustaba. Katsuki se dio cuenta de que estaba abrazando a Izuku y, algo apenado, retiró suavemente sus brazos de la cintura del menor.

—¿Tú qué crees, Deku? Te aferraste a mí como un chicle toda la maldita noche —respondió, omitiendo la parte en la que él también estaba aferrado al pecoso.

—Perdona si te incomodé, Kacchan. Estoy acostumbrado a dormir aferrándome a algo. ¡No volverá a pasar! —se excusó Izuku mientras se levantaba de la cama.

—Tsk, como sea —respondió cortante el más alto, levantándose también de la cama.

Ambos se dispusieron a prepararse para el día. Mientras se vestían, Katsuki no pudo evitar lanzar miradas furtivas a Izuku. El recuerdo de la noche anterior aún fresco en su mente, junto con la confusión de sus sentimientos. Izuku, por su parte, intentaba actuar con normalidad, aunque su corazón latía con fuerza al recordar la cercanía que habían compartido.

La habitación se llenó de un silencio cargado de pensamientos no dichos y sentimientos no expresados. Cada uno, inmerso en sus propios dilemas internos, se preparó en silencio, consciente de la presencia del otro, pero sin atreverse a romper la tensión que los envolvía.

Finalmente, listos para enfrentar un nuevo día, ambos salieron de la habitación, llevando consigo la confusión y la dulzura de la mañana que habían compartido.

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Aprendiendo a convivir juntos / BakudekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora