Katrin: La magia de ser yo.

Capítulo 2. Desaparición

Había pasado un mes desde la muerte de mi papá, recuerdo que en ese entonces aún no lograba superar el hecho de que se fue, mi madre decía que era porque solo quería llamar la atención, con el tiempo yo me pregunté si a ella alguna vez le importó que papá muriera, no recuerdo haberla visto llorar más que en las entrevistas que llegaba a dar en la televisión, claro alguien tan importante como ella en el medio del espectáculo no podía simplemente fingir que no le importaba la muerte de su esposo, más cuando esta fue transmitida varias veces en diversos noticieros, claramente el accidente fue demasiado llamativo en una ciudad donde los accidentes son algo común.

El tema es que ese día estaba en la escuela, como de costumbre me encontraba solo, no había nadie que quisiera hablar conmigo por ser la representación de todo lo que consideraban raro, tenía 14 años y me sentía más solo que nunca; la muerte de mi papá solo había añadido a la lista de mis agresores un motivo más para hacer mi vida imposible, pasé de ser solamente el "Niño-niña" a ser el chico que vio morir a su papá, realmente no era un título que quisiera cargar pero no es como que pudiera hacer mucho, los adolescentes son idiotas, yo mismo estoy seguro que lo era para otros, pero honestamente no es algo que me importara ahora.

En fin, el tema es que ese día para mi sorpresa mi madre pasó por mi a la escuela, recuerdo que iba saliendo y escuché mucho ruido de una multitud, cuando llegué a la puerta de la escuela entendí el motivo: Había una persona famosa en la entrada, mi mamá.

Sonará extraño que me sorprenda esto pues seguramente para muchos chicos de mi edad era normal que sus madres fueran por ellos a la escuela, estoy seguro que a muchos hasta les molestaba que lo hicieran pero para mi verla ahí de pie afuera de su auto color negro, vistiendo su elegante traje blanco y con los lentes oscuros que siempre usaba, hacían que me sintiera genuinamente confundido, ella nunca iba a la escuela por mi, jamás iba a mis festivales ni eventos, siempre había ido mi papá y mis hermanos, inclusive en alguna ocasión mi abuelita, pero ella, mi madre nunca había ido por mi.

– Cariño sube, tengo que hablar de algo importante con ustedes.

Esas fueron sus palabras, por primera vez me llamó de una forma cariñosa sin que estuviéramos frente a las cámaras, eso causó que en mi pecho se plantara una cálida sensación, una ilusión de que ella finalmente iba a quererme, que finalmente iba a tenerme ese cariño que siempre le vi demostrar a mis hermanos. Cuando subí al auto vi a mi hermana mayor en este, ella también seguía triste como yo, sin embargo no hablábamos al respecto, quería mucho a mi hermana pero nunca pude hablar con ella, supongo que ella se sentía igual a mi.

Mamá nos llevó hasta un lindo restaurante al que solíamos ir con papá en ocasiones especiales como los cumpleaños, se trataba de un lugar de hamburguesas muy ambientado en los 80's, siempre solía olvidar el nombre pero recuerdo que me gustaba mucho ir porque el ambiente era muy lindo, teníamos tantos recuerdos bonitos y al ver la expresión de mi hermana supe que ella también recordaba con cariño ese restaurante.

Sin embargo, apenas entramos supe que este no sería otro de esos recuerdos felices, pues apenas llegamos fuimos a la mesa que siempre usábamos, la tercera junto a la ventana y a la rocola, justo enfrente de la barra y con la vista perfecta a la pared de fotografías de artistas famosos que habían visitado el lugar, ese era nuestro lugar, era nuestra mesa y era un lugar casi sagrado para nosotros; sin embargo en ese momento esa ilusión se rompió cuando vimos sentado en la mesa al compañero de mamá, el mismo que se mantuvo insistentemente a su lado en el funeral y que había visitado la casa un par de veces en el último mes, cada vez que él cruzaba la puerta Kion me tomaba de los hombros y me llevaba a mi habitación donde veíamos películas, ella siempre dormía conmigo cuando él estaba ahí, pero nunca me decía el motivo. Eran las pocas veces que pasábamos tiempo juntos como antes de todo lo ocurrido no con papá sino conmigo.