Capítulo 3. Salvarte

32 5 50
                                    

Definitivamente la primera navidad después de la muerte de papá había sido dura, no solo por el hecho de no tenerlo en casa como cada año haciendo bromas y cocinando animadamente una cena que disfrutaríamos juntos, sino porque ese día todo lo que podía salir mal lo hizo y de la peor manera.

Al igual que con muchas cosas en mi vida puedo decir que los recuerdos de esa noche son un tanto confusos, seguramente mi psicóloga diría que eso se debe a que es un mecanismo de defensa de parte de mi mente para no afrontar situaciones dolorosas como lo que pasó esa noche, lo más seguro es que sea eso pero en cierta forma, no tengo motivos reales para querer tener con claridad lo que pasó ese día, tampoco de todo lo que viví en ese año tan doloroso.

Básicamente esa noche después de lo que hizo mi madre al vestirme de esa manera mis hermanos se molestaron demasiado, Kion en particular decidió que estaba cansada de lidiar con eso por lo que sin mediar palabras fue a gritarle a mamá con todas sus fuerzas sobre todo el daño que nos hacía, aún no tengo claro en qué terminó esa discusión pues Jake me dejó en las escaleras, solo sé que mi hermana salió corriendo de la casa y escapó, esa fue la última vez que supimos de ella.

Mamá lloró de nuevo frente a las cámaras, extrañamente puedo decir que sus lágrimas por Kion fueron más sinceras que las que derramó en su momento por papá. Lo que sí hizo y demasiado fue dejarme claro que el hecho de que mi hermana se fuera era mi culpa, no se cansaba de repetirme que si no fuera por mi exagerada reacción ante la petición de ella de usar un vestido, mi hermana no hubiera explotado y no la hubiera avergonzado frente a la familia de su nuevo esposo, que simplemente ella no se hubiera ido y por lo tanto no hubiera desaparecido.

Jake no lloraba, al menos no frente a mi pero si que estaba enojado, recuerdo que discutió demasiado con mamá cuando regresó de perseguir a Kion, le dijo que era injusto la manera en que nos trataba y que nos exigiera integrar a nuestras vidas a su esposo, la culpó de que Kion escapara así de la fiesta y más tarde cuando mi hermana no regreso le aseguró que la encontraría y que estaría aún más al pendiente de mi; yo no quería ser una carga para mi hermano, no quería que tuviera que encargarse de cuidarme cuando Kion estaba desaparecida.

Por mi parte lo que si tengo claro aunque no por completo es que esa noche después de que todos se fueran por lo ocurrido me encerré en mi habitación, Jake estaba afuera buscando a mi hermana debido a que no había regresado, mamá no paraba de llamarla completamente desesperada tras haberme gritado y Marcus bastante nervioso intentaba consolarla; yo en cambio en medio de la oscuridad de mi habitación intentaba desesperadamente calmarme para no causar más problemas, fue entonces cuando vi en mi escritorio ese cuter amarillo que solía usar siempre que dibujaba para sacarle punta a mis lápices, estaba ahí y yo estaba agotado, entonces esa aunque sabía que no era la solución más sana para mi lo fue en ese momento de desesperación.

Uno, dos, tres cortes fueron suficientes, de alguna manera el ardor y dolor de estos permitió que mi mente completamente sofocada de las situaciones de ese día se distrajera.

Cuando termine de limpiar las pequeñas gotas de sangre del suelo y de curar mis recientes aunque no profundas heridas me quedé sentado en la cama pensando que no podía hacer eso de nuevo, seguramente mi papá me hubiera dicho que era malo que me dañara de esa manera.

Pero papá no estaba ahí y yo necesitaba una manera de lidiar con la soledad que me invadía, así que sin darme cuenta eso se volvió una salida fácil para mi.

Los siguientes meses no mejoraron en nada el ambiente en la casa, si antes mamá me trataba como si fuera un intruso en su vida, ahora apenas y me dirigía la palabra, inesperadamente me comencé a sentir aún más solo de lo que ya lo estaba, pronto los meses en que Kion me acompañaba a todos lados y me llevaba con ella a su universidad para pasar el rato con sus amigos se fueron quedando atrás, simplemente eran recuerdos agradables en medio de un mar de oscuridad.

Katrin: La magia de ser yo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora