Capitulo 7
Belén pasó el resto del día en una nube de pensamientos. Las palabras de Paty resonaban en su mente, mezclándose con recuerdos de los buenos tiempos que habían compartido. Se dio cuenta de que, a pesar del dolor y la confusión, aún había amor entre ellas. Esa noche, se acostó con una decisión firme: tenía que hablar con Paty y aclarar sus sentimientos.
A la mañana siguiente, Belén se levantó temprano y decidió que iría a buscar a Paty después de su turno en el restaurante. Mientras tanto, Paty también estaba ocupada, pero por una razón diferente. Sabía que tenía que hacer algo especial para mostrarle a Belén cuánto significaba para ella y cuánto lamentaba su error.
Paty pasó el día haciendo planes, comprando flores y preparando una sorpresa. Quería que todo fuera perfecto. Con la ayuda de algunos amigos, decoró un pequeño parque cerca del restaurante con luces, pétalos de rosa y una manta de picnic.
Esa tarde, Belén terminó de organizar el restaurante y se dirigió a la casa de Paty, pero al llegar, encontró una nota en la puerta que decía: "Belén, ven al parque. Te tengo una sorpresa. Con amor, Paty". Intrigada y con el corazón acelerado, Belén se dirigió al parque.
Cuando llegó, se quedó sin aliento al ver la hermosa decoración. Paty estaba allí, esperándola con una sonrisa nerviosa y un ramo de flores en la mano.
—Paty, esto es... increíble —dijo Belén, sintiendo que su corazón se aceleraba aún más.
Paty dio un paso adelante, sus ojos llenos de emoción.
—Belén, lo siento tanto por todo el dolor que te causé. Me di cuenta de que no puedo seguir sin ti. Te quiero más de lo que las palabras pueden expresar —dijo, extendiendo las flores hacia ella—. ¿Me darías otra oportunidad? ¿Quieres ser mi novia otra vez?
Belén sintió una oleada de emociones. Miró a Paty, viendo la sinceridad y el amor en sus ojos. Sabía que esta era su oportunidad para empezar de nuevo, para dejar atrás el dolor y seguir adelante juntas.
—Sí, Paty —dijo, sonriendo mientras las lágrimas de felicidad corrían por sus mejillas—. Quiero ser tu novia otra vez.
Paty dejó escapar un suspiro de alivio y felicidad, abrazando a Belén con fuerza. Las dos se quedaron así, envueltas en el amor y la promesa de un nuevo comienzo, bajo las luces del parque y el cielo estrellado.
Esa noche, Paty invitó a Belén a su casa. La luna llena iluminaba el camino mientras caminaban de la mano, sintiendo la cálida brisa nocturna. Llegaron a la puerta y, con una sonrisa cómplice, Paty la abrió y ambas entraron.Dentro, la casa estaba decorada con velas y luces suaves que creaban un ambiente íntimo y acogedor. Paty había preparado todo con esmero, queriendo que esta noche fuera inolvidable. Se dirigieron a la sala, donde una botella de vino esperaba en la mesa junto a dos copas.
Paty tomó la mano de Belén y la miró a los ojos, susurrando suavemente: "Te he extrañado tanto... No quiero perderte nunca más". Belén, conmovida, le respondió: "Yo también, Paty. Siempre serás la dueña de mi corazón".
Se sentaron juntas en el sofá, muy cerca una de la otra. El ambiente se llenó de una mezcla de risas suaves y susurros cariñosos mientras compartían el vino. Con cada sorbo, la tensión entre ellas se disolvía, reemplazada por una conexión profunda e inquebrantable.
Después de un rato, Paty acarició suavemente la mejilla de Belén y se inclinó para besarla. El beso fue lento y lleno de pasión, un reencuentro de almas que habían estado separadas demasiado tiempo. Se fundieron en un abrazo cálido, dejando que el momento hablara por sí mismo.
Belén deslizó sus dedos por el cabello de Paty, disfrutando de cada caricia y beso que compartían. La química entre ellas era palpable, cada roce y susurro aumentaba la intensidad de sus emociones. La noche avanzaba, y su conexión se hacía más fuerte.
Decidieron subir al dormitorio, donde la magia continuó. La habitación estaba bañada por la luz de la luna, creando un escenario perfecto para su reencuentro. Paty y Belén se abrazaron, disfrutando de la cercanía y el calor del otro.
Se entregaron completamente al momento, dejando que sus cuerpos hablaran el lenguaje del amor. La noche fue testigo de su pasión y ternura, un recordatorio de que su amor era más fuerte que cualquier obstáculo.
Finalmente, se quedaron dormidas en brazos la una de la otra, con una sensación de paz y felicidad que solo el verdadero amor puede proporcionar. Sabían que, a partir de ese momento, su relación sería más sólida y hermosa que nunca.