𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏𝟎.

539 47 15
                                    

Si Rai no hubiera estado fumando contra su auto, Alondra no habría reconocido el vehículo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Si Rai no hubiera estado fumando contra su auto, Alondra no habría reconocido el vehículo.

Solo había estado dentro de el una vez, y cuando lo hizo era de noche, así que no pudo detallar con exactitud el exterior.

Ahora que los rayos de sol del atardecer lo iluminaban la tatuadora podía darse cuenta de que era de los costosos, pero a la pintora parecía importarle poco, pues había manchones, abolladuras y tierra estropeándolo.

- Solo por si te interesa, Alo, creo que te ves hermosa hoy.

Sonrió con nerviosismo ante el cumplido. Rai, complacida por su reacción, abrió la puerta del copiloto y le dio la mano para ayudarla a pasar.

Su cigarrillo fue a parar al suelo.

El interior del vehículo no estaba mejor que el exterior: había manchas en los asientos, envoltorios en el suelo y trastos en la parte trasera.

Era un completo asco.

- Espero que te guste mi chiquero... — Murmuró la pintora al entrar al auto. No se veía avergonzada, sino orgullosa.

- No importa lo que piense. Seguirás teniéndolo así.

- En eso tienes mucha razón. — Aceptó con una risa nerviosa.

Rai se coloca el cinturón. Alondra también lo hizo. El auto se encendió, pero no se puso en marcha.

- ...¿Cómo estás, Rai? — La pregunta escapó de sus labios de la nada.

Ella, como los viejos tiempos, simplemente prefirió ignorar.

- ¿Leíste a Howe?

- Rai... — Insistió con frustración. Le quería, y por esa razón necesitaba respuestas.

- Sé que no has tenido mucho tiempo, pero es una lectura ligera y...

- ¡Rai!

Aún así, aunque la miró y con seguridad notó la preocupación en sus ojos, continuó evadiendo aquella pregunta.

- ¿Leíste a Howe, Alo?

Terminó cediendo con un suspiro. Sabía que no podía presionarla.

- Lo siento. No tuve tiempo...

Lo cierto era que lo sucedido con Brisa y Angie, el trabajo y los pensamientos que tenía sobre Rai siendo poseída por un hombre asqueroso, tú eres su culpa, no le habían dado el tiempo que necesitaba parasi quiera abrirlo.

Había estado muy ocupada sufriendo por la gente que la rodeaba como para intentar entender a un loco.

- Prometo que lo leeré cuando pueda, Rai. Yo... realmente lo siento.

- En realidad sólo te lo di para que leyeras un pasaje del libro que marqué con rotulador... es una tristeza que ni siquiera notarás eso.

Pero, aunque lo hubiera notado, sabía que no habría podido concentrarse en leerlo. Muchas cosas habían pasado esos días como para detenerse a pensar en un sin sentido.

La tatuadora de libélulas // RailoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora