Alondra Michelle jamás llegaba tarde al trabajo.Siempre podía encontrársela entrando a tiempo en el estudio con un suéter de cuello alto, pantalones flojos que marcaban su figura, tenis viejos y una coleta que dejaba al descubierto su largo cuello. No le gustaba llamar la atención, eso estaba claro, y tenía buenas razones para ello.
— ¡Buenos días Alondra! — La saludó una mujer alta y peliazul cuando la vio llegar.
Era la recepcionista del estudio, quien tenía un hermoso sol tatuado en la base del cuello y un ángel con rostro de mujer cubriendo todo su brazo, ambas obras de Alondra. Además, su ceja derecha y ambas orejas estaban perforadas.
- Buen día, Angie. — Respondió con una sonrisa al encontrarse con sus ojos tranquilos y afectuosos. — Brisa estaba llamándote. Quiere saber si quieres cenar con ella esta noche, y continuar con sus prácticas de dibujo. Ha mejorado bastante.
Brisa era una de los muchos hermanos adoptivos que Alondra tenía, la novia de Angie y el rostro del ángel tatuado en su brazo.
- Por supuesto. — Asintió con una sonrisa. — Jamás me perdería la oportunidad de pasar tiempo con ella.
Luego de esa corta conversación la chica fue a su área de trabajo, deteniéndose antes para saludar a Ibai, jefe y dueño del locas, y a sus demás compañeros.
De haberte acercado al área de Alondra Michelle no habrías encontrado nada fuera de lo común para una tatuadora. La pared estaba repleta de grafitis de colores diversos, frases de los libros que le resultaban llamativos, y pequeñas personas caricaturizadas (entre ellos sus artistas favoritos y familiares) que jugaban entre las letras. En la otra pared, casi con demasiado orden, se hallaban diversos afiches de bandas, entre dibujos de sus hermanos menores.
Nada fuera de lo común.
Durante las tres primeras horas del local estuvo tranquilo y Alondra solo hizo un par de pequeños tatuajes con grandes significados. Como siempre, se sintió orgullosa de ellos.
...Y entonces ella llegó, lista para cambiar su vida, aunque en un primer momento ninguna de las dos lo notó.
La campanilla de la puerta principal alertó a todos de que alguien había entrado, pero solo Alondra volteó a mirar.
Ella llevaba pantalones flojos, botas altas, una chaqueta de cuero abrochada hasta el cuello y un beanie, todo de color negro. Sus ojos estaban cubiertos por gafas de sol, sus labios eran decorados por un intimidante color oscuro y sus perfectas fracciones sobre una tersa piel ligeramente morena no demostraban más que seriedad, y tal vez lo que le llamaba más su atención era su cabello: de un tono rojizo. Todo rizado.
Alondra sonrió mientras rodaba los ojos.
Seguramente ella sería una na de esas extravagantes clientas que pedían enorme calaveras en sus espaldas, o feroces y malignas serpientes enroscándose por su pierna y ascendiendo hasta devorar uno de sus pechos.
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La tatuadora de libélulas // Railo
Fanfic'Alondra Michelle marcaba la piel de las personas. Rai marcó su corazón. ---•---•---•---• ! La historia original le pertenece a @AllysonDeVil. Adaptación sin fines de lucro, todos los créditos son para el autor.