ERES MÍA PEQUEÑA

CAPITULO 8

NARRADOR  OMNISCIENTE

El sol de un nuevo día ingresaba  a la habitación, arrancando abruptamente toda esperanza de un gran sueño reparador.

Suspiro frustrada, y dirigió su mirada al techo.

Sería un largo día..........
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- ¡Mamá, donde esta mi falda rosa!!!!!??.

Ahogo una maldición.

-Felicity, deja de gritar - ordenó.

-Obligame - la miro de arriba , abajo retadoramente.
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-Cariño debes cuidarte - rodó los ojos, era la quinta vez que su madre repetía lo mismo.

-Mamá, porfabor - rogó.

Su mañana, paso entre gritos de Felicity y las llamadas de atención de su madre, su padre simplemente se dedico a calmarla   cuando la encontraba decida a saltar sobre su hermana.

-Llegamos Cariño - trato de acomodar  un poco su cabello, y salió del auto.

-Mira, sino te hace feliz quedarte con Eloise solo debes.......

-Mamá - la interrupio - Tengo 18 años por si lo olvidas,- Suspiro,- estaré bien.

Su madre siempre tratando de protegerla. Desde su infancia Penelope experimento la crueldad del mundo. A sus cortos 8 años ya dirigía una mirada atravez del espejo ,tratando de desaparecer en su imaginación su regordeta figura, qué era la causante de todas las humillaciones recibidas en su colegio, con el tiempo todo esto fue empeorando a tal punto que la pequeña no lo soporto más y tubo múltiples ataques de pánico, ansiedad. Al crecer se encerró en si misma negándose a entablar alguna relación con alguien que no fuera su familia, por esa misma razón fue sorpresivo para la mamá Featherington qué su hija apareciera con  Eloise  Bridgerton cuando comenzó la Universidad presentándola como su amiga, estaba feliz, su hija comenzaba a vivir.

-Lose - aserco su mano para acariciar la mejillas sonrojadas de su niña.

-¡Mamá, nos queda poco tiempo! - Felicity salió apresurada del auto, seguida de su padre que a comparación de ella tenía un aspecto más tranquilo.

Toda su familia se despidió de ella con un gran abrazo y las promesas de entregarle  grandes regalos a su regreso.

Sonrió

Tomo sus dos maletas,  posteriormente ingreso al qué por unos días sería su hogar.

Suspiro...

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Salió de su habitación, dirigiéndose por el pasillo hacia el   comedor, tenía un gran apetito mañanero.

-¡Colin! - exclamó su hermana  - Qué guapo estas.

Colin  sonrió negando, abrazo a Eloise por un instante a continuación termino dándole  una suave palmada en la frente.

-El pequeño desastre, ¿ya llego?.

-No es un desastre - reprendió.

El solo pudo rodar los ojos, si era un desastre.

- Y si, ya llego, deberías apurarte se te hace tarde.

Colin asintió enderezando su espalda para bajar los escalones. En la sala no había nadie, por lo que se dirigió al comedor.

Sonrió....

Efectivamente la pequeña pelirroja se encontraba sentada en el comedor, quedando   de espaldas hacia el. Desayunado tal vez....