Capítulo 8: No es tan complicado

1 0 0
                                    

-¿Entienden lo que va a hacer?

Todos asintieron; sin embargo, noté la duda en sus ojos.

-Esta bien, yo les daré el ejemplo.

Sentí como Cam se alejaba físicamente de mi, lo había aprendido hace un par de décadas, cuando había besado por primera vez, le incomodó un poco, me explicó que se sentía como chupar una babosa, para mí fue diferente y lo había disfrutado.

Me levanté dejando una parte de mi atrás y me acerqué a un joven como de mi edad, con paso suave, pero firme. Veía la lujuria en sus ojos y eso me haría las cosas más sencillas.

-¿Puedo sentarme?

Estaba perplejo, aún así, me concedió el asiento.

Esto fué lo que los demás vieron.

Varios pesatleos y movimientos de coqueteo, un cruce de piernas, sonrisas suaves, un acercamiento lento y finalmente un beso.

Esto fué lo que pasó.

-Estaba con unos amigos, pero creo que los perdí.

Dije, sonriendo tímidamente y bajando la mirada.

-Esta bien, me agrada un poco de compañía.

No voy a mentir, el sujeto se veía bueno, pero había algo en él que no me terminaba de convencer.
Ya quería regresar a mi mesa así que usé un poco de magia.

Lo miré directamente a los ojos y atrapé su mirada, lo que fueron cinco segundos él los sintió como cien, crucé las piernas en mi lugar apartando la mirada.

-Y dime, ¿Estarás sola mucho tiempo?

Intentó pronunciar con un tono de seducción, a la vez que se acercaba lentamente a mí, si mi madre lo hubiese visto se habría muerto de la risa, pero solo necesitaba un ejemplo y la calidad del ejemplar no era a muy necesaria.

-El suficiente para hacer esto...

Dejé las palabras en el aire, y me lanzé a él con delicadeza. Sentí sus labios en los míos y decidí disfrutar el momento, hacía rato que no encontraba a alguien que supiera besar.

Cuando el beso finalizó sonreí y me levanté del asiento rápidamente, dejando a un atontado desconocido lo suficientemente distraído para que no me siguiera.

Regresé a mi mesa, dónde todos me esperaban sorprendidos, de verdad que no esperaban eso.

-Bien, es su turno.

Sentí la incomodidad al rededor y presioné un poco.

-Si quieren dejar de ser unos marginados y que en el instituto los traten como los amos del lugar van a hacer lo que les pida, si no están completamente convencidos o quiere salir de esto me dicen, mes recibo las bolsas y no me dirigen la palabra en sus vidas. Ahora, quién va a ir por un estúpido beso.

Todos se miraron, dudándolo.

-¿Y bien?

El primero en levantarse fué Victor, se irguió y miró al rededor.

-A tu dercha- interviene -, blusa fucsia, cabello engajado y converse, acércatele lentamente, haz una pregunta sencilla, como la hira o algo por el estilo, alaga sus zapatos y le robas un beso, no es tan difícil.

-Para tí es fácil decirlo, eres mujer y hermosa.

-Pues gracias, pero si vas allá y haces lo que te digo, vas a conseguirlo, tienes menos de quince segundos para decidirte, sino perderás tu oportunidad.

Lo ví vacilar tres segundos y luego caminar con paso firme hacia la chicha que le había indicado. Sé que está mal manipular a las personas, pero es mi naturaleza, no puedo evitarlo.

ESTÚPIDO CUPIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora