Celos

601 68 26
                                    

Nop, no, ni un millón de años, se niega, por completo, no autoriza, no permite.

Porque no lo estaba, no importa la opinión de Edmund, no, no lo hace, porque él sabe bien que no es así. No es un niño que pudiera sentir tan tonta emoción, hace mucho paso su etapa de pelearse por ese tipo de cosas, ahora era casi un adulto.

Pero no le costaría nada a Karkaroff...abrirse a la chingada.

Un poco, solo un poquito, unos centímetros, unos metros, no objetaría nada si se vuelven kilómetros, es más, si se cambia de continente estaría perfecto, nada complicado.

El Torneo de los Tres magos sería ese año escolar, y aunque normalmente eso le traía sin absoluto cuidado, no esperó que el evento se tornara en su contra de ese modo. Cuando el viejo director interrumpió su sesión "Molestar a Verus y comer las aceitunas que le quita a su plato" durante la cena para dar su aviso, se permitió perderse un poco dentro del espíritu competitivo, todo Hogwarts vibraba de emoción ante la idea de ser cede de los juegos, del peligro de los juegos y todas esas cosas. Siendo un hombre de deportes, también encontró cierto gusto en la idea de participar, pero no estaba tan encantado con la idea, Verus a su lado tampoco amaba la idea de tener que lidiar con más gente de la justa y necesaria.

Entonces entraron las dos escuelas. Las francesas siempre eran lindas, entrando con un paso sincronizado que cualquiera podría haberlas confundido con siamesas, sus suaves y bellos movimientos, sus suspiros gráciles y las mágicas flores que sueltan de sus dedos como si fueran besos. Se burla en su mente de los suspiros enamorados que alcanza a escuchar. Y después entra Drumstrang, encontró admiración hacia sus piruetas, hacia su presencia tan varonil en general, con sus pesadas capaz y uniformes de corte alto. Sonríe ante eso y mira a Verus, listo para soltar algún veneno sobre su director cuando notó algo peculiar en Verus: no estaba dando un ceño fruncido ni tampoco ignorando la situación, al contrario, su atención estaba en los chicos que saltan por el pasillo, sus ojos abiertos y siguiendo cada movimiento mientras juega con un mechón de cabello entre dos de sus dedos.

Hay que dejar una cosa clara, y es que Klaus siempre supo que él no tenía preferencia, le gustaban tanto hombres como mujeres, podría acostarse con cualquiera de los dos y disfrutar la experiencia. Sin problemas ahí, pero ahora habia uno nuevo, y es que Verus estaba viendo a esos húngaros como veía al equipo de Quiddicht entrenar sin camisa.

Y eso no le gusto absolutamente nada. Se veía tan asombrado por simples saltos hacia atrás, como si fuera difícil, de repente las capas no le gustaban y esos uniformes aun menos. Resoplo molesto y se resigno a ver a los húngaros, eso al menos hasta que uno de ellos salto y con ojos puestos en Verus, le sonrió y dedico un guiño antes de usar la antorcha frente suya para soltar una bocanada de fuego, el cual se combino con el de su compañero y las llamas se doblaron en la forma de un dragón, el rugido de las flamas saco gritos y aplausos de todos. E incluso Verus a su lado abrió la boca, sorprendido.

Edmund estaba disfrutando el show hasta que Evan llamo su atención al jalar su manga, confundido se volteó, pregunta en cara, pero a como toda respuesta, Evan señala con los ojos hacia delante, y al seguir su mirada, tiene que morder su lengua para no reírse.

Y es que Severus esta tan concentrado en ver al chico de Drumstrang que no nota la mirada asesina de Klaus sobre los dos ni el tenedor en su mano, el cual lentamente va perdiendo su forma por el duro agarre al que es sometido. Evan y Edmund intercambias miradas y resoplan, esta semana el torneo no será lo único divertido.

Ay, cuanta razón tenían.




One shots SnulciberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora