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{ Sorpresa }

Narrador omnisciente.

En el Desierto, hace un año.

Aris y Frypan volvieron con las manos llenas de palos y cosas que habían visto para usar en la pequeña hoguera que habían encendido.

A pesar de estar en el desierto, por las noches siempre parecía hacer un frío increíble, y dieron gracias a que en el centro comercial abandonado habían cogido chaquetas y pañuelos.

Ambos chicos se sentaron después de echar las cosas al fuego para mantenerlo vivo.

Teresa estaba tumbada a un lado, tapada con su propio pañuelo que parecía extenderse en grandes dimensiones. Miraba al fuego concentrada, pensativa y perdida en este. Minho se había dedicado a tallar un palo de madera que se había encontrado, mirando también al fuego; triste y dolido. Newt estaba al otro lado de Teresa, apoyado sobre su codo y con la chaqueta puesta y abrochada hasta arriba, con el pañuelo rojo apoyado en el suelo. Aris estaba al otro lado de Newt, sentado y flexionando las rodillas. Thomas y Frypan eran de los únicos que estaban cerca del fuego y sentados.

—¿Por qué le ha pasado eso a Winston? —Minho musitó sin mirar a ninguno, su voz dura y dolida—. ¿No se supone que somos inmunes?

—No todos lo somos —Teresa interrumpió, echándole una mirada rápida al rubio que tenía al lado—. Al menos eso parece. —Intentó arreglar cuando todos la miraron confundidos.

Newt miró hacia Thomas, que estaba perdido mirando el fuego, una expresión rota en su rostro.

—Entonces eso nos puede pasar a cualquiera de nosotros. —Minho habló de nuevo, tallando la madera con un cuchillo.

—¿Sabéis? —Frypan habló, lamiéndose los labios y llorando por la pérdida de su amigo—. Nunca pensé que diría esto, pero... echo de menos el Claro.

Thomas lo miró sin decir nada, mordiéndose la mejilla interna para evitar las lágrimas. Al final apretó los labios y se levantó de donde estaba, alejándose de ellos sin decir nada.

Pasaron diez minutos en los que todos se habían quedado en silencio, en los que Thomas había estado sentado encima de un trozo de hormigón enterrado por la mitad.

Newt observó a Thomas. ¿Y si se quedaba ahí toda la noche? ¿Por qué no volvía? ¿No quería hablar con ellos? ¿Y si piensa que todo es su culpa? El rubio miró a los demás, mirando como si se habían olvidado de que Thomas estaba mal y no estaba ahí con ellos.

Se levantó de donde estaba, todos pararon de hablar y lo miraron.

—¿A dónde vas? —Frypan frunció el ceño.

—Thomas...

Teresa fue la que se levantó después, tomándole por sorpresa. Paró abruptamente de caminar, viendo como la chica se acercaba a donde estaba el castaño y se sentaba a su lado.

La expresión de Newt mirando hacia Teresa y Thomas destrozó a los demás.

—Newt, no tienes que... —Minho fue callado cuando Newt carraspeó para disimular un poco, dándose la vuelta y yéndose a otro lado que no fuera ninguno de los dos.

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