Shigaraki Tomura x Male Reader
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La aprobación por parte de su madre lo era todo.
Su amistad con cierto pelinegro era su escape de todo el peso que lo obligaron a cargar en sus pequeños y frágiles hombros.
¿Qué pasará si pierde su único...
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Tenko estaba mirando sus manos manchadas de sangre, sintiendo una mezcla de horror y poder. Algo en su interior había cambiado para siempre.
Los días siguientes fueron un torbellino de emociones y actos violentos. El albino lo guiaba, enseñándole a canalizar su poder, a usarlo sin remordimientos. Tenko se convertía en una sombra de lo que había sido, un reflejo oscuro de su antiguo yo.
Pero en el fondo, una pequeña parte de su corazón aún latía con la esperanza de encontrar un camino diferente. Recordaba a su amigo, a los momentos de inocencia antes de la tragedia. Esa pequeña chispa de humanidad lo mantenía aferrado a una delgada línea entre el bien y el mal.
Una noche, mientras la ciudad dormía, Tenko se encontraba en lo alto de un edificio, mirando las luces parpadeantes en la distancia. Se preguntaba si alguna vez podría redimirse, si había algún camino de regreso. La respuesta, sin embargo, no llegaba.
El albino apareció a su lado, colocándole una mano en el hombro.
—La libertad tiene un precio, Tenko. Y tú lo has pagado con creces. No hay vuelta atrás.
Tenko asintió, pero en su corazón sabía que la batalla más grande aún estaba por librarse. Una batalla no contra la sociedad, sino contra el monstruo en que se había convertido.
«Prometo no irme de aquí, ni abandonarte»
Su corazón recibió una punzada al recordar la promesa que rompió.
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Aquel mismo día en que el niño de cabello celeste se encontró con el hombre, su amigo permanecía bajo la lluvia incesante, esperando en el parque. La banca en la que se sentaba estaba empapada, pero él no se movía, con sus ojos llenos de lágrimas y esperanza.
—Tenko-chan... —murmuró, mientras las lágrimas comenzaban a deslizarse por sus mejillas—. Lo prometiste...
Un estornudo le sacudió el cuerpo, un recordatorio inoportuno de que ya era hora de regresar a casa. Se había expuesto a un castigo por esperar a su amigo, pero a pesar de las horas transcurridas, él no apareció.