63-. Se acerca el Nacimiento.

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Dejó a Sarada dentro de su habitación y cerró por fuera. Mentiría si no admitiera que sentía cierto cariño hacia la pequeña, la conocía desde su nacimiento y le producía tristeza el como habían terminado ella y su madre. Ambas presas y con el alma rota, al igual que las aves cuando les cortas las alas enjaulandolas.

Siempre había tratado de cuidarlas, no tanto por las órdenes de Sasuke, si no porque estaba agradecido con la Señora Sakura quien siempre había sido amable y gentil con el y con todas las personas que trabajaban para ella. En ocasiones se llegó a sentir fatal al mirarle suplicando por su libertad, cuando sabía que Sasuke estaba perdiendo la cabeza y le hacía sufrir.

Pero Sasuke, el señor Sasuke era su dueño y como perro fiel, tenia que obedecer.
Sasuke lo había sacado de las calles, lo ayudó alejandolo de las drogas, lo preparó para ser su guarda espaldas. El lo sacó de la miseria. Por eso su lealtad le pertenecía a él, por más cariño que les hubiese tomado a Su señora y a Sarada.

Suspiró cansado. Sería una larga noche y no estaba tan equivocado.
Avanzó hacía la sala de monitoreo, se recostó en una de las sillas frente a las pantallas pero el gusto le duró tan poco al ver que los sensores de movimiento qué rodeaban la casa comenzaban a activarse, todos a la vez. Extrañado comenzó a mirar las cámaras, acercando las tomas y pudo ver que varios hombres armados se dirigian a ellos.

-¡Mierda!- Fue lo único que pudo decir antes de salir a toda prisa, tenía que advertirle a Sasuke.

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Uno a uno iban cayendo inertes los guardias qué custodiaban la casa, avanzaron sigilosamente hasta estar a unos cuantos metros de la imponente casa cuando escucharon un par de detonaciones.

A Itachi se le heló la sangre, ya nada le importaba en ese momento, desobedecio las órdenes de Kisame y salió corriendo hasta adentrarse al lugar, este por su parte lo siguió cubriéndole las espaldas.

Al ingresar a la casa ordenaron que todos los que se encontraban ahí dentro se pusieran boca abajo en el suelo con las manos en la cabeza.

-¡Gracias al Cielo!- Exclamó una de las mujeres que por la ropa que llevaba puesta debía ser miembro del servicio. Extendió su mano en la cual sostenía una llave. -La niña se encuentra en la segunda planta, la primera puerta a la izquierda. Esta.. esta muy asustada, ayudenla por favor- mencionó.

Itachi no perdió más tiempo, tomo la llave y corrió hasta llegar a la puerta señalada, su corazón se detuvo, podía escuchar los sollozos de su hija.

Con manos temblorosas introdujo la llave en el picaporte de la puerta, giró hacia la derecha y el clic del seguro se escuchó.

Los sollozos pararon por un momento, lentamente fue empujando la puerta y ahí sentada en el suelo abrazando sus rodillas se encontraba su hija.

Sarada levantó la vista confundida, limpio las lágrimas de sus ojos y estos se abrieron a más no poder.

-¿Pa..pá?- Preguntó extrañada, no sabía si era real o estaba soñando así que se pellizco ambas mejillas con las manos.

-Sarada- Corrió hacía ella y la levanto en brazos, la abrazo tan fuerte que temía quebrarla en cualquier momento.

Sarada quién estaba en shock pudo por fin reaccionar y se abrazo a él dejando escapar el llanto. Estuvieron algunos minutos así, Itachi dejó que se desahogara y cuando por fin pudo controlarse, la separó un poco para mirarla detalladamente, se vía más delgada, su cabello estaba largo y tenía unas ojeras pronunciadas, su piel era más pálida de lo normal.

-¿Estás bien? ¿Te han hecho daño?- Preguntó mientras la seguía examinando y ella negó con la cabeza.

-Papá... mi... mamá- intentaba decir entre sollozos

-Tranquila- le limpió las lagrimas de los ojos con suavidad -¿Dónde está tu madre?.

La respuesta que recibió lo dejo helado. ¿Había escuchado bien?

-Sarada, que... ¿Qué fue lo que dijiste?

-Mi mamá está dando a luz a mi hermanito. Esta con el Tío Sasuke y con Kabuto- Hablaba rápidamente

Itachi se sentía mareado. Kisame quien había estado al pie de la puerta observando la conversación le colocó una mano en el hombro. -Tranquilo- Le dijo y este asintió. Trago grueso y habló.

-Hija, ahora todo estará bien ¿De acuerdo? Iré a buscar a tu madre, pero necesito que por favor vayas con los oficiales, ellos te escoltaran y te llevarán con Jiraiya-

-¿Mi abuelo está aquí?- Sonrió con anhelo

-Así es, así que por favor ve con ellos, te prometo que pronto iremos por tu, tu mamá y yo- Sarada abrazo fuertemente a su padre y obedeció sus indicaciones.

Una vez que su hija se marchó perdió toda compostura y comenzó a romper todo lo que estaba a su paso, un grito de impotencia y frustración se hizo presente, estaba más que furioso. Sasuke se había atrevido a dañar a Sakura y eso no se quedaría así. No perdieron más tiempo y siguieron buscando, en cada uno de los rincones de la gran casa. Lo único que pudieron encontrar fue el cuerpo agonizante de Kabuto.

Nuevamente Sasuke se había escabullido por ahí, pero esta vez estaba perdido, no podría salir de esa maldita isla, todo estaba rodeado y no debía estar muy lejos. Por otra parte si lo que Sarada había dicho era cierto, entonces Sakura debía estar convaleciente, dudó que Sasuke fuera tan cruel como para trasladarla a un lugar alejado, si bien la isla era grande, desde el aire pudieron sacar planos de ella y solo había un par de "casas" cerca de la mansión en donde ahora se encontraban. Debían de estar ahí, en alguna de ellas y los iban a encontrar.

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-¿Que pasa con ese maldito avión Juggo?- Cuestionó con cólera.

-Señor Sasuke, me temo que no podremos salir de aquí-

-¿Que demonios quieres decir?- La desesperación en su voz era notable.

-Según mis fuentes, todo el terreno se encuentra bajo resguardo de las autoridades, nadie puede entrar ni salir sin que ellos lo sepan- Hizo una pausa -Señor... por favor, no siga con esto-

-¡Cállate! No me digas que hacer-

Ambos discutían y Sakura solo guardaba silencio e intentaba concentrarse en respirar pausado. Cada vez las contracciones eran más fuertes y Kabuto ya no estaba para ayudarle. Tendría que tener a su bebé ella sola.

InocenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora