X - LA CONQUISTA

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La diosa del amor, temprano en la mañana, empezaba a abrir sus hermosos ojos, por los rayos de sol que golpeaban su perfecto rostro, ella se reía internamente pensando que era cómo un saludo de Helios. Se estiró, soltando un gemido de satisfacción por haber dormido excelente esa noche, bajo sus piernas de la cama, al estar de pie, ya tenía pensado hacer su típica rutina mañanera, cómo de costumbre. Pero llego el recuerdo de que en la noche Ares la visitaría y aunque le costará admitirlo, quería verse atractiva. (Bueno, MÁS atractiva), entro a su baño, se despojo de su ropa, tirandola al piso, abrió la llave del agua en temperatura medianamente caliente, puso un tapón para que se juntara agua, mientras iba decorando su bañera con petalos de Jacintos, que según Perséfone, hacían bien a la piel, una vez la bañera estuvo llena, metió todo su cuerpo, acostandose en ella, estaba emocionada, iba a probar una mascarilla capilar de frutos rojos directos del inframundo, mojo su cabello y la dejo actuar 15 minutos, mientras aseo su cuerpo con su típico jabón de olores frutales, pasado el tiempo de la mascarilla, enjuago e hizo su rutina común, con su shampoo de rosas (Cortesía de su amiga Perséfone) y nuevamente su enjuago. Salio del baño, enrollando una toalla a su cuerpo, mientras aun gotas de agua caían sobre su piel, mirando su silueta en el espejo, aplicó una crema en sus rizos, formandolos uno a uno, (Crema regalada por sus fieles ninfas), una vez formados, uso una corona de plata, acompañada de flores turquesa, del mismo color que sus ojos, aplicó un maquillaje sutil sobre su rostro. En resumen, salió del baño luciendo reluciente. Fue a su gran closet, mirando que usar ese día, finalmente opto por usar un vestido entero, blanco el cual tendría un escote V hasta el ombligo, con un pequeño cinturon dorado en la parte baja. Se puso pulseras de oro, con sandalias blancas de plantilla dorada.
《¿Por qué me estoy arreglando tanto si no llegaré a nada con el?》Se pregunto, una vez lista, mirandose al espejo de su habitación.

Salió de su habitación, dispuesta a desayunar, las ninfas que estaban en su sala y cocina, la miraron asombrodas. Salmancis, una de sus más leales ninfas, que la acomaña desde su anterior palacio, era muy bella, castaña clara con ojos verdes, de cuerpo eslebto. Aquella ninfa con impresión mezclada de admiración hablo;
Salmancis: Oh mi diosa Afrodita, buenos días... usted se ve preciosa, radiente hoy, siempre luce extremadamente bella pero hoy sobrepasó sus limites ¿Acaso una ocasión especial? ¿Esta de buen humor? Usted mi diosa.. por donde pase hoy enamorará a cualquiera, bendito sea Hefesto.

Afrodita sonrió con dulzura mirando a sus ninfas, sus hermosas y leales ninfas, pues era con ellas que hablaba cuando Hefesto estaba trabajando o de viaje.
Afrodita: Mis ninfas, les juro que no es por ocasión especial la respuesta de mi apariencia el día de hoy, es solo que hoy he amanecido de buen humor y decidi sentirme bella, me consenti a mi misma al arreglarme así, agradezco sus halagos e impresiones hacía mi... Bueno, cambiando de tema... Jeje, tengo mucha hambre, ¿Qué hay de comer hoy?

Justo al terminar de decir eso, su estómago retumbo fuertemente por la sala, haciendo reir a las ninfas presentes, algunas rápidamente empezaron a hacer su desayuno, mientras otras salieron a hacer los otros quehaceres. derritieron en una fuente un extravagante chocolate, el cual fue acompañado por dos tazones, uno de fresas y otro de plátano. Afrodita comió muy feliz, amaba esos desayunos tan dulces, se devoró todo, ya había empezado bien el día y eso era bueno, terminó de comer, agradeció la comida y salió a su gran balcón, amaba los días así, donde despertaba bien y comía un buen desayuno, de hechi amaba tanto esos días, que nisiquiera tenía pensado hacer mal de amor en el olimpo. Se recostó rn una silla estilo playa, para tomar un poco el sol que ese dia pegaba muy fuerte, cuándo empezo a sentir un olor muy cercano a los olivos, lo reconoció, Hermes.
Miro hacía tras de si y vio a un joven de pecas, sonriendole gustosamente, ella se levanto para quedar frente a el, saludandolo cordialmente en una mini reverencia.

Hermes: Afrodita, mi bella princesa, he venido a entregar un correo importante, va de dirección para Hefesto, me ha dicho que te lo dejará a ti y que tu se lo guardarás..
- le extendió un pergamino a Afrodita, la cual lo recibió con curiosidad, seguramente debía ser un encargo de trabajo, el pobre de su esposo siempre que terminaba de hacer algo, le encomendaban hacer más cosas; Aunque si era honesta, eso era mejor para ella. El miro su físico de arriba hacía abajo sin disimulo alguno. –
Hermes: Por cierto... ¿Esperas a alguien?

Nuestra historia (Ares x Afrodita) // PAUSADA TEMPORALMENTE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora