Rubia Oxigenada | Danilo Sánchez

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Mañana tengo que ir a la escuela, pero no tengo sueño. Me la paso pensando en la pelea que tuve con el cochi ayer, yo no aguante las lágrimas y me vine para mí casa. Por suerte, mí papá estaba dormido.

Apenas entre a mí cuarto pude ver a mí hermanita, tapada y bien cómoda en mí cama. Yo largué una pequeña sonrisa y me cambié, me puse mí pijama.

Apenas acomodé un poco mí almohada, Aby se despertó.

-Dormite beba, es tarde. Le dije hablando bajito mientras le hacía carita triste. Porque si no, no iba a querer dormir. Iba a querer que le cuente cómo me fue, y como me fue para el orto, mejor era que ella duerma.

Ella asintió con la cabeza y se volvió a acomodar, yo apagué la luz y me acosté.
Me quedé mirando la ventana, pensando en mí mamá. De si estaría orgullosa de mí, o si estaría decepcionada.

Digamos que no soy de hacerme esas preguntas, a menos de que tenga un mal día.

Mientras pensaba y pensaba, mezcle todo los "problemas" y empecé a llorar, en silencio.
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No sé en qué momento me dormí, pero ya era hora de levantarme para ir al cole.

Levanté a mí hermana y le dije que se vaya a cambiar, para yo también hacerlo.

Después de un rato, me fui de la pieza para prepararme el desayuno. Pero oh sorpresa mí papá lo había hecho.

-¿Y esto? Le pregunté intrigada mientras miraba que había mate y un te. Recordó que no me gusta el mate, raro..

-"Y esto" ¿Qué? ¿No les puedo hacer el desayuno a mis hermosas hijas?

-No flashees, no dije que no.

-Hablame bien Lara que estoy de buenas hoy.

-Bueno, me voy. Chau, te amo gorda. Me despedí de mí hermana y estaba por irme pero mí papá me habló.

-¿No vas a tomar el té por lo menos? ¿Para qué me haces hacerlo?

-Igual no te pedí que lo hagas, pero gracias.

Y estaba decidida a salir, pero me dio pena y agarre un vaso térmico y puse el té ahí.

-Bueno, cuídate. Me dijo el con un beso en la cabeza.

-Me vuelvo camiando.

-Ni un chau se te cruza a vos! Me gritó mientras cerraba la puerta.

No le di importancia y seguí caminando hacia la Escuela. La verdad no tenía ganas de esperar a los chicos.

Cómo faltaba bastante para entrar fui caminando lento mientras tomaba sorbitos de el té que hizo mí papá.

-Fa. Está horrible esto, por Dios. Ni un té sabe hacer.

Dije en voz alta, aun que igual lo tomé.
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Ya había llegado al colegio, no había casi en la galería pero entre a mí salón igual. Y estaban las pesadas de Candela y Valentina.

-Mira quien llegó. Dijo Candela mientras se reía y me señalaba.

-Jaja, si. ¿Y vos qué onda? ¿Qué tenés que te la pasas hablando de mí?

-Boee, ya quisieras.

-Prefiero andar en boca de piojosas que en las de unas villeras sin futuro.

Después de decir eso me fui a la entrada a esperar a mis mejores amigos, y a mí prima.

Después de un rato, llegaron Danilo y Carlos.

-Hablando de la Reina de Roma. Dijo Danilo mientras me miraba con una sonrisa.