Capítulo 2

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5:00am

Las malditas 5:00 am, y el imbécil de Dylan me envió un mensaje.

¿Este chico no duerme o qué?

D : ¿Me puedes decir quién es Madus ?

Ahora sí ,se le había ido la cabeza.
Escribirme a estas horas para preguntarme algo así .

Me seguía replanteando el porqué le había dado mi número.
Aunque mejor era eso a que se pusiera a vociferar mi identidad.

A:  A ver idiota, en primer lugar, ¿no tienes reloj o que? , aún es de madrugada . Lo otro , ¿me puedes decir quién es ese tal Madus?

Su respuesta no tardó en llegar.

Sentí la vibración del teléfono bajo la almohada, tenía la esperanza de que recapacitara y volviera a dormir, pero aquí nuestro amigo tenía ganas de charlar.

<En que líos te metes Amie>

esto te pasa por torpe.

<Gracias conciencia, tu grandísimo apoyo me da muchísimos ánimos>

De nada

D: A ver , el libro creo que se llama "perfumería del rey" o algo como eso.

Yo es que mato al idiota.

¿Cómo se atreve a confundir el nombre de mi querido rey humilde?

ojalá pudiera exponerlo , sería algo así como: " Agarren a este tipo,no aprecia a nuestro querido Magnus"
Y así dejaría  que unas sicarias especializadas en tortura acabaran con él .

Pero no , aquí seguía pensando si contestar o no .

D : Sigues ahí

Por desgracia.

A: A ver, antes que nada se llama Magnus , Magnus Lacrontte, y es una trilogía, " El perfume del rey ", " Las cadenas del rey " y " El corazón del rey"*

D: dijiste tres :(

El muy tonto ni siquiera se sabía los nombres, dudo mucho que lograra leerse los tres libros.

A: pues si,  tres libros, y te va tocar nacer de nuevo para compararte con nuestro rey predilecto

D: eso ya lo veremos Dinoamiga.
Gracias por los datos ,nos vemos en la uni.

Y así de sencillo se desconectó, desapareció, voló.
Luego de arruinar mi sueño y recordarme un pasado que me forzaba a olvidar .

Cuando éramos pequeños, jugábamos a que descubríamos dinosaurios. Siempre nombrábamos especies distintas, el que más nombres se lograra aprender ganaba.

Un día, cuando ya no teníamos más nombres que decir , me senté fijamente mirando el suelo, estaba triste porque no me sabía ningún otro nombre.

—No te preocupes, a partir de ahora tu eres mi Dinoamiga y yo tu Dinoamigo.—sostuvo su pequeño pulgar sobre el mío y lo selló en una pinky promesa, como nos gustaba llamarlo —por toda la Dinovida.

Recordaba cada cosa, cada lágrima que derramé aquella tarde, "son cosas de niños" decían mis padres, pero desde ese día sentí como algo se rompió dentro de mi .
El seguiría su camino, yo seguiría el mío, pero quizás, por un momento olvidé que el mundo es redondo , y aquí estamos frente a frente otra vez .


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