Todo lo que quiero ✓

Capítulo 5

Dylan :

La cita con Alice fue un desastre.

Luego de decirme que se iría por un mes salió prácticamente corriendo.
Sus padres la estaban esperando porque se iría hoy mismo , no sabía que había pasado pero parecía algo grave.

Cuando llegué a casa recogí todo lo de mañana, tenía un partido muy importante y no se me podía olvidar nada .

Tomé una ducha y me senté a comer junto a mi madre, había salido de la guardia y se veía exhausta.
Me ofrecí a lavar los trastes para que ella descansara y luego de eso subí a mi habitación.
Agarré el libro que me había dejado Amie y lo terminé por fin .

Me había encantado, es la realidad.

¿Amie lo sabría?, eso nunca.

Si se lo decía conllevaría a aceptar que Jack Ross era el mejor.

Lo es

Cállate conciencia, déjame seguir creyendo que puedo igualarlo .

Tomé mi teléfono y le envié un mensaje a Amie .
Su amor y cariño me recibió de inmediato ( nótese el sarcasmo).

Le mandé la canción que había elegido para hoy.
Siendo sincero la había escogido en la  mañana porque me encanta esa banda ,y esa canción en especial sabía que le encantaría.

Como no me volvió a contestar asumí que estaba escuchandola  así que bloquee el teléfono y me acosté boca arriba mirando las estrellas fluorescentes de mi techo.

Me quedé dormido al instante. Volví a despertar cuando mi madre me llamó temprano para que bajara a desayunar.

—Cariño hoy vuelvo a trabajar, hubo un problema de turnos y me necesitan en cirugía.

Me entristecía lo mucho que trabajaba mi madre . Se esforzaba día tras día por darme lo mejor .
Mi padre nos había abandonado cuando solo tenía tres años, y solo éramos ella y yo .
Yo la cuidaba y ella me cuidaba a mí, éramos nosotros contra el mundo.

— Vale mamá, nos vemos mañana temprano, te amo .

Me dio un beso en la frente y salió de la casa.

Cuando terminé de vestirme salí directo a tomar el autobús.
La universidad quedaba a 30 minutos de casa. Hacía varias paradas antes de llegar, y la siguiente era donde montaba Amie.

Venía subiendo con su cara más alegre ( vuélvase a notar el sarcasmo), creo que esta chica es torturada a media noche y por eso nunca despierta de buen humor.
Me miró de reojo y se sentó en uno de los primeros asientos. Me aguanté las ganas de llamarla porque ayer me hizo un desplante, y yo vergüenza no pasaría dos veces.

Cuando llegamos a la universidad me reuní con los chicos, hoy era un partido importante contra la universidad vecina , y debíamos ganar.

Llegué a los vestuarios y todos l estaban esperando.
Aaron me puso la mano en los hombros sonriendo

—Hoy es el día amigo .

—¡A GANAR!

Dejé mi garganta en aquel grito , todos comenzaron a aplaudir y hacer silbidos.

Salimos a la cancha y saludamos a los rivales.
Miré un momento hacia las gradas,mi amiga simpática ni siquiera estaba allí .

No sabía qué esperaba , ella no era de las que veía fútbol, seguramente estaría en algún árbol leyendo o escribiendo sus libros.

El silbato del entrenador resonó como señal para iniciar el juego.
Todo iba bien, los alumnos aplaudiendo y dándonos ánimos , el equipo unido, íbamos ganando.